Río Pato: un campo de batalla que hoy se navega en paz

Mar, 06/08/2019 - 10:29
Cuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) se formaron uno de los primeros territorios que ocuparon fue Caquetá, una extensa región montañosa, adornada de selvas, campos y una am
Cuando las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) se formaron uno de los primeros territorios que ocuparon fue Caquetá, una extensa región montañosa, adornada de selvas, campos y una amplia hidrogafía. Esta riqueza natural fue el escondite de miles de combatientes que bajo la idea de revolución buscaron cambiar el país, sumiéndose en una guerra con el Estado que duró más de medio siglo.
La guerrilla fue la ley y el orden en las tantas regiones apartadas a donde el Gobierno no hacía presencia y su única manera de hacerse sentir era enviando tropas de jóvenes soldados para defender territorio que administrativamente tenía olvidado. Lea aquí: La desmesurada historia de un asesino a sueldo Le puede interesar: Mi vida en las peleas ilegales Las confrontaciones a bala, granadas y bombazos entre los alzados en armas y el Ejército Nacional se libraron en los territorios donde la guerrilla tenía control. La mayoría de los hombres y mujeres que entraron a la insurgencia habían nacido y crecido en los territorios donde operaban. Casi todos, campesinos e hijos de campesinos, corrieron y jugaron y aprendieron a nadar en las montañas y ríos que años después fueron el campo de batalla. Punto a su favor. A casi tres años de firmado el Acuerdo de paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las Farc, al menos con la mayoría de ellos, varios de los escenarios que fueron corredores de sangre ahora son de paz y ahora los exguerrilleros los recorren con el propósito de preservarlos, disfrutarlos y aprovecharlos. El río Pato es uno de caudales más importantes de San Vicente del Caguán, zona que fue de alta influencia guerrillera. La fuerza de este río, en épocas de violencia, era indomable. Así lo recuerdan los exguerrilleros que hoy lo usan para hacer deporte. [caption id="attachment_1155599" align="alignnone" width="1024"] Foto: Mauricio Cárdenas - Kienyke.com.[/caption] Frellin Alberto Noreña quedó huérfano de madre cuando tenía tres años. Nació en un pueblito del Caquetá llamado Guacamayas, donde aún su padre vive en una pequeña finca. Ingresó a las Farc por convicción, cuando tenía 18. [single-related post_id="488385"] Frellin tiene el discurso marxista leninista marcado. Habla con fuerza de la emancipación del proletariado, defiende la revolución para lograr una Colombia justa y equitativa para quienes vivimos en ella y dice que de su lucha armada, que duró 16 años, no se arrepiente. El exguerrillero duró siete años preso por terrorismo. Fue capturado en Neiva con explosivos y en 2006 salió de la cárcel amnistiado con la firma del Acuerdo final. Frellin es hoy uno los líderes del proyecto de rafting en el que están trabajando varios exinsurgentes en el Espacio Territorial de Capacitación y Reintegrtación Miravalle, en Caquetá. El deporte de aventura lo practican en el caudaloso río Pato. Este caudal años atrás solo era utilizado como entorno de guerra. [caption id="attachment_1155605" align="alignnone" width="1024"] Foto: Mauricio Cárdenas - Kienyke.com.[/caption] “En la confrontación armada el Pato era un cosa estratégica a favor nuestro. Para los adversarios era un punto grave; porque nosotros operábamos de una forma distinta, una operación móvil”, narró el guía. Los exguerrilleros, a diferencia de los soldados, conocían aquel terreno como la palma de su mano y usaron ese conocimiento para vencer en varios combates. Es un río caudaloso y los únicos que lo cruzaban y sabían por dónde hacerlo eran los entonces guerrilleros. Ellos eran los únicos que dominaban sus furiosas aguas, que hoy son el mayor atractivo y herramienta para la práctica del Rafting. El río Pato es caqueteño. Nace en las montañas occidentales del parque natural Tinigua y desemboca en el río Caguán, que al salir del departamento se llama río Caquetá y muere en las aguas del río Amazona, en Brasil. Quien tuvo la idea de hacer rafting en los fuertes rápidos del río Pato fue el exjefe guerrillero Óscar Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias El Paisa, de quien no sabe nada desde el pasado mes de junio de 2018, cuando huyó del ETCR de Miravalle, donde estaba concentrado. [caption id="attachment_1155594" align="alignnone" width="1024"] Foto: Mauricio Cárdenas - Kienyke.com.