
Veintiséis ciudadanos colombianos regresaron esta semana al país desde Estados Unidos como parte del primer vuelo de autodeportación promovido por el Gobierno estadounidense, una iniciativa que busca ofrecer una alternativa voluntaria y sin sanciones para migrantes indocumentados que desean retornar a sus lugares de origen.
Este vuelo, que partió desde Houston, Texas, hace parte del Proyecto de Regreso a Casa, una estrategia impulsada por la administración del expresidente Donald Trump y coordinada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
Vuelo con 64 migrantes, incluidos colombianos y hondureños
La secretaria de Seguridad Interna de EE. UU., Kristi Noem, informó que a bordo del vuelo chárter viajaban 64 personas en total: 38 ciudadanos hondureños y 26 colombianos. Todos los pasajeros se acogieron de manera voluntaria al programa, registrándose previamente en la plataforma digital CBP Home, diseñada para gestionar este tipo de retornos.
Según Noem, esta iniciativa no hace parte de las deportaciones tradicionales a cargo del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), sino que se trata de una alternativa voluntaria para los migrantes que deciden retornar sin enfrentar procesos legales o sanciones migratorias graves.
Los beneficios para quienes aceptan esta opción incluyen un vuelo gratuito hacia su país de origen y un bono económico de 1.000 dólares estadounidenses (aproximadamente 4.170.000 pesos colombianos), además de apoyo logístico durante el proceso.
Apoyo institucional en Colombia para el retorno
Una vez en Colombia, los 26 connacionales fueron recibidos por entidades del Estado como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), encargados de coordinar su retorno digno y ofrecer rutas de reintegración social y económica.
Estas instituciones han acompañado a los migrantes en su proceso de adaptación y, en algunos casos, brindan asesoría laboral y psicológica para facilitar su reincorporación a la vida productiva en el país.
Mientras tanto, los ciudadanos hondureños fueron recibidos por el programa Hermano, Hermana, Vuelve a Casa, que les ofreció además un bono adicional, cupones de alimentos y orientación para conseguir empleo, todo con apoyo del Gobierno de Honduras.
Incentivos buscan fomentar la salida voluntaria
La secretaria Noem explicó que el programa busca principalmente incentivar la salida voluntaria de migrantes que se encuentran de forma irregular en el país. Quienes opten por acogerse a este mecanismo conservarían la posibilidad de solicitar un ingreso legal en el futuro, a diferencia de quienes sean deportados de forma forzada, que quedarían inhabilitados para retornar a EE. UU.
En contraste, advirtió que aquellos que permanezcan sin autorización podrían enfrentar consecuencias más severas, como multas, arrestos, deportaciones forzadas y la prohibición permanente de entrada al país.
Preocupación por migrantes venezolanos
Mientras tanto, en un contexto regional más amplio, aumenta la preocupación por la situación de más de 250 migrantes venezolanos deportados desde Estados Unidos, que permanecen recluidos en centros de detención en El Salvador. Organizaciones defensoras de derechos humanos han denunciado condiciones de tortura física y psicológica, y han solicitado la intervención de la Corte Suprema salvadoreña, sin respuesta hasta el momento.
El programa de autodeportación se presenta, según EE. UU., como una respuesta “humanitaria” y voluntaria para evitar la saturación de los centros de detención y los procesos legales prolongados. Sin embargo, críticos advierten que esta política también puede ocultar formas de presión encubiertas hacia los migrantes.
Por ahora, el vuelo que trajo de regreso a 26 colombianos marca un primer paso en esta estrategia de retornos organizados, que podría repetirse en los próximos meses dependiendo de la acogida que tenga entre otros ciudadanos latinoamericanos en situación irregular.