Ya entiendo a Fedegan

Vie, 19/06/2015 - 11:10
Cada quien defiende, habla de acuerdo a los intereses que defienda, por eso no me ha de sorprender si el Congreso de la República decide darle aprobación al Proyecto de Ley 223, con el que se preten
Cada quien defiende, habla de acuerdo a los intereses que defienda, por eso no me ha de sorprender si el Congreso de la República decide darle aprobación al Proyecto de Ley 223, con el que se pretende dar pie a las “Zonas de interés de desarrollo rural económico y social (Zidres)”, no a favor de las familias que buscan poner a producir sus parcelas y fincas con sembrados, así sea en menor escala, sino más bien a favor de los grandes empresarios del agro, la ganadería y la minería. Con esta idea se pretende establecer unas zonas ubicadas en regiones apartadas, para poner en marcha proyectos agrarios de altas inversiones. El problema aquí es que por tratarse de iniciativas que se perfilan para convertirse en economías a gran escala, no va a contar con la infraestructura adecuada que hoy poseen los territorios donde se van a implementar porque son lugares de extrema pobreza. Es justamente por lo anterior que me surge la duda de si lo que se busca al querer producir la tierra que no está explotada, y que no cuenta con las condiciones necesarias para esto, es darles cabida a los grandes empresarios del agro, que si cuentan con los recursos y la infraestructura adecuada, en detrimento de las pequeñas familias agriculturas. Es por lo menos curioso que en el artículo nueve de este proyecto, se le otorga la potestad a quien ejecute el proyecto de “arrendar, utilizar, explotar, adquirir o recibir” hasta que logre completar el número de hectáreas que necesite, y que como bien lo dice el Editorial del diario El Espectador del pasado 17 de junio “choca, si no en la literalidad al menos sí en el espíritu, con la Unidad Agrícola Familiar, pensada para que las personas, justamente, no acumulen tanta tierra”. No será raro entonces que luego de comprobar los beneficios que le otorgaría dicho artículo, resulten haciéndoles a los campesinos poseedores de la tierra donde se pudo gestar el proyecto agrícola, jugosas ofertas de dinero para una posible compra de los terrenos, con lo que se comenzaría a configurar un segundo despojo de tierras, estas vez por la vía legal y económica. Ahora si entiendo entonces, la razón por la que gremios empresariales del agro como Fedegan por ejemplo, se atreven a proponer la conformación de Clúster Agrícolas que agrupen a grandes empresarios con pequeñas unidades agrícolas de carácter familiar, con el argumento de que si Colombia desea modernizar el campo, debe superar la discusión entre latifundios y minifundios, y más bien tratar de unir las economías grandes, medianas y pequeñas en una sola, con el supuesto de que todos ganan. Lamento decirle al doctor José Félix Lafaurie, que con su idea los únicos que ganan son los grandes empresarios del agro, quienes a futuro harán ofertas de compra de tierra a los pequeños campesinos para una vez más apoderarse de sus terrenos. Si la idea es beneficiar a los grandes empresarios del agro, no entiendo entonces para que nos dimos a la tarea de aprobar una Ley de Reparación a Victimas y de Restitución de Tierras, si en lugar de darles las herramientas necesarias para que no vuelvan a abandonar sus parcelas, más bien íbamos a frenar su reasentamiento, para entregársela a economías de gran escala. PD: Toda mi solidaridad y respaldo con el periodista Juan Esteban Mejía, quien enfrenta un caso judicial por revelar las historias de las pacientes del médico Carlos Ramos Corena, quienes se habrían visto afectadas en su salud, luego de haberse puestos en las manos de este galeno. Ojalá que la justicia demuestre que es justa y no injusta.  
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