Una de las renuncias, más recientes y más sensibles, registrada al interior del Gobierno es sin duda la de Jorge Iván González, quien hasta hace pocos días fungió como director de Planeación Nacional. Su carácter técnico fue una garantía de responsabilidad de la actual administración para la oposición mientras que su cercanía con el presidente Gustavo Petro le auguraron el apoyo de la izquierda. Ahora, tras salir del Gobierno, González rompió el silencio y reveló lo que lo llevó a dar un paso al costado.
Fue por medio de una columna de opinión titulada ‘Factibilidad y validez', donde Jorge Iván González se sinceró con la opinión pública y reveló los detalles detrás de la “inevitable tensión” que se presentó entre el discurso del presidente Gustavo Petro y las posibilidades para cumplir sus promesas de campaña. Algo que según explicó se presenta en todas las sociedad y que él no logró conciliar. Lo que habría llevado su salida del ejecutivo.
“El discurso del programa de gobierno del presidente Petro es intrínsecamente válido. Se trata de un mensaje novedoso en el que se hacen explícitas dimensiones estructurales tan relevantes como la recuperación de los activos ambientales, la transición energética, la modernización del sector agropecuario, la búsqueda de la seguridad humana y la convergencia social y regional”, refirió González en defensa del proyecto de Petro en Colombia.
No obstante, más adelante, también se refirió a la facticidad de las promesas, que no siempre es tan esperanzadora como el discurso y en cambio puede generar frustraciones tanto en los gobernantes como en el electorado por las limitaciones que le acompañan.
“Entre la validez del discurso y la facticidad de la planeación hay una brecha insoluble, que es profundamente dolorosa. Es la angustia, que en mayor o menor medida, sienten todos los gobernantes. Las limitaciones intrínsecas alimentan desesperanzas, y generan frustraciones”, acotó.
En esa línea, Jorge Iván González cuestionó al presidente Gustavo Petro por, ante dicha dicotomía, optar por “negar” las limitaciones.
“Es el drama que resulta de las numerosas limitaciones institucionales, sociales, económicas, jurídicas y políticas. En lugar de aceptar los hechos fácticos como una realidad sobre la que es necesario actuar, el gobernante cae en la tentación de negarlos”, refirió.
Ya al final de su escrito, el exdirector del Departamento Nacional de Planeación reveló, sin titubeos, la razón que lo llevó a dejar su cargo.
“Durante estos meses, la inevitable tensión entre facticidad y validez no se pudo resolver. El conflicto se volvió insalvable. La absolutización de la bondad del discurso llevó a desconocer la complejidad de su realización práctica”, concluyó.