Desempleo, pobreza y populismo

Es evidente que Colombia tendrá que enfrentar grandes retos en los próximos años, los altos índices de pobreza, desempleo y desigualdad, nos pone entre los países que ocupan los deshonrosos primeros puestos en América Latina. Lo anterior, debido a las inmensas brechas que existen entre la distribución del ingreso y un crecimiento exponencial de la concentración de la riqueza, en los últimos 50 años. Según estudios recientes, se necesitaría alrededor de 11 generaciones para salir de la pobreza, sin contar los efectos devastadores que dejará la crisis sanitaria y económica, ocasionada por la pandemia del Covid-19.

De acuerdo, al Departamento Nacional de Estadística -DANE- el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) en el año 2018 fue de 19.6 millones de colombianos, esto quiere decir, que esta franja de población tiene grandes limitaciones o insuficiencias a nivel de los hogares y las personas, en materia de educación, salud, condiciones de vivienda, recreación, trabajo y calidad de vida, entre otros aspectos. 

Para el 2019 el (IPM) fue de 17.5, es decir, una reducción 1.6 puntos porcentuales, lo que evidenciaba una leve mejoría a nivel país, en cuanto a calidad de vida de los colombianos. Siendo Bogotá D.C, con el 7,1 %, y los departamentos de San Andrés 8,2 %, Quindío 10,2 % y Valle del Cauca con el 10, 8% quienes presentaron los menores niveles de pobreza multidimensional, según el más reciente reporte del DANE.

En cuanto a la pobreza monetaria, para el mismo 2018, fue de 27,0 %; este indicador, que mide los ingresos de los hogares, estableció que el 27 % de la población era pobre y el 7,2 % vivía en condiciones de pobreza extrema; lo que veremos en el corto plazo, es que, como consecuencia del COVID-19, habrá un retroceso ostensible y se llevará tiempo recuperar lo que habíamos alcanzado.

En los últimos 10 años, el país mostraba una leve disminución del índice GINI -el cual mide el nivel de desigualdad poblacional- pasando de 0,55 % a 0,49 % lo que constituía un avance, en la reducción de la pobreza extrema, que habían tenido que enfrentar los más recientes gobiernos. Sin embargo, estos indicadores, anteriores a la pandemia del coronavirus, sufrirán sin duda alguna un claro deterioro, ya que aumentarán los índices de desempleo, pobreza, desigualdad, imponiendo un desafío sin precedentes al actual y próximo gobierno, en materia de disminución de estos y crecimiento económico en los próximos años.

Es claro que, la actual coyuntura que vive el mundo y por supuesto nuestro país, profundizará la crisis social y económica, aumentando la brecha social entre ricos y pobres; un panorama muy complejo que solo a finales del último semestre del 2021, lograría su estabilización y recuperación, con graves implicaciones en el crecimiento del PIB, empleo, el consumo de los hogares y el déficit fiscal de la nación.

Según el DANE, en mayo, la tasa de desempleo del total nacional fue 21,4 %, lo que significó un aumento de 10,9 puntos porcentuales, frente al mismo mes del año anterior; en las 13 ciudades y áreas metropolitanas, el desempleo fue de  24,5 %, lo que representó un aumento de 13,3 puntos porcentuales frente al mismo mes del año inmediatamente anterior 11,2 %, esto significa que en Colombia hay una tasa de ocupación del 43.4 %, presentando una disminución de 13,0 puntos porcentuales con relación al mismo mes del año fiscal 2019, que fue del  56,4%, así que, el panorama de aumento del desempleo, puede empeorar en los próximos meses, sino avanzamos de manera  rápida, sostenida y firme en el proceso de reapertura gradual de los diferentes sectores de la economía.

