Coco Rocha solo tiene 23 años. Su carrera como modelo la ha hecho portada de muchas de las principales revistas de moda, incluyendo Vogue, Elle, Número, Harper’s Bazaar y Muse. Ha sido la imagen de marcas como Yves Saint Laurent, Chanel y Dior. Rocha se da el lujo de escoger con quién quiere trabajar. Dentro de su lista de fotógrafos no incluye a Terry Richardson. “Jamás me sentí cómoda haciendo fotos con él. No voy a repetir la experiencia”, dice Rocha. Los rumores acerca de lo que sucede en las sesiones fotográficas de Richardson son sórdidos, como muchas de sus fotos. Su retrato más reciente muestra a su mamá, una discapacitada mental, enseñando los senos.
El último encuentro de Richardson con la supermodelo danesa Rie Rasmussen se dio en una fiesta parisina. “Lo que tú haces degrada a las mujeres. Espero que tengas claro que las que se acuestan contigo lo hacen sólo porque tienes una cámara, muchos contactos en el mundo de la moda y porque tus fotos se publican en Vogue”, le dijo Rasmussen al fotógrafo, quien sin refutar nada, se puso de pie y salió del lugar. Rasmussen dice haberse indignado cuando vio una imagen suya en ‘Terryworld’, el libro que Richardson publicó con fotos de su trabajo personal. Las páginas estaban repletas de imágenes de mujeres que parecían menores de edad en situaciones sexualmente explícitas.
“No entiendo por qué le gustan tanto las modelos que parecen adictas a la heroína y con señales de haber sido abusadas. No comprendo cómo la gente puede trabajar con él. Richardson se aprovecha de modelos jóvenes y sin experiencia, las manipula para que se quiten la ropa y luego les hace fotos de las que ellas luego se sentirán avergonzadas. Toma ventaja porque ellas no son capaces de decir no, y no pueden desaprovechar la oportunidad de trabajar con Richardson”, dice Rasmussen.
Las acusaciones contra Richardson no fueron una sorpresa. Aunque desde hace unos años el fotógrafo se convirtió en uno de los consentidos de las revistas y los grandes diseñadores, todavía hay quienes se preguntan cuál es el encanto que tiene su trabajo. La lista de personajes que han sido retratados por Richardson está compuesta por las mejores modelos del mundo, los actores más reconocidos y los músicos más cool. En el mismo libro se pueden encontrar al presidente Barack Obama y a la actriz porno Sasha Grey. El tipo de foto que caracteriza a Richardson es simple: Solo necesita una pared blanca y luz directa para crear una sensación de crudeza. Se pensaría que son fotos tomadas por cualquier persona.
El trabajo personal de Richardson tiende a contrastar con algunas de las fotografías que usa para las revistas. Muchos de sus editoriales de moda son elegantes, sutiles, sexis y sofisticados. A veces es imposible pensar que ambos trabajos sean del mismo fotógrafo. La fama y la popularidad han convertido a Richardson en un elemento indispensable en fiestas y reuniones donde los invitados son sólo celebridades. Su aspecto de estadounidense de la clase obrera logra fascinar a todos. El uniforme de Richardson es simple: una camisa de leñador, jeans o pantalones de sudadera, gafas de ingeniero de sistemas de los ochenta, brazos tatuados, calva y bigote de camionero.
Terry Richardson es hijo de Bob Richardson, uno de los fotógrafos de moda más importantes, esquizofrénico y adicto a las drogas. Una de las modelos preferidas por Bob era la actriz Angelica Huston, con quien tuvo un romance cuando ella tenía 17 años y él 40. Richardson abandonó a su hijo y a su esposa para irse con Huston. Terry Richardson creció en California. Fue un adolescente tímido y con “habilidades sociales nulas”, según sus profesores. Tocaba el bajo en una banda de punk que no tuvo éxito y terminó desintegrándose. Terry se decidió por la fotografía cuando trabajó como asistente del fotógrafo de moda Tony Kent. Luego haría equipo con su papá, con quien peleó cuando decidió trabajar solo a comienzos de los 90.
Jamie Peck es una periodista que posó para Richardson y contó cómo fue su experiencia. Se conocieron en una fiesta cuando ella tenía 19 años. El fotógrafo le propuso que hicieran unas fotos y ella aceptó feliz. Peck hizo dos sesiones de las que solo recuerda lo mal que se sintió. “De todos los fotógrafos que me han tomado fotos desnuda, este ha sido el único que me ha hecho dar ganas de bañarme varias veces”. Peck cuenta que la primera vez que se reunieron fue algo tranquilo: “Me preparó té y hablamos un rato. Luego me desnudé y bailé un rato para empezar la sesión. Richardson es el tipo de persona que se esfuerza mucho para que uno piense que no está tratando de acercarse sexualmente, pero en realidad es muy obvio que lo está haciendo. Me pidió que lo llamara tío Terry”.
