
El cierre de Don Jediondo Sopitas y Parrilla es una noticia que golpea por dos lados: el económico y el emocional. La Superintendencia de Sociedades ordenó la liquidación judicial de la cadena al no poder cumplir con la Ley 1116, arrastrada por deudas que superaban sus activos. Se cierran locales, se despiden empleados, se baja la persiana de un negocio que llegó a ser referente.
Pero más allá de los números en rojo, este es un caso que invita a leer la otra cara: la de una marca que logró algo que muy pocos emprendedores alcanzan en Colombia.
La fuerza de una marca cultural
Don Jediondo no fue solo un restaurante: fue la traducción de la identidad popular a la mesa. Con humor, cercanía y platos típicos, Pedro Antonio González convirtió un personaje de la televisión en una experiencia gastronómica reconocida en varias regiones del país. Una marca con ADN colombiano, que hablaba el mismo lenguaje de sus clientes.
Emprendimiento con impacto real
De un chiste nació un negocio. De una caricatura, una cadena de restaurantes con más de 30 puntos de venta. Y con ellos, 183 empleos directos que hoy lamentablemente se ven afectados, pero que durante años significaron sustento para cientos de familias. Eso no lo borran las cifras en los balances.
Intentos de salvamento
Desde 2022, la empresa buscó reorganizarse. Intentó cumplir, pagar, sostenerse. No alcanzó. La decisión de liquidación es dura, pero también muestra que se intentó jugar limpio frente a acreedores y trabajadores. En un país donde tantos prefieren desaparecer empresas sin dar la cara, aquí hubo transparencia.
El legado que queda
Más allá de su crisis financiera, Don Jediondo queda como ejemplo de cómo una idea creativa puede convertirse en empresa, en empleo, en cultura. Una marca puede quebrar en sus finanzas, pero no en su memoria colectiva. El humor, la comida y la identidad que representó seguirán siendo un activo invaluable.
En un país donde emprender suele ser sinónimo de sobrevivir a impuestos, deudas y trámites, ¿no deberíamos aprender a rescatar más las marcas que han construido cultura y empleo, en lugar de dejarlas morir en los balances?