El Gobierno anunció un nuevo paquete de medidas para cerrar el paso al fentanilo en Colombia, antes de que esta droga sintética —hoy con uso principalmente hospitalario en el país— se convierta en un problema de producción y tráfico como en Estados Unidos o Canadá.
En una sesión del Consejo Nacional de Estupefacientes, el ministro de Justicia (e), Andrés Idárraga, y el ministro del Interior, Armando Benedetti, confirmaron que se aumentarán los controles sobre varios precursores químicos vinculados a la elaboración de fentanilo y que se presentará un proyecto de ley para penalizar su fabricación, porte, distribución e introducción al país.
Más controles sobre seis sustancias clave
Idárraga explicó que cuatro sustancias bajo competencia del Ministerio de Justicia —ácido clorhídrico, cloruro de hidrógeno, éter etílico y tolueno— quedarán sometidas a mayor seguimiento y restricciones, sin prohibir su uso legítimo en la industria o en el sector salud.
A estas se suman dos compuestos adicionales, definidos junto con el Ministerio de Salud: anhídrido propiónico y bencilfentanilo/bencilpiperidin (según los listados técnicos). Todas pueden ser usadas como insumos en la producción de fentanilo u otras drogas sintéticas, por lo que estarán bajo un esquema más estricto de licencias, monitoreo y trazabilidad.
El mensaje central de Justicia es preventivo: el Gobierno busca evitar que en Colombia se instalen “cocinas” de fentanilo o que el país se convierta en plataforma de tránsito de precursores hacia otros mercados. La decisión se articula con los listados de sustancias controladas de la DEA y con los compromisos de cooperación antidrogas con Estados Unidos.
- Le puede interesar: CNE sancionó la campaña Petro Presidente por violación de topes electorales
Proyecto de ley para penalizar el fentanilo
En paralelo, Benedetti anunció que junto con MinJusticia radicará en el Congreso un proyecto de ley que tipifique y sancione con mayor severidad la elaboración, porte, introducción y exportación de fentanilo.
El Gobierno argumenta que, aunque hoy el uso del fentanilo en Colombia es principalmente médico, la experiencia internacional muestra su capacidad destructiva: se trata de un opioide sintético mucho más potente que la morfina, asociado a altas tasas de sobredosis y mortalidad cuando circula en mercados ilegales. La idea es “cortar de raíz” posibles cadenas de producción y envío antes de que se consoliden.
