Si la fe estaba intacta en el juego ante Polonia, frente a Senegal el lema fue #MásUnidosqueNunca. El himno retumbó en el estadio Samara Arena, y los once de Colombia: Ospina, Arias, Dávinson, Mina, Mojica, 'La roca' Sánchez, Matheus Uribe, Cuadrado, Quintero, James y Falcao, se echaron en sus hombros el reto de clasificar a octavos en el Mundial de Rusia 2018. Pékerman, como líder de esta selección, pudo darle la gran alegría al pueblo colombiano y repetir la hazaña de la competición en Brasil.
Colombia pasó a la siguiente fase del torneo, pero no fue un camino fácil. La derrota ante Japón pesó y la contundencia del buen juego contra Polonia estuvo ausente contra los africanos.
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Una jugada que involucró a Dávinson obligó al árbitro serbio a consultar la video asistencia, y la etiqueta #TeAmoVAR se volvió tendencia en Twitter porque benefició a los cafeteros y fue el impulso para buscar la tenencia del balón, aunque fue un juego físico, de choque.
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La salida de James, al minuto 30, generó nervios. Al 10 se le vio molesto y no pudo celebrar como hace cuatro años cuando marcó el mejor gol del Mundial en esta misma fecha. Muriel lo reemplazó en el campo y al minuto 59 llegó la tranquilidad con el tanto que marcó Jan Bednareck a los nipones. La clasificación estaba segura, pero por un resultado ajeno.
La alegría definitiva estuvo a cargo del mismo jugador que neutralizó a Lewandowski. El grande de Guachené recibió un centro de Quintero y de cabeza, como ya tiene acostrumbrada a su afición, venció a Khadim Ndiaye en el 79. El grito de gol invadió la cancha y se trasladó tras las pantallas a los hogares, oficinas y calles de Colombia. Mina se fue a la línea de banda y la carga de energía desde el banderín corrió desde Sánchez hasta hacer vibrar el cuerpo del caucano con su particular tumbao.
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Y la felicidad fue mucho más intensa cuando, tres minutos después, en el 76, David Ospina se hizo gigante bajo los tres palos y frenó la anotación de Senegal que se convirtió en el último africano eliminado de la competencia.
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En el otro juego, los futbolistas de uno y otro bando prácticamente se quedaron quietos en la cancha, para dejar correr el reloj sin modificar el resultado. Colombia y Senegal se disputaron el balón hasta el final. Al minuto 94, el destino quedó sellado y el onceno tricolor festejó su triunfo, como lo hicieron desde el presidente Juan Manuel Santos, los aficionados en el estadio, hasta todos los que seguían la transmisión.
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Pero la celebración no deja por fuera la necesidad de reflexionar sobre los errores. Es obligatorio mejorar el planteamiento de juego y recuperar el manejo del balón. Ahora, como primero del Grupo H, tendrá como próximo rival a Inglaterra, una selección que se coronó campeona en 1966, que ha tenido buenas actuaciones con un tercer lugar en el 90 y clasificación a cuartos en 2002 y 2004. Su historia puede complicar a la tricolor.
Con la mente en el partido del siguiente martes, a la 1 p.m., los 23 cafeteros más el cuerpo técnico pueden sentir la satisfacción de llenar de buenas noticias a un país que necesita estas emociones mundialistas.
