No me cansaré de reiterar las sabias palabras de Álvaro Gómez Hurtado: “Las encuestas son como las morcillas: sabrosas, hasta cuando uno sabe cómo las hacen”. Y tampoco de subrayar que es lo que hay. A la encuesta del CNC se suma ahora la de Invamer, ambas realizadas durante noviembre.
La primera contó con una muestra de 2.140 encuestados en 57 municipios (Caribe: 430; Centro–Oriente: 384; Bogotá: 349; Centro–Sur: 207; Eje Cafetero: 271; y, Pacífico: 341).
La segunda, con 3.800 encuestados en 148 municipios (Caribe: 864; Centro–Oriente: 1.224; Centro–Sur–Amazonía: 256; Eje Cafetero: 688; Llano: 160; y, Pacífico: 608).
La intención de voto que muestran ambas encuestas es inequívoca al advertir que Iván Cepeda se mantiene en una posición sólida, sin necesidad de recurrir al desgastado santismo representado por Roy Barreras, Mauricio Lizcano y Juan Fernando Cristo, entre otros. No en vano, en la encuesta de Invamer estos apenas registran 0,6%, 0,3% y 0,2%, respectivamente. Claro está que debe tenerse presente que “en política no hay cadáveres”.
Por el lado de la derecha, las cifras muestran que la consistencia del candidato Abelardo de la Espriella es indiscutible y es un fenómeno político: una vez más se consolida en el segundo lugar de las preferencias, con 18,7% en la encuesta del CNC y 18,2% en la de Invamer.
Le sigue Miguel Uribe Londoño, quien continúa liderando entre los pre candidatos del Centro Democrático: obtiene 10,3% en la encuesta del CNC y 4,2% en la de Invamer. Por su parte, María Fernanda Cabal marca 1,5% en el CNC y 1,1% en Invamer. Paloma Valencia registra 0,8% en Invamer y Paloma Holguín 0,7% en Invamer. Valencia y Holguín no aparecen con registro en la medición del CNC.
Resulta al menos curioso y llamativo que candidatos con marcas tan bajas pretendan imponer condiciones y excluir a quienes sí logran cautivar a los votantes. Vicky Dávila pasa del 5,7% en CNC al 3,7% en Invamer; Pinzón, del 1,5% en CNC al 2,9% en Inavamer; Galán, del 1,8% en CNC al 1,6% en Invamer; Luna, del 0,2% en CNC al 0,6% en Invamer; y, Cárdenas, del 0,4% en CNC al 0,6% en Invamer.
Los números evidencian que, además de Cepeda y De la Espriella, existe un tercer nombre con fuerza propia —pero por lo pronto— insuficiente: Miguel Uribe Londoño, uno de los pre candidatos del Centro Democrático. Subrayo “uno” o talvez ya no, porque desde ese partido se ha anunciado que presentarán más de una candidatura y, en los últimos instantes, que Uribe Londoño —quien lidera las preferencias— al parecer lo sacan del proceso para elegir candidato. Lo cierto es que esa tormenta en el Centro Democrático se anticipaba venir.
En el centro del espectro político se observan ajustes relevantes. Sergio Fajardo pasa del 5,9% en el CNC al 8,5% en Invamer, mientras que Claudia López sube del 3,5% al 4,1% en las mismas encuestas. El crecimiento de Fajardo es más significativo y abre la puerta a un candidato en proceso de consolidación. Hoy tiene más probabilidades de disputar la presidencia que de irse a ver ballenas.
Habrá consultas interpartidistas en marzo. Cepeda, si así lo autorizan las autoridades electorales, buscará participar junto a candidatos de centro y centroizquierda afines al petrismo, con el objetivo de asegurar su respaldo pleno. De la Espriella, por su parte —si no persisten los intentos de excluirlo— aspira a hacerlo en una consulta con todos los candidatos de derecha, centroderecha y centro que se oponen al petrismo. Fajardo también pretende participar en ese espacio, aunque excluyendo a De la Espriella.
Vicky, Pinzón, Galán, Peñalosa, Luna, Cárdenas y Oviedo, entre otros, no tienen otra opción que definir prontamente a quién se adhieren: a De la Espriella o a Sergio Fajardo. Con cualquiera de ellos deberán trabajar con determinación en la compleja tarea de sacar al país de las garras perversas de este nefasto y mentiroso socialismo. Uribe Londoño —maltratado en el Centro Democrático— seguramente se unirá a De La Espriella más temprano que tarde.
Sería imperdonable que todos ellos, por sus inmensos y miopes egos, terminen convirtiéndose en responsables de una derrota con consecuencias aún más graves que las que ya ha provocado el gobierno de Gustavo Petro.
