Nicolás Maduro conoció a Hugo Chávez Frías en 1992. En febrero de ese año, un grupo de militares protagonizó un fallido golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Luego del intento golpista, Chávez, quien era teniente coronel, fue capturado y pasó dos años en la prisión de San Francisco de Yare. Cilia Flores, abogada y esposa de Maduro, lideró una campaña para lograr el indulto a Chávez. El actual vicepresidente participó en esa causa y, luego de lograr la libertad del militar, se hicieron amigos.
Hasta ese momento Nicolás Maduro no había tenido mayor injerencia en escenarios públicos; mucho menos había adoptado como vocación el servicio o la militancia política. No terminó el bachillerato y dedicó su vida hasta los años noventa al transporte de pasajeros en Caracas. Como ‘busetero’ en la capital se enlistó en el Sindicato de Transportadores de Metro Caracas, que más tarde llegó a dirigir.
Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, lideró una campaña para que se le concediera el indulto a Hugo Chávez luego del fallido golpe de 1992.
Tras conocer a Hugo Chávez y participar como activista de su liberación, Maduro se enlistó en el Movimiento Quinta República. En esta agrupación, que prácticamente daría más tarde origen al Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV, Maduro se dejó hechizar por la política y luego de apoyar la primera elección presidencial de Hugo Chávez en 1998, llegó como Diputado a la Asamblea Nacional en el año 2000. Su ascenso como legislador fue garantizado luego de su participación en la Asamblea Constituyente de 1999, que dio origen la Constitución Bolivariana de Chávez.
Maduro tuvo un crecimiento político veloz. Luego de reelegirse como Diputado en 2005, logró presidir la Asamblea Nacional. Su desempeño no fue invisible para Chávez; en 2006 lo llamó como Ministro de Asuntos Exteriores. Desde entonces la visibilidad de Maduro fue tal que no solo Venezuela sino el mundo entero lo empezaron a considerar la sombra del presidente.
Maduro: constructor del proyecto bolivariano
Nicolás Maduro tiene 50 años de edad, y la más reciente ha dedicado la última década a construir un modelo de país, el soñado por Hugo Chávez: la Venezuela del socialismo de siglo XXI. Su principal misión fue legitimar la idea en la región. Era evidente que el proyecto bolivariano despertaría el rechazo de Estados Unidos, por lo que Maduro se adelantó a cualquier bloqueo y formó alianzas latinoamericanas e internacionales afines. Maduro es artífice del principal bloque opositor a la hegemonía de Washington en el hemisferio: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, Alba. Hugo Chávez tuvo como ventaja la bonanza petrolera que inundó las arcas del país de millones de dólares, muchos de los cuales canalizó a países latinoamericanos que estuvieran dispuestos a seguir sus pasos. Maduro, en la Cancillería, moldeó la destinación de los recursos a gobiernos que garantizaran lealtad. Además, pensando en alternativas a los mercados occidentales, el Ministro de Asuntos Exteriores buscó salidas a través de alianzas necesariamente incómodas a la Casa Blanca. Maduro es artífice de las amistades de Venezuela con Irán, Palestina, China, Rusia, Bielorrusia, Siria, además de la otrora relación cercana con Libia mientras gobernaba Muammar Al Gaddafi.
Aunque Maduro es más sereno que Hugo Chávez en plaza pública y también sobresale por su tranquilidad al hablar con los medios, no deja de ser irreverente al referirse a Estados Unidos y su política exterior. "Hay que estar atentos frente a las amenazas de agresión que se planifican desde el Pentágono”, dijo Maduro en junio de 2010.
En Washington no ignoran la figura de Maduro. Un wikicable, fechado en diciembre de 2011 y firmado por la empresa estadounidense de espionaje e inteligencia Stratfor, detalla la importancia del que, según predicen, reemplazará a Chávez. “Mantendré mis ojos sobre el canciller Nicolás Maduro. Es leal como un perro a Chávez. Al mismo tiempo, maduro es visto como el más pragmático del régimen. (…) se espera que Chávez proclame a Maduro como su sucesor”.
Su visibilidad se disparó en 2011, luego del anuncio del cáncer que padece el mandatario. Maduro desde entonces ha sido su mano derecha, el incondicional aliado y acompañante en convalecencia. En ausencia del mandatario, Maduro tomaba las riendas del gobierno, incluso muchas veces sobre quien fuera su vicepresidente hasta octubre, Elías Jaua.
“En ese escenario, que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la república bolivariana de Venezuela”, afirmó Hugo Chávez el pasado 8 de diciembre. Con esa frase, el mandatario firmaba su herencia.
El chavismo dividido
A pesar del legado proclamado por Chávez a Maduro, se sabe que hay roces dentro del oficialismo. Analistas aseguran que el chavismo se divide en un ala civil-ideológica y un ala militar. El fragmento civil tendría como líder a Nicolás Maduro, y el militar a Diosdado Cabello, un militar retirado que estuvo junto a Chávez en 1992, durante en intento de golpe de Estado.
Para el analista político Daniel Varnagy la división se entiende mejor en dos vertientes: “Están los ‘Guevaristas’, liderados por Maduro y Elías Jaua, que quieren la implantación total del socialismo en plenitud, como lo pensaba el Ernesto ‘Che’ Guevara. Por otro lado, lo que llaman el fragmento militar nosotros los clasificamos como Boliburgueses, porque aunque son del proyecto bolivariano, como Cabello, se sabe que tienen negocios e intereses económicos que protegen a través de la revolución”.
Varnagy agrega que las pugnas al interior del chavismo han existido por décadas, pero se han puesto en evidencia desde que se conoció lo delicado del estado de salud del Presidente. “No creo en la unificación del chavismo alrededor de Maduro. Si faltara Chávez todos interpretarían las órdenes que él ha dado a su conveniencia. La voluntad del Presidente no es del todo acogida dentro del PSUV”, explicó a Kien&Ke Daniel Varnagy.
Maduro ha jurado lealtad a Chávez, incluso más allá de su muerte. El Presidente ha dicho que es posible que este sea su último sexenio, y para evitar que el proyecto socialista se derrumbe, deberá dejarlo en alguien de confianza. Hasta ahora siente que su canciller y vicepresidente es el más indicado.
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Lun, 07/01/2013 - 15:00
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