En las últimas horas se conoció que Boris Becker, el entrenador del tenista número uno del mundo, Novak Djokovic, renovó su contrato y seguirá trabajando con el serbio al menos durante un año más. Lea también: El guasón que destronó a Nadal y Federer
Cuesta creer que el maestro de Djokovic, un deportista que se caracteriza por su disciplina y profesionalismo, tenga un pasado oscuro y descontrolado. Sin embargo, esto también habla bien de Novak, pues decidió darle una oportunidad más al hombre cuya vida estuvo marcada por escándalos, lujos, infidelidades, sexo y supuestos vínculos con la mafia rusa. Lea también: Los deportistas adictos al sexo
Boris Franz Becker nació en Leimen, Alemania, el 22 de noviembre de 1967. Su niñez la vivió al lado del tenis.
Su padre, un reconocido arquitecto, construyó el centro de entrenamientos en el que junto a Steffi Graf empezó a forjar su exitosa carrera.
No tardó mucho en sobresalir en el circuito júnior, pronto dio el salto al profesionalismo, convirtiéndose en 1985 en el primer jugador no cabeza de serie, alemán y más joven (17 años y siete meses) en ganar Wimbledon.
Ese fue el inició de una carrera que terminó muy temprano, a los 29 años.
Conquistó 49 títulos, seis Grand Slam (dos Open de Australia, tres Wimbledon y un US Open); una medalla de oro olímpica en la disciplina de dobles en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 con Michael Stich como pareja; dos Copa Davis (1988, 1989); y fue durante tres semanas el noveno número 1 que dio el mundo del tenis desde la creación del ranking masculino en 1972.
La decisión de retirarse del tenis tomó a todos por sorpresa. Estaba en lo más alto, con un nivel superlativo. "Quiero retirarme estando arriba. Y ahora que estoy en lo alto de la montaña, sólo puedo ir cayendo de ella", y así fue, empezó a protagonizar los escándalos más rimbombantes y tan rápido como ascendió empezó a caer.
A finales del año 2000 se divorció de Bárbara Feltus, una cantante y modelo negra con la que había posado desnudo en la revista 'Stern' en 1993.
La separación fue transmitida casi que en vivo y en directo por todos los medios alemanes. Con el fin de esta relación amorosa, Becker perdió 14 de los 25 millones de dólares que había ganado en sus quince años en el circuito profesional de tenis, una propiedad en Florida y la custodia de sus dos hijos, Noah Gabriel y Elías Baltasar.
Tiempo después se conoció que su matrimonio se había acabado por culpa de una infidelidad. En en 1999, tras perder en los octavos de final de Wimbledon, en lo que sería su último partido como profesional, Becker decidió curar su pena deportiva en un lujoso restaurante londinense. Allí, totalmente borracho, tuvo sexo con la modelo rusa Ángela Ermakova.
Ese desliz le cambió la vida. No solo terminó con el nacimiento de Anna, su tercera hija, sino que también dio origen a una serie de historias asombrosas.
En un principio Backer negó que Anna fuera su hija. Llegó a decir que se trataba de un chantaje orquestado por la mafia rusa y la modelo con la que tuvo sexo esa tarde en Londres.
El supuesto chantaje incluía millones de dólares a cambio de silencio. Se dijo que Boris solo había tenido sexo oral con la modelo. Él entendía que era imposible que fuera el padre, así que contrató a un grupo de detectives para que siguieran y descubrieran la verdad.
Versiones de prensa que no fueron confirmadas, aseguraban que los detectives consiguieron un pañal usado de la recién nacida e hicieron un examen genético, el cual dio positivo. Becker, asombrado y estupefacto, aseguró "que no podía ser porque solo tuvo sexo oral con ella". Poco después, el periódico Bild explicaba que la modelo le había robado el semen al extenista. Según el medio, Eva se unió a la mafia rusa para extorsionar al deportista.
Por lo visto, la mujer sedujo a Boris y, después de mantener sexo oral, "depositó el semen del extenista en una pequeño frasco, acondicionado para mantener con vida los espermatozoides".
Finalmente Boris Becker puso fin a la especulación. Reconoció la paternidad de Anna e indica que es uno de los motores de su vida.
En una entrevista realizada por la cadena RTL, la pequeña Ana, pelirroja como su padre, dijo: "Es mi papá. Es muy simpático. Tiene los ojos azules".
Las multimillonarias cuotas que Becker tenía que enviar a sus hijos lo llevaron a la quiebra. Incluso en 2002 fue acusado por un tribunal de justicia alemán de evasión de impuestos entre 1991 y 1993, fechas en las que dijo estar viviendo en Montecarlo cuando lo hacía en Múnich. Finalmente el conflicto se resolvió con una multa de 600.000 euros y el abono de los tres millones de impuestos atrasados.
En su primera autobiografía la leyenda del tenis confesó haber adicto a las pastillas y al alcohol.
Pese a todo al extenista siempre se le abre una ventana, la BBC inglesa le abrió la posibilidad para que comentara partidos de tenis pero cambió las raquetas por las cartas de póquer, siendo desde 2008 un jugador profesional de Póker Stars.
"Mi afición al póquer comenzó en Wimbledon, durante las interrupciones por la lluvia. Nos juntábamos los miembros de mi staff: masajistas, entrenadores, asistentes, amigos… y nos echábamos unas manos para matar el tiempo hasta que me llamaban para volver a salir a la pista", comentó.
Lo cierto y luego de haber caído de la montaña es que hoy Becker tiene una nueva oportunidad y la está aprovechando. Desde principios de este año, el alemán comenzó a trabajar junto a Djokovic, con quien tuvo una buena temporada donde ganó Wimbledon y llegó a la final del Roland Garros. Es simple y sincero. "El regreso al tenis ha sido muy divertido":
El pasado oscuro del entrenador de Novak Djokovic
Mar, 11/11/2014 - 13:12
En las últimas horas se conoció que Boris Becker, el entrenador del tenista número uno del mundo, Novak Djokovic, renovó su contrato y seguirá trabajando con