“La lengua muisca no está muerta, sino extinta. Y lo que se extingue, a diferencia de lo muerto, es susceptible de recuperarse”. Así lo creen los siete investigadores de Muysccubun, un proyecto de la Universidad Nacional de Colombia dedicado a la documentación de la lengua muisca y otras lenguas indígenas del país.
La muisca fue la lengua más hablada en el interior de Colombia entre los siglos VI a. C. y XVII d. C. Alguna vez perteneció al pueblo indígena que hoy se localiza en ciertas partes de Bogotá como Suba y Bosa, y en municipios cundiboyacenses como Ráquira y Sesquilé.
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La respuesta puede parecer algo obvia, ya que la extinción de la lengua está estrechamente relacionada con la dominación española y el proceso de evangelización de la Iglesia católica. Sin embargo, según Diego Fernando Gómez, antropólogo e investigador de Muysccubun, la extinción se dio por necesidad de adaptación más que por forzamiento: “los indígenas encontraron muchas ventajas en aprender el español, como el poder participar del comercio o interactuar con la justicia”.
Dicha situación es comparable con lo suscitado por la globalización en las sociedades occidentalizadas. Es decir, en palabras de Diego, “los jóvenes comenzaron a usar más la lengua foránea porque les facilitó la vida en términos tecnológicos y de ascenso social”.
Por esto, se cree que en menos de tres generaciones el muisca habría desaparecido, aunque no por completo. Afortunadamente, órdenes religiosas como dominicos y jesuitas dejaron algunos registros del muisca, de la época en que lo enseñaban a otros misioneros europeos con el fin de agilizar la evangelización.
Muysccubun rastreó en Colombia y España dichos registros que datan de 1.600 a 1.620, entre los que se encuentra la gramática de fray Bernardo de Lugo, hoy expuesta en el Museo Nacional. Y, basándose en esa información, comenzó hace 6 años la tarea de elaborar el Diccionario Muisca-Español.
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Pero los investigadores confiesan que no ha sido un trabajo fácil, pues la falta de fuentes lingüísticas sumada a la escasez de recursos económicos ha retrasado el proceso. Así, hasta el momento han realizado un 50% del diccionario y calculan que este será completado solo hasta dentro de otros 4 años.
Ahora, la apuesta del grupo está en llegar a la comunidad muisca actual para compartir lo que han hallado e intentar que la lengua sea nuevamente hablada, aunque con ciertas diferencias, ya que no existen registros de la pronunciación original.
Para lograrlo, los investigadores de Muysccubun se han convertido en activistas digitales, de forma que la información, por un lado, perdure en el tiempo y, por otro, llegue a los jóvenes indígenas que ya están inmersos en el mundo de las nuevas tecnologías.
Así, además de publicar el diccionario en el sitio web de acceso gratuito www.cubun.org, preparan aplicaciones para traducir al muisca –y a otras lenguas ancestrales vivas– el sistema operativo de los teléfonos celulares y la localización de los navegadores de internet, con el fin de que la información pueda ser vista en lengua propia.
Por consiguiente, la pregunta que deberá hacerse ya no será qué pasó, sino qué pasará con la lengua muisca.
Algunos muisquismos de uso común
Si en otras regiones de habla hispana no le han entendido cierta palabra, tal vez se deba a que ha mencionado un término muisca adaptado al español. Aquí, algunos de los más populares:
-Apichar: oler a fermentado.
-Curuba: la fruta.
-Guasca: hierba para sazonar el ajiaco.
-Pinche: pequeño, minúsculo.
-Totear.
-Turmequé.
¿Qué pasó con la lengua muisca?
Sáb, 27/06/2015 - 12:03
“La lengua muisca no está muerta, sino extinta. Y lo que se extingue, a diferencia de lo muerto, es susceptible de recuperarse”. Así lo creen los siete investigadores de Muysccubun, un