No me cansaré de reiterar las sabias palabras de Álvaro Gómez Hurtado: “Las encuestas son como las morcillas: sabrosas, hasta cuando uno sabe cómo las hacen”. Y tampoco de subrayar que es lo que hay. A la encuesta del CNC se suma ahora la de Invamer, ambas realizadas durante noviembre.
La primera contó con una muestra de 2.140 encuestados en 57 municipios (Caribe: 430; Centro–Oriente: 384; Bogotá: 349; Centro–Sur: 207; Eje Cafetero: 271; y, Pacífico: 341).
La segunda, con 3.800 encuestados en 148 municipios (Caribe: 864; Centro–Oriente: 1.224; Centro–Sur–Amazonía: 256; Eje Cafetero: 688; Llano: 160; y, Pacífico: 608).
La intención de voto que muestran ambas encuestas es inequívoca al advertir que Iván Cepeda se mantiene en una posición sólida, sin necesidad de recurrir al desgastado santismo representado por Roy Barreras, Mauricio Lizcano y Juan Fernando Cristo, entre otros. No en vano, en la encuesta de Invamer estos apenas registran 0,6%, 0,3% y 0,2%, respectivamente. Claro está que debe tenerse presente que “en política no hay cadáveres”.
Por el lado de la derecha, las cifras muestran que la consistencia del candidato Abelardo de la Espriella es indiscutible y es un fenómeno político: una vez más se consolida en el segundo lugar de las preferencias, con 18,7% en la encuesta del CNC y 18,2% en la de Invamer.
Le sigue Miguel Uribe Londoño, quien continúa liderando entre los pre candidatos del Centro Democrático: obtiene 10,3% en la encuesta del CNC y 4,2% en la de Invamer. Por su parte, María Fernanda Cabal marca 1,5% en el CNC y 1,1% en Invamer. Paloma Valencia registra 0,8% en Invamer y Paloma Holguín 0,7% en Invamer. Valencia y Holguín no aparecen con registro en la medición del CNC.
Resulta al menos curioso y llamativo que candidatos con marcas tan bajas pretendan imponer condiciones y excluir a quienes sí logran cautivar a los votantes. Vicky Dávila pasa del 5,7% en CNC al 3,7% en Invamer; Pinzón, del 1,5% en CNC al 2,9% en Inavamer; Galán, del 1,8% en CNC al 1,6% en Invamer; Luna, del 0,2% en CNC al 0,6% en Invamer; y, Cárdenas, del 0,4% en CNC al 0,6% en Invamer.
Los números evidencian que, además de Cepeda y De la Espriella, existe un tercer nombre con fuerza propia —pero por lo pronto— insuficiente: Miguel Uribe Londoño, uno de los pre candidatos del Centro Democrático. Subrayo “uno” o talvez ya no, porque desde ese partido se ha anunciado que presentarán más de una candidatura y, en los últimos instantes, que Uribe Londoño —quien lidera las preferencias— al parecer lo sacan del proceso para elegir candidato. Lo cierto es que esa tormenta en el Centro Democrático se anticipaba venir.
En el centro del espectro político se observan ajustes relevantes. Sergio Fajardo pasa del 5,9% en el CNC al 8,5% en Invamer, mientras que Claudia López sube del 3,5% al 4,1% en las mismas encuestas. El crecimiento de Fajardo es más significativo y abre la puerta a un candidato en proceso de consolidación. Hoy tiene más probabilidades de disputar la presidencia que de irse a ver ballenas.
Habrá consultas interpartidistas en marzo. Cepeda, si así lo autorizan las autoridades electorales, buscará participar junto a candidatos de centro y centroizquierda afines al petrismo, con el objetivo de asegurar su respaldo pleno. De la Espriella, por su parte —si no persisten los intentos de excluirlo— aspira a hacerlo en una consulta con todos los candidatos de derecha, centroderecha y centro que se oponen al petrismo. Fajardo también pretende participar en ese espacio, aunque excluyendo a De la Espriella.
Vicky, Pinzón, Galán, Peñalosa, Luna, Cárdenas y Oviedo, entre otros, no tienen otra opción que definir prontamente a quién se adhieren: a De la Espriella o a Sergio Fajardo. Con cualquiera de ellos deberán trabajar con determinación en la compleja tarea de sacar al país de las garras perversas de este nefasto y mentiroso socialismo. Uribe Londoño —maltratado en el Centro Democrático— seguramente se unirá a De La Espriella más temprano que tarde.
Sería imperdonable que todos ellos, por sus inmensos y miopes egos, terminen convirtiéndose en responsables de una derrota con consecuencias aún más graves que las que ya ha provocado el gobierno de Gustavo Petro.