Sin duda, la nueva cuarentena obligatoria o estricta -para Bogotá y otras ciudades- como consecuencia del elevado brote de contagios, muertes y altos índices de ocupación de las UCI en el último mes, obligará necesariamente a cerrar el comercio, manufacturas, microempresas y algunos sectores de servicios, que venían funcionando con sus protocolos de bioseguridad en el  proceso de reapertura,  lo que retrasará aún más, la recuperación económica del país, esto debería ser observado con lupa, porque las cuarentenas largas, no  necesariamente evitarán la propagación del virus; es importante  controlar e intervenir de manera efectiva, el impacto en las poblaciones o sectores más vulnerables, fortalecer las campañas de cultura ciudadana y de  autorregulación personal  ejerciendo una micro-gerencia epidemiológica para contrarrestar los brotes, con el menor impacto en la economía y la salud mental de las familias. Estas decisiones de confinamiento estrictas, deben acompañarse de mensajes esperanzadores y no de angustias e incertidumbre.

Antes de la pandemia, el PIB de la capital de la República, superaba los USD 70.000 millones, con una estructura empresarial diversa, en donde las empresas de servicios y de comercio, representaban el 80 %; los servicios y la industria manufacturera eran las actividades con mayor participación en la economía capitalina y generaban un 75 % del valor agregado. Bogotá sigue siendo, la ciudad que tiene mayor participación en la economía nacional y junto a Cundinamarca participan con el 31 % del PIB nacional, por ello, la importancia del manejo riguroso que hay que darle a la economía de la capital, por lo que ella representa como centro empresarial, financiero, de servicios, generador de empleo. Insisto, una cuarentena o aislamiento prolongado como el que estamos viviendo y se está proyectando en estos momentos, traerá incalculables consecuencias económicas y sociales, generando la quiebra de muchas empresas grandes y pequeñas impactando particularmente a la clase media, que representa más 3.7 millones de personas, es decir, el 50 % de la población, que no recibe ningún tipo de ayuda del gobierno nacional, ni distrital.

Todo ese coctel que nos ofrece la crisis, se convierte en un detonante social y político muy peligroso, utilizado para dar discursos demagogos, populistas, antidemocráticos por parte de algunos líderes que buscan réditos políticos, desestabilizando el país, en medio de la actual coyuntura de cara a las próximas elecciones de congreso y presidencial de 2022, lastimosamente los gobiernos populistas han llegado al poder, en momentos de crisis de los partidos políticos o de crisis sociales y económicas, como las que estamos viviendo, por ello, es necesario que el gobierno haga consensos, de donde surja una opción, que contrarreste los intentos populistas, lo cual llevaría al país a un régimen autoritario, una mayor y profunda crisis económica, con un escalamiento de   corrupción, sin precedentes en nuestra historia.

Hay que decirlo, el populismo es también como una pandemia que ataca nuestras democracias en momentos de crisis, sustituyendo la institucionalidad, exacerbando el deseo de poder, en esos “líderes” con aires dictatoriales, que se alimentan del odio y el miedo, que gustan de las promesas engañosas, para cumplir sus propósitos. Es el momento de reaccionar, actuar desde ya, con firmeza y decisión para alertar a los ciudadanos de los peligros existentes; hay que fortalecer y defender nuestras instituciones democráticas en un momento como el actual, debe ser un propósito fundamental.

Debemos reconocer que el gobierno nacional ha hecho lo que corresponde, en el fortalecimiento del sistema sanitario para evitar el colapso de los hospitales,  con la dotación de equipos respiratorios para las UCI, pero esta estrategia debe ir acompañada de la reactivación económica gradual, con la responsabilidad social de los diferentes gremios empresariales y consumidores; aquí no debe haber dicotomía, sobre lo que debe ser primero, porque es tan importante la salud y evitar muertes, como también, evitar el colapso económico,  el hambre y la posible pérdida de 5 millones de puestos de trabajo; que  aumentaría el descontento social, los niveles de inseguridad y nos empujaría a un estallido social sin precedentes.

Proteger la vida de los colombianos e impulsar la recuperación económica, facilitar el acceso al capital de trabajo, salvaguardar a los más vulnerables, debe ser prioridad del gobierno nacional, los gobiernos locales, empresarios y sector financiero en general, para salir de la crisis en el mediano plazo y con el menor costo posible para nuestra sociedad. Actuar todos con la mayor responsabilidad, debe ser la premisa para salir  esta crisis, sin populismo y con sentido de patria, ese debe ser el mensaje en esta nueva legislatura que comienza el próximo 20 de julio.

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