 
  Desde su experiencia en la operación y análisis financiero del sistema de transporte público, Crowe Colombia, Firma de Auditoría y Servicios Legales, advierte que la evasión en TransMilenio se ha convertido en una pérdida silenciosa que pagamos todos los ciudadanos.
“Cada colado es un subsidio no autorizado que se financia con los impuestos de quienes sí pagan”, señala la firma. En 2024, según cifras oficiales citadas por la concejal Diana Diago, se registraron más de 89 millones de pasajes evadidos, equivalentes a $262.000 millones de pesos.
Con ese dinero, Bogotá podría subvencionar el pasaje de 224.000 personas durante todo un año o financiar más de 8.400 empleos formales.
La carga fiscal que asume la ciudad
Crowe subraya que la evasión no solo afecta la caja del sistema, sino también la estabilidad de las finanzas públicas. Actualmente, el pasaje cubre solo el 45% del costo real. El resto se subsidia con recursos del Fondo de Estabilización Tarifaria (FET).
Según la Resolución 443001 de 2023, el Gobierno Nacional debe aportar 61,83% del subsidio, mientras que el Distrito asume 38,17%.
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Sin embargo, en 2024 el Gobierno no giró los recursos comprometidos, obligando a Bogotá a cubrir el 100% del déficit operativo. “Esto demuestra que cada evasión se convierte en un costo público, y que la sostenibilidad del sistema depende también del comportamiento ciudadano”, aseguró Óscar Villarruel, socio auditor de Crowe Colombia.
Avances, control y tecnología
A pesar del impacto, TransMilenio ha logrado reducir la evasión del 28,51% en 2022 al 13,14% en 2024, un avance que Crowe destaca como resultado de políticas integradas:
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	Educación ciudadana y campañas de cultura de pago. 
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	Puertas automáticas y barreras piso-techo en estaciones críticas. 
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	Gestores de convivencia y mayor presencia policial. 
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	Cámaras inteligentes y sensores automáticos que identifican patrones de evasión. 
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	Pilotos con torniquetes biométricos en portales de alta congestión. 
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	Multas con acompañamiento pedagógico para reincidentes. 
Más allá de la vigilancia, Crowe propone un enfoque educativo y social para combatir la evasión. La firma impulsa iniciativas de educación cívica en las escuelas, alianzas con empresas y universidades y campañas para fomentar la legalidad y el compromiso ciudadano.
“La verdadera transformación no está solo en blindar estaciones, sino en fortalecer la conciencia colectiva. Pagar el pasaje es un acto de responsabilidad y respeto hacia todos”, concluye Crowe.
Crowe reafirma que el fortalecimiento del sistema depende de la corresponsabilidad de sus actores: usuarios, operadores y autoridades. Cada peso recaudado, cada comportamiento ético y cada decisión institucional suma a un mismo objetivo: construir una Bogotá más justa, segura y sostenible.
 
            
 
   
   
   
   
 
 
 
