El ronmeliere como figura de la industria licorera lleva dos años en América Latina. Surgió en las universidades de Venezuela ante la necesidad que presentaron las 13 casas productoras y tradicionales de ron en este país de encontrar a un embajador de marca que además fuera capaz de generar una cultura de bebida en torno a este producto.
En la actualidad existen cursos presenciales y online que permiten la capacitación de profesionales dedicados al mercadeo, la promoción y difusión del ron; sin embargo, en Colombia esta actividad no es tan conocida y hasta el momento, la Fábrica de Licores de Antioquia -FLA- ha sido una de las únicas empresas del sector que lidera el tema en el país.
En la FLA cuentan con los servicios de Rafael Escobar como ronmeliere, siendo este un experto en el mundo del ron a través de la exploración sensorial, la gestión y selección del producto. Así, es posible reconocer las características y virtudes de esta bebida con el fin de asegurar un mejor servicio para sus comensales y aportar a la cultura de consumo responsable.
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"Se está viviendo el auge del ron como una bebida universal, así que la Fábrica de Licores de Antioquia, al producir rones secos añejados naturalmente, que además han sido galardonados, muestra el compromiso experiencial con las catas, las cuales no son una exclusividad de los vinos, puesto que con los rones es posible acompañar una comida y disfrutar sin necesidades de embriagarse", cuenta Rafael Escobar.
Este comunicador social de profesión y experto en coctelería, tuvo sus inicios como bartender y ha sido instructor de la FLA por cerca de 20 años. "Para ser ronmeliere como soy hoy, hubiese sido imposible si no fuese bartender. Esos oficios los vine a interpretar con los años y son una conjunción que me permiten saber de bebidas alcohólicas, tener sensibilidad y transmitirla”. Sin embargo, el compromiso de la industria frente a la formación en materia de consumo consciente para el disfrute de los rones añejos, lo llevaron a incursionar en el estudio de esta bebida y custodiar su presentación.
"Personalmente vi un proceso curioso. Yo no era preocupado por estudiar, pero al llegar a la universidad descubrí que podía asociar el oficio con la profesión. Yo tengo destellos de consciencia donde mis compañeros me esperaban con ansias por cunchos de cóctel que me sobraban en el trabajo y yo era quien se los proporcionaba. Fue a partir de esa evolución que tuve como bartender a ronmeliere, teniendo en cuenta la cultura del consumo desmedido, que se hace gratificante esta figura porque se puede trascender en esa cultura de la bebida y se puede aprender a disfrutar de otra manera", añade Rafael.
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Así, y ante las primeras fases de exploración como ronmeliere, Rafael habla acerca de la connotación científica y académica del ron que le permite a esta figura evolucionar a pesar de no ser descrita todavía como profesión, arte u oficio: "El público es curioso y hay gente que se para y dice que tal vez se les está condicionando. Un día, un académico me dijo, 'yo no sé si eso es cuento o verdad, pero suena tan bonito'; entonces entendí que el ron sí tiene academia y llegaron a mí esos destellos de consciencia de los aromas, las texturas y los impactos en boca que genera el ron y como un fogonazo se me vino a la mente que tenía que dedicarme a estudiarlo a diario".
Así mismo, cuenta que la literatura del ron es extensa, pero el entrenamiento para un ronmeliere es escaso debido a que existe una mezcla entre empirismo y academia, donde la exploración y la práctica son fundamentales. Sin embargo, la pasión por los licores, el desarrollo del olfato, así como la capacidad para diferenciar las estructuras moleculares de las bebidas, consolidan técnicamente a esta figura que busca transmitir las experiencias a sus públicos.
"Nos cuidamos de los cambios climáticos, no tomamos cosas muy calientes o frías, tampoco muy dulces porque las sensaciones gustativas se debilitan, comemos pan y la nicotina es prohibida. Por otro lado, yo todos los días entreno con la sensación del ron en la boca, escupiendo. Es llevar la bebida a boca y experimentar sensaciones", cuenta este comunicador social.
La aceptación por parte del público y la ciudad misma muestra que el crecimiento del ron desde hace 10 años no es gratuito, lo que Rafael califica como mágico, teniendo en cuenta los 500 años de historia de esta bebida en América. "Hemos interactuado con grupos de personas de diferentes sectores y la aceptación es grande. Hemos descubierto que hay gente ávida en conocimiento de bebidas alcohólicas y la aceptación es positiva frente a los atributos de estos caldos añejados", puntualiza Escobar.
En Medellín, Rafael presta sus servicios como ronmeliere a la Fábrica de Licores de Antioquia como una forma de ampliar y mejorar el concepto que tiene la sociedad sobre el ron, bebida que debe disfrutarse, según los expertos, de una manera prolongada que permita descubrir el sabor en las papilas gustativas y no en la sensación de embriaguez.