El excremento de animales grandes era el futuro del narcotráfico en la década de los ochenta. Pablo Escobar lo sabía. Los sabuesos antinarcóticos salían espantados si sentían el olor de las heces de mamíferos más grandes y dejaban la coca en paz.
Por esa época, la policía antinarcóticos tenía en la mira a los grandes capos e incautaban toneladas de droga en los aeropuertos y en los puertos marítimos. Los capos estaban perdiendo millones de dólares. Los perros rastreaban droga en maletas, ropa y hasta en frutas. Esos seres irracionales de poderoso olfato eran de los pocos seres que Pablo Escobar no podía sobornar.
En 1983, mil novecientas especies surcaron los cielos en aviones Hércules: elefantes de la India, búfalos de Estados Unidos, canguros de Australia, flamencos, antílopes, venados, rinocerontes, una jirafa y nueve hipopótamos de África. Los animales poblaron las 3.000 hectáreas de la Hacienda Nápoles ubicada en el Magdalena Medio.
El 2 de diciembre de 1993, el narcotraficante fue baleado por el Bloque de Búsqueda de las autoridades colombianas. La Hacienda Nápoles quedó abandonada y los animales se empezaron a multiplicar. Dos décadas más tarde había más de treinta.
El cuerpo del hipopótamo 'Pepe' luego de ser baleado en el Magdalena Medio.
En 2006, un hipopótamo abandonó la manada y se internó en el río Cocorná afluente del Magdalena. En su recorrido tumbó cercas, devoró plantas y sembrados, mató terneros y asustó campesinos. Era ‘Pepe’ que había huido para buscar su propio territorio. En junio de 2009, con el aval de Corantioquia y del Ministerio del Medio Ambiente, las autoridades dieron muerte al hipopótamo fugitivo. Murió de dos tiros, uno en el corazón y otro en el lacrimal derecho. Los colombianos se indignaron ante la muerte del animal, los medios le dieron despliegue a la noticia. En la Hacienda Nápoles no había muros ni cercas que impidieran que más hipopótamos emigraran.
Con la muerte de Pablo Escobar, el país heredó otro problema aparte del narcotráfico: los animales considerados los más peligrosos de África, capaces de matar por su territorio y cuya mordida tiene una potencia de una tonelada por centímetro cuadrado, podían escapar.
Un año más tarde de la fuga de ‘Pepe’, otro hipopótamo llamado Napolitano abandonó su charca. En 2009, luego de la cacería de ‘Pepe’, las corporaciones ambientales tenían que buscar la forma de controlar a las bestias sin recurrir a las armas. Debían empezar con Napolitano.
Un coctel marcó el destino de los hipopótamos. El fotógrafo Mauricio Vélez y el veterinario Carlos Valderrama se conocieron en un coctel a principios de 2010. Entre sorbo y sorbo decidieron hacer el documental y establecer una estrategia para proteger a los animales de la Hacienda. Hablaron con Discovery Channel y con Animal Planet. Los dos canales internacionales especializados en documentales se animaron con la idea: un reportaje para televisión que mostrara en vivo la captura y castración de un mamífero africano.
A la voz de documental, algunas instituciones estatales se animaron: la Corporación Autónoma Regional de Rionegro-Nare (Cornare), la Asociación Ambientalista para el Cuidado de la Fauna Silvestre (Ecofauna), el Parque Temático Hacienda Nápoles, el Ministerio del Medio Ambiente y el Ejército Nacional.
En diciembre se desplazó Carlos Valderrama a la región donde se encontraba Napolitano. Durante un mes caminó, buscó, instaló cámaras en los árboles, hasta que, después de un mes, encontraron rastros del animal. Valderrama avisó a las personas involucradas en el proyecto para que se desplazaran a la zona, que estaba ubicada a 15 kilómetros de Nápoles.
El fotógrafo Mauricio Vélez, director del documental,se desplazó con veterinarios, especialistas, camarógrafos y asistentes. Allí establecieron el plan de castración. Para ejecutarlo necesitaron un montacargas, una grúa, un helicóptero, una jaula de hierro y dos camionetas. Todo el equipo seguía las huellas del hipopótamo. Tenían miedo de encontrar la muerte en las mandíbulas de la bestia.
Fotos del documental Los hipopótamos del campo presentado en Discovery Channel y Animal Planet.
Cuando todo estaba organizado, cada uno de los miembros de la producción se ubicó en lugares estratégicos por si el animal se tornaba agresivo. Ante el ataque, lo único que se puede hacer es correr alrededor de un árbol hasta que se canse. Cualquiera podía convertirse de perseguidor en perseguido.
A las cuatro y media de la mañana, hora en que Napolitano estaba pastando, recibió el impacto del primer dardo tranquilizante. Durante siete horas, el francotirador estuvo escondido en la vegetación buscando el momento adecuado para disparar. Cada dardo cuesta un millón de pesos y no podían desperdiciar tranquilizantes. Con el hipopótamo dormido, el veterinario Valderrama hizo la castración. Luego el animal fue remolcado en un montacargas y conducido en helicóptero a la Hacienda Nápoles.
Después del éxito en la operación de Napolitano, Cornare está estudiando la posibilidad de controlar la natalidad de los hipopótamos. Entre las estrategias estudiadas está la castración de todos los machos. Parar realizarla se debe hacer una inversión superior a los mil millones de pesos para que el procedimiento no represente peligro. Las ventajas que tiene la castración es que los machos van a ser menos hostiles entre ellos y que, obviamente, se detiene la reproducción. De la mano con la castración, se está pensando en la construcción de un muro que rodee toda la hacienda para evitar posibles fugas. Aún no hay fecha definida ni dinero. Por ahora los hipopótamos se siguen reproduciendo y el peligro está latente para los habitantes del Magdalena Medio. Son la herencia que les dejó el capo Pablo Escobar.