Tras el anuncio de la Procuraduría de suspender temporalmente el proceso de licitación del Transmilenio por la Séptima, se empiezan a gestar los primeros problemas con la ejecución de una obra que según la última rendición de cuentas del alcalde Peñalosa, debe quedar contratada antes de finalizar el periodo. Obra que además de todo, aún presenta muchos vacíos técnicos que ponen en duda su viabilidad a mediano y largo plazo.
Al respecto, es posible afirmar que adicional a las inconformidades señaladas por este órgano de control, existen otras falencias derivadas de los desacuerdos que hay entre los habitantes de la carrera séptima por los cambios que la construcción del carril puede generar en términos económicos, sociales y culturales. Sin olvidar que, lo que en principio fue un novedoso sistema de BTR para la ciudad, actualmente es un modelo de transporte insuficiente y con serias dificultades en calidad del servicio.
Por ejemplo, según la última Encuesta de Percepción Ciudadana realizada por Bogotá Cómo Vamos en el último semestre del 2018, el 55% de los encuestados considera que el servicio de Transmilenio empeoró, el 36% afirma que sigue igual y el otro 9% que ha mejorado y acerca de las implicaciones del proyecto en mención, el 44% sostiene que la construcción de la troncal por la Séptima será negativa para la ciudad (Bogotá Cómo Vamos, 2018). Lo anterior, evidencia el tajante desacuerdo por parte de la ciudadanía frente al proyecto y la necesidad de sopesar entre un capricho político y la voluntad de los habitantes; la Carrera Séptima, emblemática para la ciudad, necesita un sistema de transporte que le asegure mejores oportunidades, reduzca la incertidumbre que genera el Transmilenio y respete su importancia histórica.
Es un realidad inminente que tenemos que desembotellar el norte de Bogotá, en especial a aquellas personas que viven en San Cristóbal Norte, el Codito o Verbenal por poner algunos ejemplos, y que se demoran más de una hora en cada trayecto del trabajo a su casa, pero dicha solución debe ir en armonía no solo con el paisaje sino también con el espacio público que en este corredor vial es insuficiente para los peatones e incluso en algunos tramos para los ciclistas; debemos empezar a pensar en un Metro subterráneo por la carrera séptima o en un tranvía que ocupe menos espacio. Es más, empecemos a diseñar las siguientes líneas del metro, no solo para cubrir toda la séptima hasta el norte, también para tener cobertura en localidades como Engativá y Suba que merecen un sistema de transporte multimodal que conecte de manera eficiente a sus habitantes con el resto de la ciudad.
Las decisiones de movilidad tienen un impacto mucho más allá de las transformaciones físicas, estas cambian por completo las dinámicas sociales y económicas a su alrededor y la forma en que sus habitantes se relacionan con el territorio.
Transmilenio por la Séptima: otro dolor de cabeza para Bogotá
Jue, 02/05/2019 - 07:03
Tras el anuncio de la Procuraduría de suspender temporalmente el proceso de licitación del Transmilenio por la Séptima, se empiezan a gestar los primeros problemas c