La semana pasada intentamos explicar la estrategia diseñada por la Casa Blanca para presionar psicológicamente al régimen narco-chavista. Por tierra, mar y aire se han planeado operaciones cuyo código geopolítico implícito es controlar el territorio venezolano a fin de quebrar el régimen y empujar una transición hacia la democracia que le permita, a la vuelta de unas semanas, al presidente legítimo, Edmundo González, asumir sus funciones usurpadas por los tiranos de Miraflores tras el fraude electoral del año pasado y legitimado por la servidumbre chavista.
Una vez confirmado que Trump y don Bárbaro (Nicolás Maduro) habían sostenido una corta y frustrada llamada, la suerte quedó echada y tal como lo expresamos en la primera parte de esta entrega, al no facilitarle una salida negociada, el narco-chavismo dejó a Trump sin opción diferente que usar la fuerza o hacer el ridículo so pena de un enfoque pacifista que podría ser errático sino da de baja a los matones que usurpan el poder en Miraflores.
En medio de la zozobra desatada, el narco-chavismo se ha decidido por hacer un llamado a los pueblos latinoamericanos para recibir un incondicional apoyo con el objeto de condenar a la administración Trump a nombre de una supuesta invasión. En una región donde la idiotez política es congénita, saben que cuentan con esa carta y la van a utilizar con fines propagandísticos. Los progresistas (pobrecistas) no necesitan construir argumentos sofisticados porque saben que sus barras bravas solo se alimentan con mentiritas de baja estofa pero de fácil difusión.
De tal suerte, los planeadores en Washington, y tomadores de decisiones en la Casa Blanca, deben incluir (además de un operativo militar preciso y eficaz) una buena dosis de mercadeo político a la operación para evitar que el legítimo objetivo de empujar la restauración democrática en Venezuela sea subvertido y presentado, al mundo entero, por los operadores políticos del narco-chavismo como una agresión a la soberanía y a los pueblos latinoamericanos.
Para beneficio de Trump, y con ocasión de entrega del Premio Nobel de la Paz 2025, Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de la Paz, dijo públicamente: “Señor Maduro, debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo. Debe sentar las bases para una transición pacífica hacia la democracia, porque esa es la voluntad del pueblo venezolano.”
Este durísimo golpe para el régimen estuvo precedido por una serie de marchas que se hicieron, en varias ciudades del mundo libre, a favor del galardón entregado a Machado. Lo cual fue mayor presión para don Bárbaro, y sus matones, que veían cómo detrás de las marchas estaba la idea de ir ambientando la entrega del Nobel a la mujer más odiada por el régimen.
Entre tanto, la comitiva que acompañaría a María Corina Machado se fue instalando en Oslo pero se sentía la preocupación por su paradero final. Tensas horas se vivieron previamente a la ceremonia de entrega del Nobel. Lamentablemente, María Corina no llegó y en el ambiente quedaban muchas dudas que fueron disipadas rápidamente gracias a que Machado logró escapar de Venezuela y se dirigía rumbo a Oslo.
Así, y sin poder recuperarse del golpe dado por María Corina y del espaldarazo del Comité Noruego, don Bárbaro recibió dos noticias adicionales: más tropas se iban agrupando en Puerto Rico y un buque petrolero grande (el “Skipper”) era capturado por fuerzas militares de los Estados Unidos en el mar Caribe, muy cerca de Venezuela.
Trago amargo han tenido que beber tanto el narco-chavismo como su vasallaje al ver que el cerco se va cerrando y que Trump les ha dado un compás de espera que se habría agotado con la salida de María Corina y la entrega del Nobel. No hay duda alguna de que en Miraflores han decidido el camino que más les conviene ante la historia: el mito. En América Latina los casos de Vargas y Allende son útiles y, por ello, como dijo el presidente Sanguinetti: “Maduro va a pelear hasta el último cartucho".
Con el mensaje de Frydnes, Trump tiene el panorama discursivo despejado para la decisión final. Igualmente, está muy claro que el narco-chavismo solo se irá por la fuerza; luego, solo resta esperar por golpes como los que recibió Irán, meses atrás.
Ahora bien, la caída de un sistema totalitario, como el venezolano, supone un proceso de depuración o deschavización que sugeriría, primero, un régimen de transición que garantice que Edmundo González puede asumir el mandato; segundo, la convocatoria a una constituyente que facilite recomponer la institucionalidad democrática porque todas las estructuras de poder en Venezuela están infestadas de chavismo; tercero, evitar que el chavismo encarnado en otro dictador reasuma el control y se pierda todo el esfuerzo de casi dos décadas; cuarto, no hay margen para el error.
