Una de las peores experiencias que puede padecer un país es caer en manos de un populista de izquierda, que además cree que se puede humanizar el comunismo y superar sus fracasos económicos y sociales.
Eso fue lo que ocurrió en Venezuela cuando se entronizó en el poder el teniente Coronel Hugo Chavez Frías quien, con una amalgama de diversas ideologías mal digeridas, pretendió elaborar una nueva que denominó el socialismo del siglo XXI.
En realidad esa ideología no tenía nada de novedosa, pues era una versión edulcorada del castrismo y con el apoyo del presidente Lula Da Silva; de los hermanos Castro y con la cartera llena de dólares de Hugo Chávez, se inició un proceso de diseminación por toda América Latina, encontrando receptividad en muchos países.
Ahora, a casi 20 años del inicio de ese experimento político ya quedan pocos países en la región que practiquen ese credo pero la llama no termina de extinguirse y vemos que, con otros nombres, se intenta revivir ese foco a pesar de lo que ocurre en Venezuela y que es una muestra palpable del estruendoso fracaso de esa doctrina política.
No se puede decir que en la actualidad nuestro continente sea políticamente perfecto y es evidente que queda mucho por hacer para mejorar las condiciones de vida de los sectores sociales más desfavorecidos, sin embargo, poco a poco, se observa como en los diversos regímenes democráticos las movilizaciones sociales van logrando cambios importantes que implican mejoras significativas, pero para ello no se requiere que se cercenen las libertades como es la característica de los gobiernos que se inspiran en el llamado socialismo del siglo XXI.
Nuestras sociedades latinoamericanas requieren de cambios importantes en sus modelos de educación haciéndolos más participativos a todos los niveles sociales, pero sobre todo adecuándose a los requerimientos de la llamada sociedad del conocimiento que es lo determinante en un mundo cada día más globalizado.
Hoy en Venezuela está entablada una lucha sin cuartel entre los que pretenden mantener el fracasado proyecto chavista y los que buscan restablecer una democracia funcional en la que puedan incorporarse todos los cambios necesarios para convertirla en una nación próspera, en la que predomine la justicia social y el emprendimiento como mecanismos indispensables para volver a ser lo que un día se llamó la Tierra de Gracia.
Venezuela en busca de un camino
Sáb, 12/05/2018 - 05:45
Una de las peores experiencias que puede padecer un país es caer en manos de un populista de izquierda, que además cree que se puede humanizar el comunismo y superar sus fracasos económicos y socia