El alcalde de Cali, Alejandro Eder, anunció la captura de alias ‘Gramo’, principal articulador del atentado terrorista ocurrido el pasado 21 de agosto contra la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, que dejó siete personas fallecidas y setenta y ocho heridas.
El mandatario destacó este resultado como un golpe contundente contra las disidencias que han intentado desestabilizar la ciudad.
“Desde el primer día dijimos que íbamos a recuperar la seguridad de Cali. Hoy, con la captura de alias ‘Gramo’, demostramos que no hay crimen que nos quede grande. Estamos derrotando el miedo con resultados y con el trabajo coordinado de nuestras autoridades”, afirmó el alcalde Eder.
El mandatario resaltó que la operación de captura se realizó en la vereda Barcino del municipio de Mistrató, Risaralda, donde el señalado terrorista se había refugiado tras ser deportado de España. “Este resultado confirma que la inteligencia y la cooperación internacional están funcionando. Cali está más segura porque aquí no hay espacio para el terrorismo”, agregó Eder.
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Alias ‘Gramo’, cuatro años al servicio del terror urbano
De acuerdo con las autoridades, alias ‘Gramo’ era el coordinador logístico y financiero de las redes de apoyo urbano de la disidencia Jaime Martínez de las FARC. Planeó el atentado junto a alias ‘Sebastián’ y ‘El Mono’, ambos ya capturados.
Su papel fue determinante en la movilización de los vehículos cargados con explosivos desde Corinto, Cauca, hasta Cali, además de haber verificado personalmente el punto del ataque, las rutas de escape y los refugios.
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Alias ‘Gramo’ llevaba cuatro años en la estructura disidente Ricardo Velásquez, bajo las órdenes de alias ‘Pablito’, su máximo cabecilla. Durante ese tiempo, se encargó de mover recursos ilícitos, coordinar redes urbanas y financiar operaciones terroristas mediante préstamos ilegales tipo ‘gota a gota’, con los que compraba material bélico y pagaba nóminas de las células urbanas.
Tras el atentado, permaneció en Cali un mes, luego viajó a España, donde fue inadmitido y deportado con apoyo de Interpol. Al regresar al país, se ocultó en Risaralda, donde utilizaba gorras y prendas para cubrir su rostro y evitar ser identificado.
Durante su captura fue incautado un teléfono celular, que será analizado para establecer vínculos con otras estructuras.
