El panorama electoral en Colombia no solo está caldeado, sino que es probable que toque devolverse varias elecciones en el tiempo para encontrar similitudes con el clima de desconfianza institucional actual. Desde todas las orillas de la política nacional hay rechazo frente a la gestión del registrador actual, Alexander Vega Rocha, que ignoró las recomendaciones previas a las elecciones legislativas y reaccionó tardíamente frente a la lluvia de denuncias de los resultados. Hoy su salida de la Registraduría es una petición generalizada.
Por un lado, su relación con el Pacto Histórico finalmente flaqueó tras anunciar que solicitará el reconteo oficial de los votos ante la Comisión Nacional Electoral, luego de que en el escrutinio aparecieran casi 500 mil votos que no habían sido contabilizados en el preconteo para esta colectividad política. Un hecho que le aumentaría sus curules en el Senado de 16 a 19.
No obstante, este es un caso de estudio ya que aunque en un principio el Pacto estaba reacio a confiar en la Registraduría de Vega, la relación entre ambos habría mejorado tras la presentación del nuevo software para el escrutinio y el plan de auditoría. Evento que terminó con senadores como Gustavo Bolívar, Roy Barreras y María José Pizarro agradeciendo por las garantías previas a las urnas.
Una relación que ahora se fragmenta por la petición del registrador de realizar un reconteo, a lo que se han opuesto con firmeza los sectores progresistas por una supuesta pérdida de la cadena de custodia de los papeles electorales. Este es un tema con bastantes aristas, ya que desde la derecha se han inclinado por defender que los votos se conservan para enfrentar futuras demandas y desde otros sectores se han denunciado manipulaciones sin protocolo del material electoral.
Por otro lado, desde la derecha, se presentó gran malestar por la aparición de los casi 500 mil votos para el Pacto Histórico en el escrutinio, que entre otras cosas le restaría una curul al Partido Conservador, una al Centro Democrático y una más a la Alianza Verde-Centro Esperanza (en comparación con los datos del preconteo). Una diferencia abismal que deja en evidencia, entre otras cosas, toda una serie de errores en el diligenciamiento de los E-14.
En ese sentido, este sector de la política es uno de los más interesados en realizar el preconteo de los votos y de hecho algunos excandidatos al Congreso señalan que dicha petición se debería extender a la votación de la Cámara de Representantes. Sin embargo, será la Comisión Nacional Electoral quien determine si dicho recurso tiene lugar o no, basada entre otras cosas en qué tan hermética ha sido la protección de las tarjetas electorales.
No hay que olvidar que fue el mismo registrador Vega quien reconoció este lunes, de manera tardía, que algunos E-14 fueron diligenciados con la intención de afectar el resultado de las elecciones. Irregularidades que ya estarían siendo subsanadas por las comisiones escrutadoras y serán investigadas por la Fiscalía General de la Nación.
Al final, luego de todo esto se tiene un panorama desolador: todos los partidos hablando de fraude, la desconfianza ciudadana por las nubes, el presidente Iván Duque convocando a la Comisión Nacional de Garantías Electorales, mientras la Registraduría se da golpes de pecho para anunciar el éxito de las urnas y la transparencia de las mismas. Acá, la cadena de errores por la que hoy se exige la salida del registrador Alexander Vega Rocha.
1. “Quien sienta que le van a hacer fraude”
Desde antes de las elecciones todo pintaba muy mal con el Registrador. Se duró meses hablando de la nueva contratación del software de Indra y de cómo ello tendría una incidencia directa en la transparencia de las elecciones, de avances como la Misión de Observación Internacional y de que el mismo Vega se luciera frente a los eurodiputados diciendo que “la democracia colombiana es una de las más robustas del mundo, (porque) entre otros aspectos, permite una amplia observación internacional”.
De hecho, la actitud de confianza del Registrador llegó a tal punto que incluso dio lugar a su famosa frase de “el que no sienta garantías o crea que le van a hacer fraude, no debería presentarse”. Un momento sin duda polémico que dio visos de cómo iba a ser una actitud negacionista frente a cualquier irregularidad en las elecciones y que, a pesar de su intención, terminan pegándole un revés a la confianza institucional.
De hecho, en días previos a las elecciones ya se empezaban a conocer videos de algunos funcionarios de la Registraduría, indicando a los jurados que debían dejar los espacios vacíos en blanco (y no con un guión como dicta la cartilla o bien con un asterisco). Sin embargo, lejos de pronunciarse oportunamente, permitieron que se siguieran colando las suspicacias y ahora se ven los resultados.
Además, se cuentan pronunciamientos de la MOE sobre el formulario E-14 en el que se señalaba que era confuso y destacaba la mala ubicación de la lista cerrada del Pacto Histórico en el formulario.
