Amelia Pérez Parra, tras una controversial espera, es ahora la candidata que más votos ha recibido por parte de la Corte Suprema de Justicia para ser la nueva Fiscal General de la Nación, tras conseguir los 13 votos de los 16 necesarios.
Esta candidata, desde las pasadas votaciones, llevaba la delantera frente a las demás ternadas, logrando un máximo de seis votos de los magistrados de la corte.
La jurista tiene una larga carrera dentro del ente acusador colombiano, es abogada de la Universidad Libre de Colombia. No obstante, realizó sus postgrados en el Externado, donde consiguió el título de especialista en Criminología y Derecho Penal.
Lea también: Multan al congresista Miguel Polo Polo en la zona T de Bogotá
Le puede interesar: ¿Está en riesgo la curul de Juan Daniel Oviedo en el Concejo de Bogotá?
Aunque su experiencia y su formación profesional la catalogan como una persona idónea para ser Fiscal General de la Nación, la opinión pública y sectores de oposición al gobierno han encontrado que su pareja sentimental, el abogado Gregorio Oviedo, es un acérrimo contradictor del expresidente Álvaro Uribe, ya que a partir de comentarios en sus redes sociales, Oviedo ha dejado ver su postura frente al ex jefe de Estado.
Esto sin duda, generó una polémica ya que algunos consideran que si Amelia Pérez es fiscal, habría conflicto de intereses.
¿Quién es Gregorio Oviedo?
Este es un abogado reputado que trabajó la Fiscalía General de la Nación. Fue juez y director del CTI de la Fiscalía en Antioquía, departamento en el que se destacó por ser un funcionario que atacó las estructuras del paramilitarismo en la región.
Incluso es recordado por liderar el allanamiento de un parqueadero en el que se desenmascaró el sistema financiero de los paramilitares en el año 1998, a raíz de esto, le empezaron a llover amenazas de muerte de la cuales logró salvarse, pues tuvo que exiliarse. Incluso quienes trabajaban con él fueron asesinados por los mimos paramilitares. En el año 2014 salió de la fiscalía.
Algunas de sus publicaciones más polémicas son:
"A propósito de la descarnada confesión de Salvador Arana ante la JEP, en cuanto que simplemente obedeció órdenes del entonces presidente Álvaro Uribe para asesinar al alcalde de El Roble, por el único pecado de oponerse al paramilitarismo aupado por el matarife".
"El pernicioso y recurrente comportamiento de Álvaro Uribe Vélez, según el cual, "él no tuvo la culpa sino nosotros", siempre sus débiles testaferros, obedece, en gran parte a la omisividad, ya crítica, de la justicia para favorecerlo e impunizarlo, excepción hecha del soborno".