
El capitán de navío Walter Asdrúbal Villegas ha navegado 100 millas náuticas en el buque Gloria. Primero fue alumno del barco, luego jefe de operaciones, jefe de cubierta y segundo comandante. Ahora comanda la embarcación más querida de Colombia. Este marino, un experto maniobrando velas, completa 31 años de servicio a la Armada Nacional. El pasado jueves llegó con su tripulación a Cartagena en medio de una travesía que inició allí mismo en enero y que terminará en julio. Hablamos con él sobre sus días en el Gloria y su hazaña más memorable: cruzar el Cabo de Hornos en el Gloria
¿Capitán, qué es lo más valioso de esta navegación y de todos estos años al mando de Gloria?
La Armada, a través del buque escuela Gloria desarrolla una labor muy importante para el país, especialmente en el extranjero. Coincidencialmente esa es mi quinta vez a bordo del buque, y en las cuatro experiencias anteriores uno se da cuenta de que para nuestros compatriotas es más fácil conocer el buque en el extranjero. De hecho la labor del Gloria es en el extranjero. Y cuando uno ve la gente llegar a puerto, llorar cuando oye el himno de Colombia, es una experiencia muy emocionante, sin importar cuántas veces se viva. Es increíble cómo el buque es un imán dondequiera que llegue.
¿En esos largos periplos, largas navegaciones, como se pasa el tiempo?
Es interesante porque además ser embajador flotante y llevar la bandera colombiana por todos los puertos del mundo, el Gloria tiene la labor de fortalecer el proceso de formación de los alumnos de la Armada Nacional. Ese fortalecimiento se da mediante las prácticas de lo que son las lides marineras más importantes: navegación astronómica, el conocimiento de la meteorología, el desarrollo de la navegación a vela, que aunque romántica, su verdadero objetivo es llevar a un grupo de gente a trabajar en equipo. El examen final que tiene un buque a vela es el poder demostrar que es capaz de trabajar en equipo. Por eso todos los días hacemos prácticas. Acá siempre hay una actividad constante. No hay tiempo de aburrirnos.
Ahora viene una remodelación…
Sí, una de las garantías importantes que tiene el buque, que ya cumple 46 años, es que cada diez años, de manera religiosa, se le hace un mantenimiento. El buque se desbarata, lo verificamos en todas sus partes internas y externas, y analizamos las reparaciones que se deben llevar a cabo. Así nos aseguramos de que navegue diez años más.
¿Cuál es su mayor satisfacción?
Es algo que quizás no es muy conocido. El buque Gloria realizó una gran hazaña en abril de este año y fue cruzar el Cabo de Hornos. Eso es equivalente a subir el Everest para un escalador. Tuvimos la oportunidad de cruzarlo a vela. ¿Y por qué es importante el Cabo de Hornos? Porque allí confluyen el océano Pacífico, el Atlántico, y se navega en medio de vientos y corrientes muy difíciles. Nosotros logramos sortearlo junto con los otros cinco veleros que nos acompañan. Lograrlo nos dio el derecho de formar parte de una cofradía de buques, los vencedores del Cabo de Hornos, que se resalta a nivel internacional. Fue una hazaña muy importante para la Armada y para toda Colombia.
Cuéntenos de manera práctica y sucinta cómo se cruza el Cabo de Hornos
Básicamente se vence cuando se cruza a Vela. Para hacerlo, primero hay que hacer un entrenamiento especial para los cadetes porque las temperaturas en esas latitudes australes son muy bajas, de entre 0 y 5 grados centígrados, y por obvias razones nuestros marinos no están acostumbrados. Para hacer la maniobra a vela, por seguridad no pueden usar guantes, entonces es un entrenamiento que es paulatino, de noche, en la mañana y tarde, hasta obtener la capacidad de subir cuarenta metros, cazar nuestras velas, bracear nuestros palos y portar esas velas al viento, esperando que ese momento éste le sea favorable. Lo más importante es el trabajo en equipo, el entrenamiento del personal, dar las velas al viento, estar listos a cargar esas velas si el tiempo no ayuda. El entrenamiento para cruzar el Cabo de Hornos fue diario y duró dos meses.
¿Y ahora qué viene para usted?
Bueno, esta ya es mi despedida. Mi último año en el Gloria y en los buques. Es hora de dedicarle más tiempo a mi familia. A mi esposa, con la que llevo 17 años y a quien le ha tocado vivir muchos zarpes, muchos atraques. Ha estado al frente como papá y mamá. Hay que tener una gran mujer, como la que tengo a mi lado, para sobrellevar la distancia.
