A los bogotanos nos quieren alterar el calendario electoral. Primero fue el Representante a la Cámara Miguel Gómez con la revocatoria al mandato del Alcalde. Y ahora el propio Alcalde Gustavo Petro se nos viene con una consulta popular para multiplicar el “Día Sin Carro”. Como si estuviéramos desprogramados. Como si no fuera dramáticamente urgente cumplir las metas del Plan de Desarrollo “Bogotá Humana” que promete 70 mil soluciones de vivienda popular. Que anuncia la Jornada Única Escolar, o que ofrece un ambicioso y multimodal programa de movilidad.
Y lo de menos es el impacto financiero de estos ejercicios. La democracia tiene sus costos y las sociedades deben asumirlos si con ello garantizamos la convivencia ciudadana. O superamos una crisis de gobernabilidad. La publicación Mercado de Dinero, en su última edición, calcula que entre la revisión de las casi 300 mil firmas requeridas y la convocatoria a la consulta sobre la permanencia del Alcalde nos gastaríamos $85 mil millones. Y a ello hay que agregarle otros 40 mil millones de pesos que costarían las elecciones del nuevo Alcalde si se revoca el mandato de Petro. Una cifra similar, 40 mil millones de pesos, nos valdría la nueva consulta popular propuesta sobre “el Día Sin Carro”. Ambas iniciativas parecen inconvenientes e innecesarias. Sería prudente darle tiempo al Alcalde para que consolide su equipo de gobierno, mejore su desempeño administrativo y ejecute el Plan de desarrollo. Pero también sería aconsejable que Petro no pierda tiempo y concentración en asuntos que bien puede resolver mediante un acto administrativo. Sospecho que el mandato surgido de la consulta popular convocada por el Alcalde Enrique Peñalosa en su último año de gobierno, y que aprobó el “Día Sin Carro” con más de 700 mil firmas en octubre del 2000, alcanza para probar este ejercicio pedagógico en otros días del año. Y que la legitimidad de esta jornada indica que tiene pocos opositores que obliguen a una nueva consulta. Porque las cifras son contundentes. El pasado 7 de febrero el transporte colectivo incrementó su velocidad en un 9%. El transporte público la incrementó en un 12%. Y el uso de la bicicleta aumentó en un 117%. Todos los indicadores ambientales mejoraron. La concentración de material particulado o PM10, por ejemplo, disminuyó en un 6%. Pero el logro más importante está en el campo de la pedagogía ciudadana: comprobar que mejoramos nuestra movilidad si disminuimos el uso del vehículo particular. Para seguir en esta dirección Petro no necesita una consulta. Tiene más bien imperiosas tareas, como implementar por fin el sistema de bicicletas públicas, ordenado mediante Acuerdo del Concejo de la Ciudad en el pasado periodo constitucional. Y avanzar en la formalización del bicitaxismo. También resolver los problemas de conectividad, déficit de ciclo parqueaderos y articulación de las ciclo rutas con el transporte público. O aplicarse en los 145 kilómetros de ciclo rutas y bici carril que se comprometió a construir en el cuatrienio y en el mantenimiento de los 376 kilómetros construidos en las pasadas administraciones, cuyo actual porcentaje de ejecución es cero. Ello resultaría más barato y más eficaz que la revocatoria y la consulta juntas. @AntonioSanguinoSoluciones más baratas
Lun, 11/02/2013 - 01:03
A los bogotanos nos quieren alterar el calendario electoral. Primero fue el Representante a la Cámara Miguel Gómez con la revocatoria al mandato del Alcal