Agua y antídotos contra la pandemia

En tiempos cuya velocidad se mide por contagios imparables y muertes en ascenso versus lentas tasas de recuperación, pareciera  peligroso proponer una pausa para ver las cosas un par de escalones más arriba y solicitar un “pare, piense, coordínese y actúe”.

Contrarrestar al virus obliga combinar dos tipos de decisiones: las de reacción inmediata y las que serían un conjunto programático de cambios estructurales. Ambos grupos  deben tener un enfoque bajo el cual se entienda esta situación en la que cada elemento, cada sector, cada entidad e incluso, cada individuo tienen un aporte en sus manos.

En Colombia, Casi 4 millones de personas no tienen acceso al agua apta para el consumo. 3.2 millones de esas personas viven en el campo; buena parte de la población está expuesta a un alto grado de vulnerabilidad. Al menor tropiezo de la economía,  acechan la pobreza, la desigualdad y el desempleo, y; como consecuencia, se enciende una alarma: el 85% de las empresas que prestan servicios de agua, alcantarillado y aseo dependen del recaudo de los estratos 1, 2 y 3. No se puede olvidar que en el país, solo tenemos el 9% de hogares en estrato 4, el 4% en el 5 y un 2% en el 6.

El agua potable es la mejor política de salud. Es la medicina preventiva más potente contra el coronavirus. Por lo tanto, el paquete de medidas inmediatas tuvo que afrontar  los desafíos de cobertura y acceso, al peligro inminente de las familias ante la imposibilidad del pago de sus facturas y al riesgo del cese de operaciones de los prestadores.

Me detendré sin detalles en algunos antídotos urgentes. Pero advierto que estos deben ligarse a un segundo grupo de medidas: cambios contundentes si queremos que en 2030 todos los hogares en Colombia gocen de agua y saneamiento.

Sobre la inmediatez en tiempos Covid-19: No puede interrumpirse la provisión del agua potable bajo ninguna circunstancia. Por eso, las medidas en marcha  garantizan agua a todas las personas, reduzcen los costos del servicio y aseguran la operación 24-7 de los prestadores.

Reconectamos a cerca de 303 mil usuarios a quienes se les había interrumpido el servicio por no pago, financiamos soluciones alternativas para abastecer zonas sin servicio: uso de carrotanques, compra y distribución de agua potable envasada, instalación de tanques de polietileno sobre vehículos, adquisición de tanques colapsibles, entre otros. También permitimos pagos voluntarios para que usuarios con capacidad puedan hacer aportes que apalanquen acciones anti-Covid. Con todo esto, casi 2,3 millones de personas accedieron de nuevo al agua.

Congelamos tarifas y ofrecimos el pago diferido de facturas de estratos 1 y 2 hasta 36 meses. En los estratos 3 y 4, abrimos la posibilidad de financiar a 24 meses, establecimos aranceles al 0% a importaciones de equipos e insumos para la  potabilización y se rebajaron al mínimo las tarifas de las autoridades ambientales.

Han sido más de 30 decisiones cruciales. Eisenhower, comandante de las fuerzas aliadas en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, las clasificaría en la categoría del “Hazlo ya”. Justo donde se mezclan los asuntos de alta importancia con aquellos de máxima urgencia. Pero ahora, más que nunca hay que evitar que este trance nos distraiga. Es el momento para emprender el paquete número 2 de transformaciones que materialicen el derecho al agua a todas las personas, vivan donde vivan. El siguiente punto de Acero será sobre esas transformaciones que ya entás en marcha. No aguantan más espera.

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