El folclor vallenato perdió hoy uno de sus grandes representantes, el músico y compositor guajiro Romualdo Brito López, en un trágico accidente de tránsito en las carreteras del Cesar. El siniestro ocurrió en el corregimiento de San Roque, en el municipio de Curumaní, Cesar. El carro en el que se transportaba hacia la ciudad de Bogotá se volcó a un lado de la carretera y el artista no resistió las graves heridas que le dejó el choque.
Si su nombre no se le hace conocido, tal vez los títulos de algunas de sus canciones le refresquen la memoria. Brito compuso canciones como ‘El santo cachón’, ‘Esposa mía’, ‘Llegó tu marido’, ‘Mi presidio’ y ‘Tatuaje de mi alma’. De hecho, es el autor de más de 1500 canciones de diversos géneros musicales.
Tuvo el gusto de escuchar sus canciones interpretadas por artistas como Diomedes Díaz, Alfredo Gutiérrez, Otto Serge, Silvestre Dangond, los Embajadores del Vallenato y Jorge Oñate, entre otros grandes. Kienyke.com repasa algunos detalles de su vida.
El joven prodigio
“¿Tú eres Romualdo Brito? A mí no me gusta que me mamen gallo”. Esa fue la primera impresión que el compositor, de entonces 16 años, causó en el famoso Alfredo Gutiérrez. Después de todo, no podía creer que alguien tan joven fuera capaz de escribir tantas y tan bellas canciones. Al final, según recordó el mismo Brito para Color de Colombia, el maestro tuvo que pedir disculpas por su sorpresiva reacción.
Sin embargo, no es tan sorprendente que Romualdo Brito, oriundo del corregimiento de Treinta, se interesara en la música desde una edad tan temprana. Él nació en una familia de músicos y creció escuchándolos cantar y componer canciones. Su interés por la música creció con él al punto de que un día se voló del colegio y llegó al despacho de Gutiérrez para mostrarle sus composiciones, lo cual dio como resultado aquella anécdota.
El artista detrás de los artistas
A Romualdo le empezaron a pedir composiciones en masa desde cuando Lisandro Meza grabó tres canciones suyas en su álbum El Dios cantor. Desde entonces compuso canciones para diversos artistas como Diomedes Díaz, a quien describía como “El tipo más grande que ha tenido el vallenato”.
Como sus composiciones se han convertido en clásicos, también ha sido versionado por otros más. De hecho, Daniel Calderón habló recientemente con Kienyke.com acerca de la experiencia de versionar ‘Mi presidio’, uno de los grandes clásicos del maestro Romualdo. Calderón dijo que se sentía feliz por el recibimiento que la gente le dio a su versión de un clásico que ya ha marcado tres generaciones.
Un error popular
Al artista, que tenía 67 años, no le alcanzó la vida para dejar grabadas las 2000 canciones que quería componer antes de retirarse de la música y dedicarse a descansar. A pesar de eso, el legado musical que dejó fue extenso. En el prólogo de un libro dedicado a la vida de Brito, el investigador Tomás Gutiérrez Hinojosa dijo que “en Treinta han debido nacer cien Romualdos, pero la historia es caprichosa, nació sólo uno y a este le otorgó la facultad de componer todas las canciones que les correspondían a los demás”.
Romualdo Brito tenía sus favoritas entre las canciones de su repertorio, pero ‘El santo cachón’ no era precisamente una de ellas. De hecho, en los últimos años de su vida se sintió arrepentido por las letras machistas de algunas de sus canciones y confesó que revisaba las letras dos veces para que hirieran lo menos posible y dejaran notas de esperanza en sus oyentes.
De todas formas, a Brito le alegraba que una mala canción, como aquella popularizada por los Embajadores del Vallenato y que ha aparecido en películas como La virgen de los sicarios (2000) y Nebraska (2013).
Una pérdida inmensa
Varias figuras públicas han expresado sus condolencias tras esta terrible pérdida.