Hace exactamente 30 años, los ciudadanos berlineses derribaron un muro de hormigón que había dividido a Alemania en dos zonas durante casi tres décadas. Sputnik conversó con Harald Jager, el guardia fronterizo de la República Democrática Alemana (RDA) que abrió primero la frontera entre las dos Alemanias aquella noche histórica.
Una vez que abrió la puerta, la muchedumbre de alemanes del Este se abalanzó hacia la República Federal de Alemania.
Por su parte, los guardias de los demás puntos de control del Muro de Berlín siguieron el ejemplo de Jager, algo que dio inicio a la caída del muro.
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Jager reveló que los empleados de las unidades de control de pasaportes trabajaron para el Ministerio para la Seguridad Nacional de la República Democrática Alemana (Stasi). Sin embargo, usaban el uniforme de la Guardia Fronteriza para no levantar sospechas.
Pese a los acontecimientos de noviembre de 1989, Jager creía que la RDA seguiría existiendo. El día posterior a la caída del Muro de Berlín, su compañero de trabajo, Edwin Görlitz, le dijo: "Harald, creo que este es el fin. El fin de la República Democrática Alemana". "En ese momento, no había otra alternativa", confesó Jager.
Contrabando y migración
El interlocutor de Sputnik reveló que al principio apoyó el cierre de la frontera entre las dos Alemanias en agosto de 1961 debido a problemas como la migración circular o el contrabando del Este al Oeste. No obstante, admitió que el control fronterizo se endurecía cada vez más y que, cuando se enteró de que las autoridades habían instalado ametralladoras y minas antipersonas en la frontera, ni siquiera quería pensar en eso. "Transferimos la responsabilidad de una persona a un mecanismo", declaró a Görlitz. Jager subrayó que para los guardias fronterizos que se encontraban en las torres de vigilancia ubicadas a una distancia de 300 metros era casi imposible apuntar a las piernas de los desertores. Por su parte, las autoridades de la República Democrática Alemana restringían cada vez más la libertad de sus residentes."Y nosotros seguíamos hablando de la victoria del socialismo, de la difusión de la democracia", reveló el exguardia fronterizo, quien admitió que ese fue el momento en el que pensó que "algo tenía que cambiar".En la primavera de 1989, los ciudadanos de la RDA que querían abandonar el país ocuparon las embajadas de la República Federal de Alemania en los países del bloque del Este, como Polonia o Hungría. En ese momento, Jager preguntó a Görlitz quiénes eran esos invasores, a lo que este respondió que, en su mayoría, eran jóvenes. "Eran jóvenes en los que confiábamos, y ellos nos abandonaban. Si la juventud abandona el país, el Estado ya no tiene derecho de existir. Deberíamos haber lamentado su partida", admitió.
El inicio del fin
El 9 de noviembre, el funcionario del Partido Socialista Unificado de Alemania Günter Schabowski anunció erróneamente en una rueda de prensa en directo que todas las leyes para cruzar la frontera habían sido derogadas. "¿Qué mierda está diciendo?", se preguntó Jager, quien estaba de guardia en ese momento. Luego, llamó a sus jefes del Ministerio para la Seguridad del Estado, aunque no tomaron en serio sus palabras. Mientras tanto, cada vez más personas se congregaban frente al punto de control. Jager reveló que el teniente Ziegerhorn, del Ministerio para la Seguridad, afirmó que no podía ayudarle y que hasta había avisado al jefe de seguridad Wolfgang Herger, pero confesó que no les creían. Sin embargo, más tarde, el jefe le llamó y le ordenó que dividiera a los ciudadanos de la RDA en dos grupos y permitiera cruzar la frontera a quienes "se comportaban de manera provocativa". Al mismo tiempo, tenía que poner el sello en sus fotos y, de este modo, anular sus pasaportes. Además, tenía que guardar sus datos para que nunca pudieran volver a Alemania del Este. Alrededor de 500 personas tuvieron la oportunidad de cruzar el muro, 200 de las cuales ya tenían pasaportes inválidos. [single-related post_id="1204657"] Jager cuenta el caso de una pareja que quiso volver a Berlín del Este. Sin embargo, el hombre tenía su foto sellada y solo su esposa pudo volver a casa. "Y ese fue el momento en el que entendí lo que habíamos hecho", confesó Jager, quien optó por desobedecer la orden y permitió que ambos volvieran a Berlín Oeste. Jager también aprendió que la decisión de la Stasi contradecía las leyes de la RDA, ya que, desde el punto de vista jurídico, solo un tribunal, y no un policía fronterizo, podía privar de nacionalidad a los residentes del país."Técnicamente, violé la ley. No tuve que seguir esa orden, pude negarme a hacerlo desde el principio", reveló.En ese momento decidió solo hacer lo que creía que era correcto. A las 23:30 del 9 de noviembre, Jager ordenó a los guardias del punto fronterizo en la calle Bornholmer que levantaran la barrera y suspendieran el control fronterizo. Y este fue el momento en el que abrió el Muro de Berlín.