2. Negacionismo y reacción tardía
Pasó el preconteo de los votos y el Pacto Histórico ya celebraba 25 curules en Cámara de Representantes y 16 en Senado, mientras las otras fuerzas de peso se iban configurando: Partido Liberal y Conservador, seguidos de la Alianza Verde, Centro Democrático, Cambio Radical, Partido de la U y demás. Sin embargo, hubo falta de claridad informativa frente a lo que realmente significa el preconteo, olvidando una premisa básica: no se puede dar por sentado que los ciudadanos conozcan los protocolos electorales.
Esto cobra especial importancia en unas elecciones como estas, en las que la misma polarización ha llevado a una gran cantidad de colombianos a desarrollar interés en la política y a adoptar una posición. En total, más de 18 millones de personas votaron por sus opciones en Cámara y Senado, un número superior a los 17,8 millones que votaron en 2018.
En ese marco, tras el escrutinio (que al final son los resultados oficiales de los comicios) y el remonte del Pacto Histórico con una diferencia tan marcada con respecto al preconteo, los partidos contrarios empezaron a reavivar la idea de un fraude. El resultado: todos los movimientos alineados con un concepto tan dañino para la democracia y en completa ausencia de la Registraduría para calmar los ánimos.
Entretanto, miles de denuncias aparecían de formularios E-14 mal diligenciados. El Pacto Histórico y otros partidos progresistas mostraron cómo, en muchos de ellos, no se les contaron los votos reales o cómo descaradamente se les tachaban los números para reducir el número de votos a favor. En otros mostraron cómo a algunos partidos les pasaba exactamente lo contrario.
Por el lado de los partidos de derecha, entre ellos el Centro Democrático, la situación fue exactamente la misma, pero la reacción llegó supremamente tardía. Dirigentes políticos evidenciaron cómo hubo votos ausentes (de personas que votaron en mesas específicas y no aparecen en las cuentas finales) o formularios donde igualmente no hacen bien las sumas de los votantes.
Al final, como se había mencionado anteriormente, no fue sino hasta este lunes que el registrador admitió que hubo errores y que incluso se tenía la teoría de que muchos de ellos fueron intencionales. Eso deja muchas preguntas en el aire: ¿Por qué tan tardía su reacción? ¿Cómo justificar un error de dimensión nacional por parte de jurados que fueron capacitados por la propia Registraduría? ¿Qué acciones se están tomando contra las personas que supuestamente cometieron estos actos de forma intencional?
3. Un recuento inédito en medio del huracán
Finalmente llega la cereza del pastel: un recuento inédito, no parcial, de la totalidad de los votos para el Senado. En medio del huracán, con todos los partidos hablando de fraude, con la confianza institucional visiblemente afectada, el Registrador decide pedir al CNE el recuento general de todos los votos; un recurso inédito que ahora voltea el asunto, dejando a los partidos de derecha aplaudiendo y al progresismo alegando que no hay condiciones para realizarlo.
Las cosas son así: hubo preconteo, escrutinio y sean cuales sean los resultados ese es el protocolo legal de las elecciones. En su momento partidos de todas las orillas hablaron de reconteo, pero no fue sino hasta que el Gobierno y el Centro Democrático empezaron a demandar, que Vega Rocha decidió solicitarlo frente al CNE. Este hecho podría ser una simple coincidencia, aunque para el Pacto Histórico y otros partidos es la confirmación de la cooptación política de una entidad tan importante para la democracia.
De hecho, muchos varios congresistas electos han manifestado que este recurso de reconteo de los votos ya escrutados (y por tanto cerrados) no existe en el marco normativo colombiano. Esta molestia nace porque desde este sector se pidió en su momento un reconteo, pero este solo llegó hasta casi el final del escrutinio, dejando la duda de que pueda haber pérdida de cadena de custodia y por tanto de garantías para impedir influencias externas sobre el material electoral escrutado por jueces de la República.
Además, no hay que olvidar que la propia Misión de Observación Electoral informó que en el transcurso de la jornada del 13 de marzo reportó 1.088 reportes sobre posibles irregularidades y delitos electorales, de los cuales: 470 corresponden a hechos relaciones con autoridades electorales, 269 afectaciones al voto libre, 242 irregularidades en publicidad y medios de comunicación, 42 irregularidades en la función pública, 36 en la inscripción de cédulas, 19 en el proceso de conteo de votos, 7 situaciones de orden público, 2 irregularidades de género y 1 relacionada con la financiación.
Así las cosas, pocas son las fuerzas políticas que están tranquilas de cara al 29 de mayo y frente a tener que enfrentar nuevas jornadas electorales con Alexander Vega en cabeza de la Registraduría. Un funcionario que hasta el momento sigue defendiendo la transparencia de las elecciones y tachando de “errores humanos” a las irregularidades que han terminado con la recuperación de 500 mil votos.
