
Liberio Trujillo murió celebrando. Al terminar su último trago, este matarife de 59 años se acercó a una mecedora y murió. Durante 16 días, el hombre de Palermo (Huila) había bebido aguardiente sin descanso. Según los cálculos, Trujillo empató los dos últimos puentes festivos, en uno de los cuales se celebró las conocidas fiestas de San Pablo y San Pedro, que terminaron el pasado lunes.
Trujillo era conocido en su pueblo como “Volante”, por su recio tono de voz. El Diario del Huila entrevistó a William Trujillo, hijo del fallecido, quien contó que a su padre le gustaba mucho el licor. Solía llegar a su casa para pedir algo de comer y luego se marchaba para continuar la fiesta. Al día siguiente volvía.
Añadió que solo se percataron de su muerte cuando una de las hijas vio que el rostro de su padre tenía un color morado y no respondía a sus llamados.
Los médicos que examinaron el cadáver aseguraron que la muerte de Trujillo se debió a un infarto fulminante provocado por el exceso de alcohol que ingirió.
Más allá de la tragedia familiar, el hecho no deja de ser insólito. Muchos de quienes conocieron a Trujillo aseguran que este matarife murió en su ley.