El cirujano plástico Ernesto Andrade acaba de ganar el premio León Hernández de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva por sus aportes a la abdominoplastia, un procedimiento efectivo para reducir el abdomen, con mínimo dolor, de rápida recuperación y de gran aceptación y demanda.
El doctor Andrade es un hombre muy seguro de su trabajo. Tal vez por eso no se había motivado a participar en concursos de ninguna índole dentro de su profesión, pero la insistencia de sus alumnos lo llevó a postularse al León Hernández. Cuando lo ganó se sorprendió. No esperaba que su primera postulación a un premio resultara ganadora.
La abdominoplastia es una técnica fácil de enseñar y aprender, según Andrade. Sus alumnos ya la reproducen en Colombia, Ecuador, Panamá, Argentina y México.
Andrade es una persona polifacética. Escribe (y no solo de medicina, también le interesan los temas políticos y sociales. Participó con sus textos en El Tiempo, Aló y KienyKe.com, espera encontrar un género en el que pueda seguir escribiendo). Hizo pinitos en política al lado de Luis Carlos Galán, pero después del asesinato de este, en 1989, se desmotivó por “las hienas” que rodean la política. Es un exitoso empresario que desde su propia clínica desarrolla métodos e implantes en el complejo campo de la cirugía estética.
KienyKe.com habló con él en su centro médico, ubicado en el norte de Bogotá, sobre este premio, la técnica galardonada y su oficio como cirujano plástico, una actividad que él no solo reconoce como arte, sino como una de las actividades estéticas más difíciles a las que se enfrente el ser humano.
¿En qué consiste la técnica que fue reconocida con el premio León Hernández?
Las palabras médicas se dividen siempre en dos raíces. Ejemplo, apendicectomia: apéndice y ectomía, que es la extirpación. Hace unos años practicábamos lipectomías, donde se extirpaba grasa y piel. Con el tiempo entendimos que lo que hacíamos era un moldeamiento del abdomen, entonces la palabra se transformó en abdominoplastia, esta va teniendo una serie de evoluciones, las primeras técnicas eran para resecar el exceso de grasa y de piel que una mujer tenía después de un embarazo u obesidad.
Con los años vimos que las mujeres no eran tan obesas pero con los embarazos la forma se perdía, nos preguntábamos por qué si ya no hay piel y no hay tanta grasa. Descubrimos que el daño de la estructura muscular era lo más importante. Al dañarse había que repararla. Las primeras técnicas se basaron en volver a poner los músculos tal como uno nace.
Lo que observé después de diez años de experiencia fue que el resultado no era satisfactorio, a pesar de poner los músculos uno al lado del otro. Qué hice. Cogí los músculos oblicuos, que vienen de manera oblicua desde la columna vertebral, y quedan a los lados de los músculos abdominales, los que llamamos el six pack, tomamos estos músculos y los pasamos por encima como si fueran un corsé. Esta operación se hace con una sutura continua, no tenía que ser por puntos sueltos sino un solo hilo que diera la vuelta en todas partes, lo que además facilita la técnica. Permitió anclar el ombligo a la profundidad y obtener un resultado más natural.
¿Qué beneficios trae esta técnica?
La cirugía cambia porque pasa de durar tres horas a una, los pacientes sangran muy poco y no necesitan ni siquiera una reserva de sangre, mucho menos una transfusión. Son pacientes que no se doblan, o sea, en las técnicas antiguas el paciente caminaba doblado después de salir del quirófano, con esta técnica no es así, salen caminando derechos.
La forma de la cintura fue maravillosa desde el primer momento, no dejamos drenes y la incapacidad es mucho más corta. El procedimiento satisface el deseo del paciente de tener una bonita cintura en una cirugía poco dolorosa con una recuperación muy rápida.
¿Se usa sólo en mujeres?
Encontramos que era aplicable a otras circunstancias como en los hombres que perdieron peso después de una cirugía bariática y perdieron el tono del abdomen. Después de eso encontramos otra nueva aplicación. Sustituye el uso de la malla abdominal para pacientes que tienen una hernia o una pérdida grande de la pared muscular. Con los músculos tenemos la suficiente cobertura porque al desplazar unos sobre otros, el bueno reemplaza el defecto del malo. Es una técnica no excluyente, la podemos hacer en todos los pacientes, a diferencia de otras técnicas que dependen del caso para su aplicación.
No solo para una abdominoplastia, sino en general, ¿cómo se garantiza que los resultados de una operación puedan durar más tiempo?
Sólo la experiencia te va dando esa respuesta. Aprendes a palpar un tejido y saber ante qué estás enfrentado, la experiencia te va mostrando una serie de cambios en la consistencia de la piel y de la estructura intrínseca de los músculos que serán determinantes para el resultado.
Esto acompañado de la personalidad del paciente. Puedes determinar si el paciente piensa cambiar su estilo de vida en términos nutricionales, actitud ante el ejercicio, o no. Ahí más o menos se sabe para dónde va la cirugía.
¿En qué momento se le dice a una persona que no es conveniente operar?