No me cansaré de reiterar las sabias palabras de Álvaro Gómez Hurtado: “Las encuestas son como las morcillas: sabrosas, hasta cuando uno sabe cómo las hacen”. Y tampoco de subrayar que es lo que hay. A la encuesta del CNC se suma ahora la de Invamer, ambas realizadas durante noviembre.
La primera contó con una muestra de 2.140 encuestados en 57 municipios (Caribe: 430; Centro–Oriente: 384; Bogotá: 349; Centro–Sur: 207; Eje Cafetero: 271; y, Pacífico: 341).
La segunda, con 3.800 encuestados en 148 municipios (Caribe: 864; Centro–Oriente: 1.224; Centro–Sur–Amazonía: 256; Eje Cafetero: 688; Llano: 160; y, Pacífico: 608).
La intención de voto que muestran ambas encuestas es inequívoca al advertir que Iván Cepeda se mantiene en una posición sólida, sin necesidad de recurrir al desgastado santismo representado por Roy Barreras, Mauricio Lizcano y Juan Fernando Cristo, entre otros. No en vano, en la encuesta de Invamer estos apenas registran 0,6%, 0,3% y 0,2%, respectivamente. Claro está que debe tenerse presente que “en política no hay cadáveres”.
Por el lado de la derecha, las cifras muestran que la consistencia del candidato Abelardo de la Espriella es indiscutible y es un fenómeno político: una vez más se consolida en el segundo lugar de las preferencias, con 18,7% en la encuesta del CNC y 18,2% en la de Invamer.
Le sigue Miguel Uribe Londoño, quien continúa liderando entre los pre candidatos del Centro Democrático: obtiene 10,3% en la encuesta del CNC y 4,2% en la de Invamer. Por su parte, María Fernanda Cabal marca 1,5% en el CNC y 1,1% en Invamer. Paloma Valencia registra 0,8% en Invamer y Paloma Holguín 0,7% en Invamer. Valencia y Holguín no aparecen con registro en la medición del CNC.
Resulta al menos curioso y llamativo que candidatos con marcas tan bajas pretendan imponer condiciones y excluir a quienes sí logran cautivar a los votantes. Vicky Dávila pasa del 5,7% en CNC al 3,7% en Invamer; Pinzón, del 1,5% en CNC al 2,9% en Inavamer; Galán, del 1,8% en CNC al 1,6% en Invamer; Luna, del 0,2% en CNC al 0,6% en Invamer; y, Cárdenas, del 0,4% en CNC al 0,6% en Invamer.
Los números evidencian que, además de Cepeda y De la Espriella, existe un tercer nombre con fuerza propia —pero por lo pronto— insuficiente: Miguel Uribe Londoño, uno de los pre candidatos del Centro Democrático. Subrayo “uno” o talvez ya no, porque desde ese partido se ha anunciado que presentarán más de una candidatura y, en los últimos instantes, que Uribe Londoño —quien lidera las preferencias— al parecer lo sacan del proceso para elegir candidato. Lo cierto es que esa tormenta en el Centro Democrático se anticipaba venir.
En el centro del espectro político se observan ajustes relevantes. Sergio Fajardo pasa del 5,9% en el CNC al 8,5% en Invamer, mientras que Claudia López sube del 3,5% al 4,1% en las mismas encuestas. El crecimiento de Fajardo es más significativo y abre la puerta a un candidato en proceso de consolidación. Hoy tiene más probabilidades de disputar la presidencia que de irse a ver ballenas.
Habrá consultas interpartidistas en marzo. Cepeda, si así lo autorizan las autoridades electorales, buscará participar junto a candidatos de centro y centroizquierda afines al petrismo, con el objetivo de asegurar su respaldo pleno. De la Espriella, por su parte —si no persisten los intentos de excluirlo— aspira a hacerlo en una consulta con todos los candidatos de derecha, centroderecha y centro que se oponen al petrismo. Fajardo también pretende participar en ese espacio, aunque excluyendo a De la Espriella.
Vicky, Pinzón, Galán, Peñalosa, Luna, Cárdenas y Oviedo, entre otros, no tienen otra opción que definir prontamente a quién se adhieren: a De la Espriella o a Sergio Fajardo. Con cualquiera de ellos deberán trabajar con determinación en la compleja tarea de sacar al país de las garras perversas de este nefasto y mentiroso socialismo. Uribe Londoño —maltratado en el Centro Democrático— seguramente se unirá a De La Espriella más temprano que tarde.
Sería imperdonable que todos ellos, por sus inmensos y miopes egos, terminen convirtiéndose en responsables de una derrota con consecuencias aún más graves que las que ya ha provocado el gobierno de Gustavo Petro.
