Hay un furtivo elemento en común o vaso comunicante entre Viviane Morales actual Fiscal de la Nación y su controvertido esposo Carlos Alonso Lucio, Francisco Rojas Birry –ex personero de Bogotá-, Samuel e Iván Moreno y nada menos que su tragicómica raigambre samperista. Como quien dice, “Dios los hace y ellos se juntan”.
La Fiscal Viviane Morales y Carlos A. Lucio: juez y parte contra los paramilitares.
¡Ojo Viviane que otra vez el pastor Lucio te use, nuevamente te volverá a dejar!
En tiempos del 8.000 –proceso por la presencia del dineros de narcotráfico en la campaña Samper Presidente, en el período 2004-2008- fue Carlos Alonso Lucio, desmovilizado del M19, miembro del “Congresito” creado por la Constitución del 91, el estratega de Ernesto Samper evitando la caída inminente de este expresidente, que la Red de Veedurías Red Ver hizo tambalear como a ningún otro en las últimas tres décadas. También en esos tiempos se denunció que Lucio habría recibido como pago por esta gestión la liquidación de Foncolpuertos, donde se produjo uno de los desfalcos más grandes de la historia del país.
Después de tumbar el 8.000 con una tutela de Viviane Morales contra la Corte Suprema de Justicia, Morales y Lucio se casan, estando ya Lucio preso. Poco después se separan, y Lucio se hace yerno del llamado Comandante Bochica, -responsable del secuestro del tío del presidente del Partido Liberal Simón Gaviria- tras casarse formalmente con la hija de un dirigente del Jega –grupo insurgente colombiano, Jorge Eliécer Gaitán-.
Carlos Alonso Lucio fue señalado de haber financiado el referendo contra la extradición y por la legalización de la droga con dineros del Cartel de Cali, y de haber recibido del mismo dinero para su campaña al Congreso –junto con Ingrid Betancourt- como lo afirmó Jorge Salcedo, jefe de seguridad del Cartel de Cali.
Posteriormente, Lucio asesora a los paramilitares en su desmovilización, con Viviane Morales como la constitucionalista de cabecera del mismo grupo ilegal responsable de miles de muertes, cerca de doscientos mil, y cuyos procesos judiciales apenas empiezan.
Ya es conocida la relación posterior de Lucio con una ejecutiva de los Nule, Lorena García, -en cuyo favor habría intercedido ante el fiscal Pavón-. Cuando termina este romance Lucio reanuda su relación con Viviane Morales, teniendo como resultado no solo la elección de esta como Fiscal General sino de su nuevo matrimonio, previo el asesoramiento conjunto de los paramilitares. Detrás de tal doble conquista cuenta su raigambre samperista.
Lo más absurdo es que la jefe de la política criminal del país y de investigación penal, entre más le llega el agua al cuello, se atornilla más a su puesto, en un desafiante “aquí estoy y aquí me quedo” como si no se debiera al país, y que parte de su honra deriva de las relaciones con quien le habla a la almohada a la muy enamorada -hija y exesposa de pastor- Viviane Morales, cuyos pasos parecen revelar que estamos frente a él.
La casa Moreno Rojas: una familia en “acción”
María Eugenia Rojas, a quien en el mundo político se le conoce como “La Capitana” y en los círculos sociales como “la Nena” –hija del general golpista Gustavo Rojas”-, igualmente cercana a Samper, explicaría como a través de sus hijos Samuel e Iván Moreno, Rojas Birry después de hacer los méritos de aproximar a DMG a la campaña de estos a la alcaldía de Bogotá, se logró por parte de los órganos de control en Bogotá montar el cartel del encubrimiento y de la impunidad del cartel de la contratación de la ciudad con la aberrante contradicción de que a este personero de bolsillo no ha habido quien lo toque.
Rojas Birry: personero sin personería moral
El exconstituyente Francisco Rojas Birry, llegó a la Personería de Bogotá gracias a los dineros de las pirámides en una campaña que le habría sido costeada por DMG, en suma cercana a los doscientos millones de pesos, como lo han declarado el propio David Guzmán y uno de sus socios. La pregunta que de inmediato surge es ¿cuánto vale una campaña a la Personería en Bogotá? Más allá de invitaciones y de la actividad de lobby, tal suma insinuaría que la lisonja del Concejo supuso inversiones que claramente superan los doscientos millones. Uno se pregunta por qué esto apenas se empieza a traslucir después de que Rojas Birry terminara su vergonzoso periplo por la Personería frente a la que estuvo en el “tapa tapa” del cartel de la contratación por cuatro años, y quizás la única respuesta es que la afecta al samperismo Vivianne Morales es la Fiscal.
El séptimo samperista en apuros es el propio expresidente Ernesto Samper, pues además de lo anterior acaba de perder recientemente la retoma del Partido Liberal en la derrota de Horacio Serpa.
Unos y otros prosamperistas tienen la ventaja de que como los buenos trapecistas caen de pie, caen tarde, o inclusive ni siquiera caen, pese a las graves acusaciones legales y éticas. Ellos, lejos de caer se empoderan y continúan su cómodo paseo en el viejo cartel de la impunidad.