La primera circunstancia para decir no es cuando uno como cirujano no se siente cómodo con el paciente. Algo que es increíblemente frecuente.
¿Es difícil llegar a ese grado de sinceridad con el paciente?
Es facilísimo, se le dice de frente que no ha entendido el problema, ni lo quiere aceptar. Usted viene a buscar una ecuación mágica y yo no soy mago, soy cirujano plástico. El paciente está convencido de que tendrá un cuerpo perfecto con una cirugía y eso no es cierto, tendrá un cuerpo perfecto si hace caso y entiende que es parte de la ecuación completa, yo soy solo un eslabón de la cadena, el paciente necesita poner de su parte, necesita hacer ejercicio, controlar el trago, suspender el cigarrillo. A veces dicen, doctor no tengo el tiempo ni la voluntad. Nos despedimos, mucho gusto conocernos y se acabó.
¿Cómo es un buen paciente?
Cuando es consciente de su error y dice sí, tengo mal hábito, soy una persona perezosa, no me gusta comer bien, no me gusta el ejercicio, pero estoy dispuesto a cambiar, entiende que no es sólo una cuestión de estética sino de salud.
¿Cómo prepara a un paciente?
Primero es necesaria una larga conversación, ellos tienen que convencerme de que van a ser parte activa del proceso para solucionar el problema. Luego vienen rigurosos exámenes de laboratorio, evaluación de anestesiología, una evaluación nutricional.
Su mayor reto como cirujano…
Son muchos. Un reto actual para mí es satisfacer demandas insatisfechas. Cuando una demanda no es satisfecha la gente la llena de manera inadecuada. Las mujeres están desesperadas por tener nalgas y no existe nada bueno en el mercado porque lo único medio bueno es que ponemos grasa, los implantes glúteos actuales son muy malos, la locura de los famosos y tristemente célebres biopolímeros, deforma y lleva a la gente casi al suicidio, pero existe una profunda demanda que hay que satisfacer con una buena oferta. Ese es mi reto actual. En unos meses tendremos la respuesta.
Usted también es empresario, ¿cómo balancea la demanda comercial con la ética médica?
No es difícil de conciliar. Por un lado es una maravilla ser médico y ayudar a la gente y por otra es una maravilla ser empresario y ver las cosas progresar, ambos se miden de manera distinta, una se hace con plata y la otra en cómo uno aporta como especialista en un área.
Lo que no hay es un pecado entre los dos, si hay un paciente que no debe ser operado, la parte empresarial no se debe anteponer, prima la condición de médico de nunca hacer daño y hacer las cosas bien. Por otro lado, el empresario que uno lleva dentro dice aquí hay una profunda demanda que hay que satisfacer.
El auge de las dietas sanas ¿ha repercutido en su negocio?
Por supuesto pero muy positivamente. La gente se está educando. La gente más educada es la más sana y con mejor forma física. La gente está aprendiendo que con una buena alimentación compran belleza y vida. Antes veíamos mujeres lindas a los veintes, luego a los treintas y ahora las vemos también a los sesentas. Personas haciendo ejercicio y alimentándose mejor, cada vez vemos gente más sana y la cirugía se va a lo que debe ser, aquello que no sea manipulable por el paciente, el paciente no puede manipular la forma de su nariz y sus orejas, pero sí la forma de su cuerpo.
El premio que acaba de ganar. ¿Por qué decide participar? ¿Qué significa para usted?
Después de diez años y no tener ningún interés en publicarla ni de concursar con ella, fui convencido por un grupo de alumnos míos que me dijeron: oiga ya lleva diez años, 3.000 casos, sería bueno publicarla y presentarla a concurso. Por primera vez concursé en algo y me sorprendió ganármelo. Estaba nerviosísimo.
Le vamos a seguir demostrando al mundo de que así como en Colombia tenemos grandes futbolistas, ciclistas, tenemos grandes médicos. Me hace revivir la emoción de ganar premios, como cuando uno era chiquito y se ganaba el diploma de honor.
Ahora estoy motivado a concursar con otras técnicas que he hecho durante 20 años en otras áreas como cirugía de nariz, de párpados, cuello, implantes mamarios que ahora sí los voy a presentar.
En un reportaje que le hicieron junto a otros colegas suyos llamaban sus trabajos obras de arte. ¿En qué se parece su oficio al arte?
La cirugía plástica es un arte. No es medible, es subjetiva como el arte, me parece más difícil que ser artista porque si un escultor trabaja una piedra y regresa un año después, la piedra está tal y como la dejó. Nosotros no, nosotros esculpimos tejidos vivos que siguen cambiando y envejecen, no sólo es moldear sino saber cómo los tejidos van a cambiar con el tiempo y satisfacer la necesidad de cada paciente, con la dificultad de cada material.
Ernesto Andrade y la coincidencia entre la cirugía plástica y el arte
Lun, 29/06/2015 - 03:52
El cirujano plástico Ernesto Andrade acaba de ganar el premio León Hernández de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva por sus aportes a la abdominoplastia, un pro