A los 86 años Armando Villegas pintó el doodle de Independencia de Colombia. La obra muestra la bandera de Colombia decorada con trazos opacos, como una ensoñación de aves de largos picos, una frondosa selva y dos lagartos, uno de los cuales descansa sobre la primera letra de la palabra Google. A la izquierda, el retrato de Simón Bolívar y en la esquina inferior derecha la firma del maestro: “Villegas 2012”.
Villegas nació en 1926 en Ancash, Pomabamba (Perú). Muy joven se trasladó a Lima, donde durante nueve años bellas artes. En 1951 llegó a Colombia con una maleta y un libro de pinturas de Leonardo Da Vinci. Desde entonces se instaló en el país, que luego lo adoptaría y reconocería como uno de los artistas modernos más importantes del siglo XX. La crítica Marta Traba aseguró que Villegas introdujo la contemporaneidad artística a Colombia junto con otros como Alejandro Obregón, Eduardo Ramírez Villamizar y Guillermo Wiedemann.
Su primera exposición en Colombia la hizo en 1954 en la Galería de Arte El Callejón de Bogotá. La misma fue inaugurada por Gabriel García Márquez. El Nobel cuenta en un texto que en una ocasión vio a un fauno –ser mitólogico mitad hombre y mitad cabra– y al contar su historia el único que le creyó fue Villegas: “Nadie me hizo caso, salvo Armando Villegas. Más aún: me contó que en Pomabamba, el pueblecito del Perú donde había nacido, los faunos y las faunas iban con sus crías al mercado los domingos en la mañana, pero en los últimos tiempos se les veía cada vez menos, porque los traficantes alemanes los desollaban vivos para vender sus pieles como si fueran de vicuña a los peleteros de Hamburgo. Desde ese momento me di cuenta de que Armando Villegas y yo no sólo seríamos amigos, sino algo todavía más comprometedor: cómplices”.
Villegas, quien se definía como un exponente del realismo fantástico, realizó arte abstracto y figurativo. Sus guerreros, de trazos coloridos y cascos coronados por animales son un sello distintivo de su genio artístico. Siempre fue un artista prolífico y hasta el fin de su vida permaneció rodeado de sus obras. En el taller de su casa, en el norte de Bogotá, trabajaba en medio de miles de ellas. El espacio era un mosaico donde cada rincón ostentaba su respectivo tesoro.
Entre los premios que recibió se cuentan el Premio del Salón de Artistas de Bogotá en 1955, la Mención de Honor de la Primera Bienal de Quito en 1968 y la Medalla de Honor del Congreso de Perú en 2005, entre otros. En 2013 fue finalista del prestigioso premio Príncipe de Asturias.
En sus últimos años, Armando Villegas se dedicó a realizar obras con objetos reciclados. Hizo más de mil. “Hasta la mierda la convierto en arte”, dijo en una entrevista concedida a la revista Diners.
Villegas fue decano de Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia. Además, gracias a su gestión, se creó el Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta. En 1993, el entonces presidente, César Gaviria, le otorgó la ciudadanía colombiana.
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