El 2026 aún no llega, pero el mundo de la belleza ya tiene claro cuál será la coloración estrella del próximo año: el color melting. Esta técnica, que fusiona lo mejor del balayage y las mechas tradicionales, promete un acabado natural, luminoso y completamente difuminado, ideal para quienes buscan renovar su look sin perder la esencia de su cabello.
A continuación, te contamos qué es, cómo se logra y por qué se está convirtiendo en la técnica favorita de coloristas y celebridades.
¿Qué es el color melting?
El color melting —o “fundido de color”— es una evolución sofisticada del ombré y el balayage. Su objetivo no es marcar contrastes ni crear mechones definidos, sino lograr una transición perfecta entre tonos, como si el color se deslizara de manera natural desde la raíz hasta las puntas.
Para conseguirlo, el colorista aplica entre tres y cuatro tonos en capas delicadas, respetando el color base del cabello. El trabajo se realiza con brocha e incluso con las manos, en una técnica casi pictórica que mezcla los tonos hasta hacer invisible cualquier línea de separación.
El resultado es un degradé suave, luminoso y completamente integrado, comparable a una puesta de sol en donde los tonos se funden sin cortes, aportando brillo, profundidad y movimiento.
¿En qué se diferencia del balayage o las mechas tradicionales?
El color melting se distingue por su fluidez absoluta:
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Las mechas clásicas generan líneas visibles y contraste marcado.
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El balayage ilumina zonas estratégicas y crea un efecto de luz.
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El color melting, en cambio, no aísla ni separa: todo se mezcla.
Se trata de coloración en su estado más natural, un efecto que da vida al cabello sin alterar su esencia. Mantiene la profundidad de la raíz, agrega luminosidad progresiva y otorga un acabado más elegante y sofisticado.
¿A quién favorece el color melting?
La buena noticia es que esta técnica le queda bien a todos los tipos de cabello. Sin embargo, brilla especialmente en bases ya matizadas:
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Rubios dorados o beige: aporta profundidad sin perder claridad.
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Castaños miel o marrones cálidos: añade una dimensión sedosa y aterciopelada.
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Pelirrojos cobrizos: intensifica reflejos y suma brillo natural.
Funciona en melenas lisas, onduladas y rizadas, ya que el movimiento natural del cabello potencia la ilusión de degradé continuo.
En pocas palabras, el color melting es ideal para quienes desean un cambio sutil, elegante y de larga duración, sin retoques frecuentes en la raíz.
