El amor o la fascinación por la naturaleza es algo común. A muchas personas les apasiona pasar tiempo a solas disfrutando de un buen atardecer o del agradable olor de diferentes plantas. ¿Pero qué sucede cuando este gusto pasa a ser una fascinación sexual?
Es válido explorar experiencias que generen ante todo una satisfacción propia y probablemente en pareja o colectiva. Dentro de las diversas corrientes sexuales está en pleno auge una nueva alternativa conocida como ecosexualidad.
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¿En qué consiste la ecosexualidad?
La práctica conocida como ecosexualidad, sexo ecologíco o sexecología consiste en no tener relaciones con los genitales, sino conectarse un 100 por ciento con la naturaleza, es decir, con todos los cinco sentidos, para lograr un estímulo sexual abrazando, tocando árboles, flores e incluso la tierra y convertirlas en una amante.
Esta experiencia erótica y sexual, está directamente relacionada con un poco de arte y de activismo ecológico para cuidar con ‘pasión y locura’ el planeta Tierra, al mismo tiempo que se le hace el amor a la naturaleza.
La ecosexualidad se dió a conocer gracias a sus creadoras, las artistas Elizabeth Stephens y Annie Sprinkle, quienes redactaron una declaración conocida como ‘Manifiesto sexual’, en el que explican los propósitos de está práctica y quienes son las personas ecosexuales.
En uno de los apartados del manifiesto, se declara que “somos acuófilos, terrófilos, pirófilos y aerófilos. Sin pudor masajeamos la tierra con nuestros pies y hablamos eróticamente con las plantas...hacemos el amor con la Tierra a través de nuestros sentidos. Celebramos nuestro punto E”.
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En su página web ‘sexecology.org’, se encuentran algunos videos informativos y algunos documentos en los que se cuenta qué es la comunidad. Además, aparecen noticias, entrevistas y proyectos que hacen dar cuenta de todos los objetivos que tienen los ecosexuales y cómo es su relación con la naturaleza.
Cabe aclarar que esta identidad sexual aunque es un tanto extraña, comenzó a coger fuerza desde el 2008, pero en mayor medida cuando en 2010 se lanzó el manifiesto.
Una de las curiosidades de los ecosexuales es que pueden explorar ese amor eterno mediante el matrimonio con la naturaleza y las artistas ya han realizado diversas bodas en las que unen a las personas con el firmamento, el mar, sol y demás elementos que hay en la madre tierra.
Una de las organizaciones que apoya y defiende esta inclinación sexual es Greenpeace, la cual ya tiene un decálogo o un tipo de mandamientos para prácticas sexuales amigables con el planeta conocidas como ‘ecofriendly’.
En la actualidad dentro de la industria porno, también se pueden encontrar vídeos de ecosexualidad. Lo que resulta para muchos excitante y puede lograr que una persona alcance el orgasmo viendo o tocando algún elemento de la naturaleza.
Finalmente hay que resaltar que el mejor estimulante natural es el cerebro, conocido como uno de los órganos sexuales más potentes, debido a todo el ejercicio de concentración e imaginación que requiere está práctica.