La flexibilidad no depende sólo del hecho que lleves una vida sedentaria o que hagas mucho deporte, ni de la constitución de tu cuerpo. Es más un tema interior, de la constitución de tu mente, de tu grado de flexibilidad mental. De no ser así, ¿cómo es posible que los bebés y niños pequeños sean tan flexibles sin hacer gimnasia o ejercicios de larga intensidad que le den a su cuerpo esa condición?
Creo que ya debes saber la respuesta: son flexibles de mente, están apenas explorando el mundo, se adaptan a las situaciones porque apenas pueden comunicarse, no están temerosos ni ansiosos de controlar las cosas, sólo quieren vivir y ser felices. Y cuando empiezan a crecer, es cuando se llenan de ideas, temores, deseos egoístas y ansias por controlar el entorno para satisfacer sus deseos, lo que los lleva a ir perdiendo esa capacidad natural de adaptarse.
Podríamos decir que la flexibilidad es la capacidad de adaptarse, ceder o moldearse ante las circunstancias, personas o entornos de manera natural y armoniosa. Pero al pretender controlar tu entorno o cuando lo planeado no resulta como esperas, reaccionas con una emoción negativa como la ira y consciente o inconscientemente lo reflejas en tu cuerpo tensionando los hombros, el tronco, las piernas, el cuello, las articulaciones y otras diversas partes de tu cuerpo.
Entre más tensionadas o recogidas sientas las partes de tu cuerpo, quiere decir que en estas reflejas tu falta de flexibilidad y en las que tu rigidez mental se manifiesta inconscientemente o cuando no la puedes expresar abiertamente. Por ello, tómate unos instantes para conocer tu flexibilidad mental. Ponte de pie con los pies juntos y con las piernas siempre estiradas, baja el tronco y los brazos, tratando de llevar tus manos hacia los pies.
Notarás que posiblemente tus manos no lleguen hasta los pies o que no es tan cómodo mantener tu cuerpo tanto tiempo en esta posición, conocida en el Yoga como la pinza. El grado en que la postura resulte cómoda y tus manos logren llegar a los pies, quiere decir tu grado de flexibilidad ante la vida, ante las diferentes situaciones.
Ten en cuenta que el no calentar previamente o no haber hecho ejercicio recientemente influirá así como el que hagas mucho ejercicio o hayas llevado tu cuerpo a la flexibilidad. No obstante, aprovecha para ser más consciente de ti mismo, para autoevaluarte.
Recuerda que cuando niño hacías este tipo de posturas o estiramientos flexibles todo el tiempo, naturalmente, sin calentar ni ejercitarte, sin sentir dolor o tensión. Y así mismo esta es sólo una asana o postura de las muchas que revelan tu grado de flexibilidad en brazos, tronco, espalda o ciertas partes de las piernas. Anímate a explorar otras posturas que te muestren otras visiones entorno a tu flexibilidad mental.
Es momento de tomar conciencia qué tan flexible eres en los diversos aspectos de tu vida y monitorear tus reacciones cuando te cuesta ser flexible o adaptarte a las circunstancias. Puedes ayudarte con el artículo anterior. Es un buen comienzo para empezar a trabajar en tu flexibilidad mental para que se refleje en tu exterior.
“La flexibilidad en tu cuerpo es un reflejo de tu flexibilidad mental”.
Shanti Om - Bendiciones y deseos de paz para tu vida
Andrea Rodríguez González
Instructora de Yoga y Terapeuta Alternativa
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¿Sabes qué tan flexible eres en la vida?
Dom, 17/05/2015 - 08:19
La flexibilidad no depende sólo del hecho que lleves una vida sedentaria o que hagas mucho deporte, ni de la constitución de tu cuerpo. Es más un tema interior, de la constitución de tu mente, de