Enfermedades Visuales: Una Amenaza Creciente para la Economía y la Salud en América Latina

Vie, 28/11/2025 - 14:46
La pérdida de visión amenaza con costar más de $3.100 millones anuales para 2027. La solución: dejar de verla como un gasto y empezar a tratarla como una inversión.
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EFE/ Villar López ARCHIVO

El Problema: Un Costo Social y Económico Subestimado

La pérdida de visión en edad productiva es más que un problema de salud; es una carga económica de miles de millones de dólares para América Latina. Según un análisis, esta cifra podría superar los 3.100 millones de dólares anuales para 2027 si la región no fortalece la detección temprana y el acceso a terapias innovadoras.

El Edema Macular Diabético (EMD) es un claro ejemplo de este desafío. “Afecta a personas en edad productiva (…) y es la principal causa de ceguera en países en desarrollo”, explicó el cirujano oftalmólogo Sebastián Arellano. El especialista lamenta que el impacto de estas enfermedades se subestime por no ser mortales, a pesar de que “nunca es normal perder visión a ninguna edad”.

El impacto es estructural. Luis Durango, gerente asociado de Políticas de Salud para América Latina en Roche, lo resume así: “Las enfermedades visuales generan una pérdida de productividad inmensa”. La pérdida visual no solo reduce años de vida saludable, sino que limita severamente la capacidad laboral de las personas.

El Punto Crítico: El Diagnóstico Tardío

En la región, el diagnóstico suele llegar demasiado tarde, agravando el pronóstico y las consecuencias. Arellano lo ejemplifica con la diabetes: “Muchos pacientes viven siete años con diabetes antes de recibir el diagnóstico”. Este retraso es crítico, ya que “mientras más temprano se identifiquen estas enfermedades, más favorable es el pronóstico”.

La demora tiene un efecto fisiológico irreversible. “La mácula está hecha de neuronas (…) si se dañan no se regeneran”, indicó Arellano. Iniciar el tratamiento tarde deja poco margen terapéutico y un “daño irreversible”.

El costo económico de esta demora es cuantificable. El instituto WifOR estima que las enfermedades de la retina generarán $11.100 millones adicionales en pérdidas entre 2024 y 2027, impulsadas por el envejecimiento poblacional y el aumento de la diabetes. Solo en 2023, la región perdió $2.500 millones. Durango recalcó la magnitud: “Más de 12.000 millones de dólares en siete años (…) eso equivale casi al 3 % del PIB regional anual”.

La Solución: Terapias Innovadoras y Sistemas de Salud más Eficientes

Frente a este panorama, las terapias innovadoras ofrecen un rayo de esperanza. Arellano destacó que los tratamientos más recientes permiten espaciar las aplicaciones sin perder efectividad. “Ocho de cada diez pacientes requieren solo una inyección cada tres o cuatro meses”, explicó. Esto facilita la adherencia al tratamiento y reduce la carga de traslado para los pacientes.

Además, esta eficiencia terapéutica es clave para aliviar sistemas de salud saturados. Las nuevas terapias requieren menos intervenciones a largo plazo, lo que permite desahogar la infraestructura médica.

Desde la perspectiva económica, este alivio se traduce en retornos medibles. Según Durango, la inversión en estos tratamientos puede oscilar “entre cuatro y ocho veces la inversión inicial”, pero para que esto ocurra, “la adherencia debe mantenerse por encima del 70 %”.

La Conclusión: Invertir Mejor, No Necesariamente Gastar Más

La evidencia apunta a que la acción temprana es la más costo-efectiva. WifOR estima que fortalecer el tamizaje, la detección temprana y los programas de adherencia podría reducir entre un 10 % y 20 % la futura carga de discapacidad visual, evitando pérdidas de entre 300 y 600 millones de dólares.

Con estos datos sobre la mesa, Durango señaló que es hora de transformar la forma en que los gobiernos asignan recursos. “No se trata de gastar más, hay que invertir mejor”, afirmó. “Los ministerios de Hacienda pueden usar esta evidencia para reclasificar la salud visual como inversión y no como gasto corriente”.

Arellano coincidió en que la clave está en la prevención y la acción temprana. “Si no priorizamos las enfermedades visuales, el costo económico será inmanejable”.

La conclusión es clara: preservar la visión en la población productiva debe dejar de ser visto como un gasto sanitario y comenzar a considerarse una inversión estratégica para la sostenibilidad de los sistemas de salud y las economías nacionales.

Creado Por
Redacción Kienyke.com
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