Su cara de felicidad era notoria, sus manos inquietas mostraban el deseo de brincar ya. Los espectadores gritaban cantos de apoyo. Llegó el momento, alista lo más preciado que tiene: sus piernas y con un solo impulso toca el foso de arena. Alcanza los 15,85 metros. ¡Es oro para Colombia!
Caterine Ibargüen es la primera deportista colombiana que logra una medalla de oro para el atletismo en una competencia mundial.
A sus 31 años de edad, la mujer nacida en Apartadó, Antioquia, ha demostrado que con la fuerza de sus piernas puede estar muchas veces en el podio y entrar a la historia.
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La atleta colombiana practica salto de longitud, salto de altura y triple salto, especialidades que le han permitido ganar 2 medallas de oro en campeonatos realizados a nivel mundial y 1 de plata en los juegos olímpicos.
La hija de Colombia, como la han llamado algunos, es la actual campeona panamericana de atletismo. En los juegos Sudamericanos ha obtenido 5 medallas de oro, 3 de plata, y 5 de bronce.
La gran promesa de los juegos Olímpicos Rio 2016, se caracteriza por su gran sonrisa y el brillo en sus ojos negros.
Su historia es usual en Colombia, como ella muchos deportistas han empezado desde lo más bajo y se han convertido en héroes del deporte colombiano. Nació en uno de los barrios más pobres de la región de Urabá, creció en una familia humilde. Compartió toda la infancia con su abuela Ayola Rivas, pese a la separación de sus padres por culpa del conflicto armado que desde hace mucho tiempo afronta el país. Su padre se desplazó a Venezuela y su madre tuvo que irse a Turbo para laboral como empleada doméstica en casas de familia.
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Su pasión por el deporte empezó con el voleibol a la altura de los doce años. Wilder Zapata, un profesor de educación física, fue el entrenador que descubrió a Caterine Ibargüen y junto a ella, a una mujer llena de capacidades y fortalezas. Cualidades que le han permitido derribar los obstáculos que se le han presentado en lo largo de su vida.
"Caterine tuvo que entrenar muchas veces con hambre, pero que a pesar de las adversidades, nunca dejó de sonreír", aseguró Zapata en una entrevista a Caracol Radio.
A los quince años de edad, ganó su primer reconocimiento, una presea que la ubicó en el tercer puesto en el Campeonato Sudamericano de Atletismo de 1999.
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Al salto de altura dedicó la mayor parte de su entrenamiento. Ésto le impidió dedicarle más tiempo a aprender cómo levantarse luego de una derrota. Y ahí llegó lo que para muchos hubiera sido el final de su carrera. Luego de participar en el campeonato mundial en pista cubierta de Moscú en el 2006 y sin obtener buenos resultados, decidió apuntarle a los Olímpicos de Pekín 2008, pero su esfuerzo fue en vano, no clasificó, y por poco se retira del atletismo.
Siempre queriendo llegar más alto, la colombiana decidió iniciar un proceso de entrenamiento en Puerto Rico con Ubaldo Duanyel, entrenador cubano, quien le propuso centrarse exclusivamente en la especialidad del salto triple. Así logró demostrar su esfuerzo cuando participó en el mundial de atletismo en Moscú, Rusia, con un salto triple de 14,85 metros. Allí le regaló a Colombia la primera medalla de oro, la primera para el atletismo.
La morena tuvo que correr una larga carrera contra la pobreza y dar un gigante salto en contra de la adversidad. Lo que más impacta de está mujer, no son sus premios, es la belleza que expone en sus 1,80 metros de altura, esa guerrera que se activa momentos antes de dar el primer brinco es la favorita de los colombianos.
La gran promesa de los juegos Olímpicos Rio 2016, se caracteriza por su gran sonrisa y el brillo en sus ojos negros.
Su historia es usual en Colombia, como ella muchos deportistas han empezado desde lo más bajo y se han convertido en héroes del deporte colombiano. Nació en uno de los barrios más pobres de la región de Urabá, creció en una familia humilde. Compartió toda la infancia con su abuela Ayola Rivas, pese a la separación de sus padres por culpa del conflicto armado que desde hace mucho tiempo afronta el país. Su padre se desplazó a Venezuela y su madre tuvo que irse a Turbo para laboral como empleada doméstica en casas de familia.
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"Caterine tuvo que entrenar muchas veces con hambre, pero que a pesar de las adversidades, nunca dejó de sonreír", aseguró Zapata en una entrevista a Caracol Radio.
A los quince años de edad, ganó su primer reconocimiento, una presea que la ubicó en el tercer puesto en el Campeonato Sudamericano de Atletismo de 1999.
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Al salto de altura dedicó la mayor parte de su entrenamiento. Ésto le impidió dedicarle más tiempo a aprender cómo levantarse luego de una derrota. Y ahí llegó lo que para muchos hubiera sido el final de su carrera. Luego de participar en el campeonato mundial en pista cubierta de Moscú en el 2006 y sin obtener buenos resultados, decidió apuntarle a los Olímpicos de Pekín 2008, pero su esfuerzo fue en vano, no clasificó, y por poco se retira del atletismo.
Siempre queriendo llegar más alto, la colombiana decidió iniciar un proceso de entrenamiento en Puerto Rico con Ubaldo Duanyel, entrenador cubano, quien le propuso centrarse exclusivamente en la especialidad del salto triple. Así logró demostrar su esfuerzo cuando participó en el mundial de atletismo en Moscú, Rusia, con un salto triple de 14,85 metros. Allí le regaló a Colombia la primera medalla de oro, la primera para el atletismo.
La morena tuvo que correr una larga carrera contra la pobreza y dar un gigante salto en contra de la adversidad. Lo que más impacta de está mujer, no son sus premios, es la belleza que expone en sus 1,80 metros de altura, esa guerrera que se activa momentos antes de dar el primer brinco es la favorita de los colombianos.
