(14 de febrero de 2014)
La Secretaría de Ambiente de Bogotá está indignada y pondrá una multa millonaria al senador Armando Benedetti, quien se ha venido burlando de las disposiciones del distrito en materia de publicidad en esta campaña electoral (y también en todas las anteriores).
El folclórico congresista no respeta tamaños, número de vallas, dimensión de los avisos en sus sedes y me imagino que tampoco gastos de campaña, pero este es asunto de otra entidad, que también será despreciada por el senador.
Benedetti encabeza la lista, pero también otros políticos le tuercen el pescuezo a la ley.
William Molano, coordinador de publicidad exterior de la Secretaría de Ambiente, reporta que hasta ahora han desmontado 3.500 elementos (afiches, pendones, pasacalles y telones de gran formato)
En la recta final de la campaña, los abusos suelen triplicarse. Los sectores más afectados son Chapinero, Teusaquillo, Santa Fe y Usaquén, Bosa, Engativá, Fontibón y Kennedy. “Ahí se presenta la mayor contaminación visual”.
No puede haber avisos políticos “ni en un poste de la luz, ni en un poste de teléfono, ni en un árbol, ni en una caseta de comestibles, ni en un puente peatonal, ni en un puente vehicular, ni en una culata, ni en un muro de contención. Tampoco están autorizados los carro-vallas”.
Otros infractores en la lista negra: la candidata a la Cámara Katherine Silva (hija del concejal Venus Albeiro Silva, quien tiene inundada media ciudad). El senador Jorge Robledo. El candidato Iván Cepeda.
La secretaría desmontó diez telones que superaban los 20 metros cuadrados que estaban ubicados en lugares protegidos y pertenecían a la candidata Luz Marina Gordillo, campeona en colocar estos formatos.
Las multas estipuladas por el Consejo Nacional Electoral van -de manera inicial- de trece a 130 millones de pesos. Y después entre mil y 2.500 salarios mínimos vigentes.
“Llegará el momento –dice Molano- que la multa irá engordando y puede ser más cara la multa ambiental que la propia campaña publicitaria.
Petro ha destacado la neutralidad de Santos en relación con la discusión jurídica por su destitución. El Jefe de Estado le ha pedido al burgomaestre “comprensión”, que éste ha declarado entender.
En desarrollo de esas manifestaciones mutuas de respeto y cariño, estaría surgiendo el amor político. Petro ha salido a decir que no pertenece a ningún partido, que no siente compromiso con la Alianza Verde y que anda suelto, como quinceañera desprogramada (digo yo) dispuesta a recibir hojas de vida.
(Avisos similares se ven en las revistas del corazón, donde recién divorciadas hacen saber a los interesados que ya rompieron el compromiso conocido y quedan a disposición).
Santos –menesteroso de votos- pareciera haber encontrado la solución de sus problemas. Recibir el respaldo del sector progresista en Bogotá le significaría ganar la reelección en primera vuelta.
Obviamente no es asunto que se discuta y defina en dos sentadas, pero cuando hay coqueteos correspondidos surge el amor y hasta la pasión.
El asunto, que en otro momento se hubiera visto absurdo, hoy no lo es por cuenta de los apuros de cada uno y el empeño de los dos de quedarse en sus puestos, la Alcaldía de Bogotá y la Presidencia de la República, los dos cargos más importantes de la burocracia colombiana.
Aunque ideológicamente pueden estar a kilómetros de distancia, los políticos coinciden en que a veces es obligatorio hacer sacrificios “por la patria” y que en política no hay amigos ni enemigos, porque los primeros pueden –con el tiempo- ser contradictores y los segundos aliados.
Así las cosas, no se sorprendan si ven a Petro y a Santos cogidos de la mano en las elecciones presidenciales de mayo. No importa que hoy sean mal vistos como pareja. En esto de la política suelen verse esperpentos de todo tipo, fruto de las necesidades. Y ya encontrarán el discurso para defender su unión.
