La Propiedad Intelectual (PI) es el pilar fundamental que asegura la diferenciación y el valor competitivo de los activos intangibles de una empresa. A través de marcos regulatorios rigurosos, esta confiere derechos exclusivos esenciales para proteger innovaciones y creaciones únicas. A pesar de la existencia de estas salvaguardas legales, la dinámica del mercado global y la intensa competencia han provocado que las disputas y litigios por infracción de derechos sigan siendo una constante inevitable.
Esta persistencia subraya un desafío crítico y recurrente para las empresas: la necesidad de mantener una vigilancia estratégica continua y de hacer cumplir activamente sus derechos para preservar su posición en el mercado.
No obstante, existe una desconexión crítica entre la importancia estratégica de la PI y su gestión corporativa. Según revela un reciente estudio de PONS PI a más de 400 empresas, un alarmante 62% del tejido empresarial carece de conocimientos adecuados sobre el cuidado de su Propiedad Intelectual, y menos del 20% la integra efectivamente en su estrategia mercantil.
Esta omisión no es solo un descuido administrativo; incide directamente en un riesgo inminente y significativo hacia la competitividad y la permanencia de la marca en el mercado global. Asegurar y defender estos activos intangibles ya no es una opción, sino un imperativo estratégico para garantizar la rentabilidad a largo plazo.
La necesidad de proteger estos activos no es teórica, sino una realidad cotidiana con consecuencias inmediatas. Prueba de ello es el reciente conflicto que subraya cómo la omisión de buenas prácticas de Propiedad Intelectual afecta la diferenciación de marca. En días recientes, la marca Pollo Colombiano generó controversia al utilizar el eslogan distintivo de su competidor La Fina en una publicación oficial de redes sociales, presentándose como propio
La empresa afectada, actuando con celeridad para defender su Propiedad Intelectual, emitió un comunicado oficial en sus redes sociales exigiendo a la reconocida marca de alimentos que se retracte públicamente por el uso no autorizado y el presunto plagio de un activo.
Sin embargo, la respuesta del mercado fue la escalada del conflicto: Pollo Colombiano optó por la confrontación directa, negándose a emitir una retractación y persistiendo en el uso del eslogan distintivo de su competidor. Esta decisión ha detonado una disputa mediática abierta, donde ambas marcas han optado por el uso recíproco y estratégico de los lemas del otro.
En consecuencia, la protección estratégica de los derechos intelectuales se eleva a la máxima prioridad operativa para cualquier empresa. El registro formal y la defensa activa de estos activos no solo son cruciales para el reconocimiento y la coherencia de marca en todos los canales de comunicación, sino que también representan la única barrera efectiva contra la usurpación.
Como lo demuestran los incidentes recientes, la omisión de la protección adecuada deja a las empresas vulnerables a que cualquier competidor pueda hacer uso libre de sus elementos distintivos. Es imperativo que las organizaciones trasciendan la simple conciencia y comiencen a integrar la Propiedad Intelectual como un escudo irremplazable para asegurar su ventaja competitiva y su viabilidad a largo plazo.
