¿Se ha preguntado alguna vez por qué hacemos las cosas como las hacemos? ¿Por qué decimos diferentes dichos, refranes y expresiones? ¿Por qué creemos en supersticiones y agüeros? ¿por qué nuestro cuerpo y nuestra mente tienen reacciones que no podemos explicar o controlar?
A continuación daremos respuestas sencillas a aquellas preguntas que muchos nos hacemos pero que nunca hemos sabido contestar. Bienvenidos a una nueva entrega de #ElPorquéDeLasCosas.
¿Por qué aplaudimos?
Siempre, cuando algo nos emociona o nos llena de admiración, terminamos subiendo nuestras manos y agitando para que suenen en forma de lo que llamamos aplausos. Pero, ¿por qué lo hacemos? Podría decirse que esta acción es histórica, pero nació en la antigua Grecia y con los años ha ido cambiando su modalidad.
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Los primeros aplausos se escucharon en los teatros, donde los griegos expresaban su alegría al finalizar cada acto. Mientras que en Roma los festejos eran más sofisticados, además de aplausos y vitoreos.
Pero desde la psicología, hay teorías que explican que el aplauso no es más que una forma de satisfacer la necesidad de mostrar una opinión, es la sensación que tiene la audiencia de estar participando del hecho en sí.
¿Por qué a los ciclistas colombianos les dicen escarabajos?
El ciclismo en Colombia ha tenido memoria desde los años 50 con Ramón Hoyos, el pedalista que sorprendió al mundo con sus escaladas en montaña. De ahí la comparación con el escarabajo, un insecto que puede trepar en cualquier superficie.
Otros corredores colombianos como Lucho Herrera, Nairo Quintana, Rigoberto Urán, entre otras glorias nacionales del deporte pedal, heredaron este sobre nombre debido a las hazañas realizadas en las competencias de ascenso.
Los 'escarabajos' han sobresalido en las grandes vueltas (Giro de Italia, Tour de Francia y Giro de Italia) y son considerados de los mejores del mundo. Suben y devoran montañas en la bicicleta.
¿Por qué el Mar Muerto se llama así?
Uno de los grandes interrogantes en la historia de la humanidad es el origen del nombre del Mar Muerto. Cientos de mitos y leyendas se tejieron sobre este tema. Sin embargo, la verdadera razón es que sus aguas son de seis a siete veces más saladas que el resto de los océanos. Por ese gran porcentaje de sal es imposible la existencia de animales acuáticos. Si un pez entra en esas aguas por error muere, y su cuerpo se cubre de cristales salinos.
No obstante, existen algunos tipos de bacterias y algas que pueden sobrevivir a estas difíciles condiciones.
A pesar de ser un lugar asociado con gran cantidad de leyendas oscuras, en los últimos años se ha posicionado como uno de los lugares turísticos más importantes del mundo.
¿Por qué los asiáticos tienen los ojos rasgados?
Han surgido varias teorías de por qué los orientales tienen la forma de los ojos ragasdo, entre ellas que es porque se debe a la estructura del globo ocular. Sin embargo, está lejos de la realidad, ya que la morfología de los orientales es exactamente la misma a la de todos los seres humanos.
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Hay una teoría por parte de antropólogos que se remonta a hace 18 millones de años durante la primera gran glaciación. Debido al clima extremo, la radiación UV, y las bajas temperaturas en Asia Central, requería que los ojos tuvieran protección y esto se traduciría en un pliegue extra en el ojo. Es decir, la forma de sus ojos es una adaptación al duro clima de aquella época.
Otra teoría señala que los ojos rasgados son el producto de una disvariedad de la evolución. Según esto, una gran cantidad de asiáticos provienen del homínido: Homo erectus pekinensis, este es diferente al occidental.
¿Por qué los paracaidistas gritan Gerónimo al saltar?
Es común ver que alguien, al saltar de una gran altura, grita Gerónimo. La razón data de la década de 1940, cuando el paracaidismo apenas nacía. En esa época el soldado de 24 años Aubrey Eberhardt era célebre entre sus compañeros por su caractertmerario.
Un día, sus compañeros le preguntaron si a la mañana siguiente saltaría del avión con miedo. Eberhart dijo que no y que para demostrarlo les haría una seña. Pensand cuál sería, recordó que unos días antes había visto la película Gerónimo, cuyo protagonista era un cacique apache con este nombre.
Por eso, el día del salto gritó repetidamente ¡Gerónimo! Al poco tiempo, esto se convirtió en una costumbre que continúa hasta estos días.