En su segunda vista al estudio, ‘el tío’ Terry le pidió a Peck que se desnudara. Peck le dijo que prefería dejarse los calzones porque tenía la regla. “¡Me encantan los tampones! Sácalo para poder jugar, podemos hacer té con él”, dijo Richardson en tono juguetón. Peck rechazó la oferta y se dejó los calzones. Entonces Richardson decidió desnudarse. “Cuando me di cuenta, sólo lo cubrían sus tatuajes. Lo único que veía era su enorme pene. Me dijo que le tomara fotos mientras sus asistentes me tomaban fotos a mí”. Mientras tanto Richardson hablaba sobre sus fotos con celebridades. Luego le pidió a Peck que le cogiera el pene. Ella aceptó.
Cuando Peck recuerda la situación en la que se involucró, dice que no se negó a las propuestas de Richardson porque le daba pena decir no. “Tenía 19 años y era muy influenciable. Era una nerd, y él era Terry Richardson. No quería ser aguafiestas con mis supuestos nuevos amigos. Terminé masturbándolo y en algún momento debí haber mencionado mis exámenes de universidad porque él me dijo que si lo hacía venir sacaría una A”. Una vez finalizada la escena, un asistente le pasó una toalla a Peck para que se limpiara la mano. Richardson le prometió una copia autografiada de una de las fotos, pero Peck salió del estudio con náuseas y no volvió nunca. La revista Purple publicó una de las fotos de dicha sesión.
Richardson no está solo, a raíz de la declaración de Peck y el ataque de Rasmussen, varios salieron en su defensa. El diseñador de modas Marc Jacobs dijo que Richardson tiene un alma libre de malas intenciones, y la modelo Abbey Lee Kershaw dice que él jamás fuerza a nadie a hacer algo que la persona no quiera: “Él y yo hemos hecho muchas fotos juntos. A mí nadie me obligó a desnudarme y subirme en una montaña de barro, nadie me obligó a tocarme sexualmente para una foto. Lo hice porque quise y porque así fluyen las cosas cuando hacemos fotos. No me avergüenzo. ¿Por qué debería hacerlo?”.
Alex es una mujer que dice haber estudiado en la Universidad de Nueva York mientras fue asistente de Richardson. Ella cuenta que su tarea era lavar los platos del fotógrafo y aparecer en fotos junto a él mientras le hacía felaciones. Una de las imágenes muestra a Alex saliendo de una caneca, usando una tiara que dice “perra” y haciéndole una felación a Richardson. “Cuando veo una modelo en potencia le pregunto si quiere hacer desnudos, y por lo general me responden que no se quieren quitar la ropa. Entonces les digo que tomen la cámara y me hagan fotos desnudo. Les doy el poder cuando les entrego el objeto fálico. Ahí el objeto soy yo”.
La frase de cabecera de Richardson es “En la moda, no sirve a quién conoces sino a quién se lo mamas. No es por azar que mis pantalones siempre tienen un agujero”. Sin embargo, a raíz de las declaraciones, Richardson no ha dicho una palabra. Su más reciente trabajo es un homenaje a sus papás. Son dos volúmenes, uno dedicado a Bob Richardson, y otro a su mamá, a quien jamás llama por su nombre y que además es discapacitada debido a un accidente que la dejó paralizada de manera parcial. Cuando Richardson era joven tuvo una relación tormentosa con sus papás, ahora parece estar más cerca de ellos que nunca, tanto, que su mamá posa para él mostrando los senos y una sonrisa sin dientes.
Las historias de modelos que han trabajo con Richardson se han multiplicado. Aunque no son muchas, y la mayoría son anónimas, todas coinciden. El fotógrafo ha asegurado que las desnuda, les da la cámara y juega con ellas. Aún así, las revistas de moda y las grandes marcas siguen contratándolo y apoyándolo. ¿Es Terry Richardson un artista incomprendido o un pervertido que hace uso de su fama para acceder con facilidad a sus víctimas? Richardson tuvo una conversación reciente con la modelo y fotógrafa Felicity Fawn. Discutieron el precio de la fama en el mundo de la moda. Fawn dijo que jamás vendería su cuerpo a cambio de reconocimiento. “Entonces vete a trabajar a un Mc Donalds”, dijo Richardson.
