La noticia de la llamada fue inicialmente confirmada por el presidente Gustavo Petro, quien a través de su cuenta de Twitter señaló que felicitó por su triunfo electoral al por tercera vez presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
"He hablado telefónicamente con el presidente Lula da Silva. Le extendí mi más sincera felicitación. "Las relaciones entre Colombia y Brasil serán estrechas porque ambos amamos la Amazonia", me dijo. Así será presidente Lula", escribió.
Y es que justamente la Amazonia y su conservación será uno de los principales temas de los dos mandatarios. Tanto es así que el presidente colombiano muy temprano en la mañana dio a conocer una serie de medidas y acciones que estarán en la primera parte de la agenda binacional. En este orden el primer mandatario expuso su agenda:
1. El rescate de la selva amazónica y su investigación científica.
2. El camino de una nueva política antidrogas no violento.
3. La red integrada de energía eléctrica de América con energías limpias.
4. La integración económica latinoamericana.
Tras triunfo de Lula Da Silva, ¿cómo queda la izquierda en Latinoamérica?
El triunfo de Lula Da Silva sobre Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil, causó tremendo revuelo por lo que representa un revolcón importante en la orientación de la política interna de dicho país. Al tiempo, divide opiniones entre los gobiernos de Latinoamérica, algunos bastante cercanos al nuevo líder de izquierda y otros bastante críticos de su historia.
Tras la larga jornada que terminó con un triunfo históricamente estrecho, Lula quedó electo como nuevo presidente de la república de Brasil en la segunda vuelta más reñida en la historia de Brasil. Al final, superó a Bolsonaro con el el 50,9% de los votos, mientras que su contrincante se llevó el 49,1%.
Prácticamente uno de los primeros en celebrar su victoria fue el propio Da Silva, líder del Partido de los Trabajadores, quien publicó una imagen con su mano en la bandera de Brasil y la leyenda: “Democracia”. Además, le recordó a sus contrarios que ahí sigue “firme” a pesar de que muchos daban por muerta su vida política tras los problemas judiciales del pasado.
“Pensaron que habían terminado con mi vida política. Que me habían destruido. Pero estoy aquí de nuevo. Firme, fuerte y apasionado. No hay nada que me haga desmayar”, señaló este lunes el nuevo presidente electo de Brasil.
En medio de todo ello, lo cierto es que el vecino país vivió una convulsa jornada electoral con millones de seguidores de ambos candidatos asistiendo masivamente a ejercer su derecho al voto. Aún así, con varias denuncias de presunta incidencia de Jair Bolsonaro en el desarrollo normal del encuentro electoral.
Desde el lado de Da Silva se llegó a acusar al gobierno actual de Brasil de detener el flujo de votantes desde regiones en las que se preveía apoyos importantes para el candidato contrario. Uno de estos casos, incluso derivó en la petición para que se detuviera al jefe de la Policía Rodoviária Federal (PRF), Silvenei Vasques, por la presunta detención de más de 500 autobuses en sus operaciones.
“¡Absurdo! Los datos de PRF obtenidos por @folha muestran que hubo al menos 82 abordajes de autobuses en Alagoas. Los informes se multiplican en todo el NE. Estamos ante un claro intento de coartar el derecho al voto de las personas. Esto sólo ocurre en las dictaduras”, denunciaba el senador brasilero Humberto Costa, quien pidió en varias ocasiones la intervención de las autoridades por el presunto “uso electoral del PRF”.
Aún así, Lula Da Silva finalmente logró el triunfo electoral, dándole una vuelta posiblemente inesperada a la política de su país y regresando al mando más importante de su nación, luego de haber estado preso por supuesta corrupción pasiva en medio del escándalo de Petrobras (sentencia que lo imposibilitó para competir contra Bolsonaro en 2018). Hoy, ya con todas sus sentencias anuladas, se impuso como líder natural de la izquierda en su país.
Esa situación, hizo a su vez que muchos de los líderes latinoamericanos, afines o no, se pronunciaran por el regreso de un gobierno con semejante apoyo popular. Estamos hablando de una victoria que, aunque reñida, fue dictaminada por más de 60,3 millones de votos; número mayor que sus victorias electorales en 2002 y 2006, lo que va muy en línea con el auge de la izquierda en América Latina.
Tan solo por hacer un balance, por primera vez en la historia reciente el territorio latinoamericano tiene una importante tendencia a la izquierda, alineada en su mayoría con gobiernos que apelan a nacer del y servir al pueblo, con una importante carga de propuestas de programas sociales y coincidencias discursivas en las ganas de cambiar las realidades de sus territorios. Un ejemplo de ello es el gobierno de Gustavo Petro en Colombia.
De hecho, el presidente colombiano fue uno de los que celebró con bombos y platillos el triunfo electoral de Lula Da Silva sobre Bolsonaro, con quien la izquierda local ha tenido numerosos encontronazos por sus posiciones y decisiones ultraconservadoras. Igual celebración tuvieron presidentes como Luis Arce (Bolivia), Alberto Fernández (Argentina) o el prácticamente recién entrado Gabriel Boric (Chile).
Así las cosas, el bloque de países gobernados por la izquierda en América Latina sigue ascendiendo, estableciéndose en robustas economías como Colombia, Chile, Argentina, o México y siguiendo con la lista de los gobiernos de Bolivia, con Luis Arce; Xiomara Castro en Honduras; Daniel Ortega en Nicaragua; Miguel Díaz-Canel en Cuba; Pedro Castillo en Perú; Luis Abinader en República Dominicana y por supuesto Nicolás Maduro en Venezuela.
Basados en este crecimiento, muchos de estos líderes mundiales han empezado a manifestar su apoyo mutuo en todos los objetivos que deseen emprender e incluso ha empezado a sonar con más fuerza una iniciativa de bloque que permita hacer más independiente y competitivo al territorio, como lo sucedido con la propuesta de Roy Barreras (en Colombia) para que los países latinoamericanos empezaran a pensar en la idea de una moneda común.
Por otro lado, la derecha en Latinoamérica (que en muchas partes hasta ahora va conociendo lo que es ejercer como oposición) está empezando a conformar su bloque con el fin de compensar la escalada sorpresiva de la izquierda en territorios geopolíticamente estratégicos. Acá se encuentran, por poner ejemplos cercanos, los gobiernos de Guillermo Lasso en Ecuador y Laurentino Cortizo en Panamá.
Sin embargo no son los únicos: Nayib Bukele en El Salvador, Alejandro Giammattei en Guatemala, Rodrigo Chaves en Costa Rica, Mario Abdo Benítez en Paraguay, Luis Lacalle en Paraguay y Pedro Pierluisi en Puerto Rico, son parte de esos gobiernos que hacen peso en la balanza hacia la derecha. Un escenario interesante en el que, por primera vez en la historia reciente, la izquierda es mayoría y tiene el reto de demostrar las bondades de esa gestión que muchas veces argumentó desde la oposición.