Uribismo le da la espalda a Pacho Santos sobre revocatoria
(12 de febrero de 2014) El debate interno en el uribismo –con presencia del expresidente- fue sofocante y tórrido. Los contendores, Pacho Santos y el exministro Fernando Londoño. Los dos –a cual más- encabritados. El tema se centró en el compromiso que debía asumir todo el partido (Centro Democrático) en la campaña para revocar al alcalde Gustavo Petro. Santos pidió la solidaridad de Uribe Vélez y que en grupo se lanzaran por la cabeza del burgomaestre. Londoño, con verbo encendido, se puso en la otra orilla. No para proteger a Petro sino para señalar que esa no podía ser bandera total del uribismo. Defendió la tesis de respetar los procesos jurídicos que están en camino (decisiones del Consejo de Estado, entre otras) y no cargar con semejante bacalao, sin explicar (no me quedó claro) si el pez a que aludía era Petro, o Pacho. Uribe se mantuvo silencioso por un buen tiempo, hasta cuando Londoño y Santos se quitaron los sacos y remangaron sus camisas, como seguramente hacían en sus tiempos mozos. Ambos mostraron pobreza de músculos y panzas abultadas. Los dos –por coincidencia- se parecían a “Pipelón”, el niño flaco y barrigón. Necesitan el jarabe de Farina. Al final –para no alargar el cuento- Pacho recibió las merecidas nalgadas por parte del expresidente. No le van a impedir que se divierta y figure en los medios con este nuevo juguete, pero el partido no se compromete oficialmente con el asunto. Obviamente varios testigos en el encuentro terminaron mimando a Pacho, ante el berrinche del flamante exvicepresidente. De la reunión salieron a redactar un comunicado. “El Centro Democrático manifiesta que la revocatoria del mandato del Alcalde de Bogotá debe asumirse con actitud cívica y no política. En consecuencia, como partido político naciente, invita a la ciudadanía al análisis riguroso de los principales problemas de la ciudad en las áreas de movilidad, educación, salud, vivienda, servicios públicos, seguridad, microtráfico, drogadicción y Plan de Ordenamiento Territorial”. 2. El Centro Democrático considera necesario que el Consejo de Estado se pronuncie oportunamente, sobre las tutelas interpuestas frente al fallo del Ministerio Público, con el propósito de evitar riesgos a la seguridad jurídica del país y dar claridad a la ciudadanía ante la confusión que se crea por la coincidencia en el tiempo entre las figuras de revocatoria ciudadana y destitución disciplinaria".Los coqueteos políticos entre Petro y Santos
Hace unas horas se reunieron en privado -sin decir que fue a hurtadillas, aunque eludieron la presencia de periodistas- el Presidente de la República y el Alcalde de Bogotá.El Polo abrumado por aplanadora santista
Primero “la mermelada” y después las chuzadas. El Polo Democrático piensa que el proceso electoral está perdiendo legitimidad a pasos agigantados. Clara López, la candidata presidencial de ese partido, considera que hay total desprotección de garantías por parte del Estado. La aplanadora del presidente es algo inconcebible: “Uno entiende que el candidato presidente tiene ventajas normales. Pero lo que está pasando va mucho más allá del margen de la razonabilidad democrática”. Casi tres millones de cupos indicativos, mermelada para aceitar la maquinaria. Y después las chuzadas que primero fueron ilegales y después legales, en las que el Polo está siendo “vigilado”. López está pidiendo una cita con el presidente, antes de acudir –de ser el caso- ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Clara y las candidatas al senado por el Polo acaban de participar en un desfile de modas social, en el Centro de Convenciones, presentado por la experta en el tema Pilar Castaño. Desfilaron las artesanas de Bogotá, cada una con su producción. Y una que conmovió al auditorio: una mujer que sin brazos confecciona los más hermosos sombreros vueltiaos…con los pies.Ríos de dinero y corrupción en campañas
(10 de enero de 2014)
La Misión de Observación Electoral, MOE, considera que “ríos de dinero” están corriendo en esta campaña electoral, en cantidades desmesuradas.
Su directora, Alejandra Barrios, piensa que paramilitares y guerrilleros no tienen la fuerza, influencia y chantaje de épocas recientes, pero sí el fraude que no solamente será con excesos económicos en la financiación sino con la compra de funcionarios.
“Se habla de campañas para senado de cinco y diez mil millones de pesos”, dice Barrios, alarmada.
El tema del umbral, que obliga a los partidos a tener como mínimo 450 mil votos, incrementó el negocio de los votos y el desespero ha llevado a una competencia infernal. En algunos municipios ofrecen $100 y 200 mil por voto.
Los tiempos del tamal y la lechona y los $20 mil….quedaron atrás, para hablar hoy de cifras estrambóticas.
Lideres de barrio, que antes pedían un puesto para el hijo o un contrato menor, ahora se regodean al mejor postor con cifras entre diez y cien millones de pesos. Lo más grave del asunto es que la situación se torna “espeluznante” en por lo menos la cuarta parte de los municipios del país.