[/caption] Hoy El Paisa es prófugo de la justicia. La Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, emitió en su contra, en abril, una orden de captura por los incumplimientos que ha tenido a los llamados judiciales. Antes de que huyera de Miravalle para salvaguardar su seguridad (eso dicen los exguerrilleros), El Paisa dejó en firme varias ideas productivas que hoy son proyectos en los que trabajan los exinsurgentes. Frellin cuenta que cuando El Paisa les habló de rafting por el Pato y de proyectos turísticos en San Vicente del Caguán, varios de los insurgentes le dijeron no verlo viable; primero porque nadie, según ellos, iría hasta allá a hacer ese deporte. Segundo, porque ninguno sabía que era rafting. Tercero, porque a ese río nadie se le metía y menos en los rápidos que allí se forman. Después de que El Paisa pensara en que el río el Pato sirviera para hacer rafting, un instructor de proyectos del Sena, un joven emprendedor de deportes de aventura de San Vicente del Caguán, y la Agencia para la Reintegración y la Normalización, ARN, fueron hasta el ETCR de Miravalle con un bote de rafting y se lanzaron al agua. Frellin no lo hizo; no tuvo confianza. Le dio miedo. [single-related post_id="1111518"] La respuesta del Sena, del pequeño empresario y de la ARN fue que el río era una gran pista para hacer rafting, y todos apoyaron. La idea se materializó. Unas 16 personas, entre excombatientes y campesinos de la región, se inscribieron para participar en el proyecto. Hoy solo hay nueve de ellos, certificados como guías de este deporte. Cinco exFarc y cuatro de la comunidad. [caption id="attachment_1155601" align="alignnone" width="1024"] Foto: Gabriela Caballero - Kienyke.com.[/caption] “El sena nos brindó la formación y cuando vinieron los primeros turistas, vino Rafael Gallo, el presidente honorario de la Federación Internacional de rafting, y él nos mandó dos instructores de su empresa, en Costa Rica, para capacitarnos como guías”. Con donaciones, regalos y dinero de ellos mismos han ido creciendo. Hoy ya tienen cuatro botes, una veintena de remos y chalecos profesionales. Cada bote con su equipo cuesta alrededor de 20 millones de pesos. “El sueño es tener unos 20 botes bien equipados y ser referencia de este deporte en Colombia”, dice Frellin desde la casa donde hoy vive con su hijo de 13 años, en el ETCR de Miravalle. Frellin, Hermindes, Duverney y los demás seis integrantes del equipo de rafting representaron a Colombia el pasado mes de mayo, en el Campeonato Mundial de Rafting en Australia. Les fue bien para ser la primera vez que competían a nivel profesional. Ocuparon el puesto 13, entre 49 equipos de todo el mundo. Su lema “remando por la paz” hizo eco en aguas internacionales. En sus manos el país quedó bien representado. Al parecer se quieren hacer gestiones para que el próximo mundial de rafting se realice precisamente en El Pato, en Caquetá. [caption id="attachment_1155600" align="alignnone" width="1024"] Foto: Mauricio Cárdenas - Kienyke.com.[/caption] El Pato los ha sacudido varias veces y los ha revolcado otras tantas. Pero nunca se los ha tragado, que era el miedo de muchos para hacer este tipo de deporte allí. Hermides, otro de los guías de rafting y quien permaneció 27 años en las filas armadas de las Farc, cuenta que en este momento quieren cambiar la experiencia y el conocimiento que ellos tienen de la zona y en especial del río para ponerla al servicio de los turistas, del bien y de la paz.
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