Aunque algunas personas se muestran reacias a creer en fenómenos paranormales, la realidad es que no son pocos los casos de experiencias con seres del más allá y, en ese sentido, Bogotá tiene mucho para ofrecer.
Este es el caso del restaurante y bar Candelario, el cual está ubicado en uno de los barrios históricos de la capital del país, La Candelaria. De allí se desprenden varias historias que han aterrorizado a propios y extraños.
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Este restaurante de día y bar de noche funciona en una casa esquinera de más de 120 años de antigüedad en la calle 12 b con quinta, en pleno centro histórico de Bogotá. Al interior de la casa se evidencia el paso de los años, sin embargo, el estilo vintage de su estructura en madera y los objetos antiguos destacan la elegancia del lugar.
En diálogo con KienyKe.com, Hernán Jiménez, gerente del Candelario, da pistas sobre el origen de esta casa antigua donde funciona el restaurante desde hace 17 años.
“Es una casa de 1080 metros cuadrados, bastante grande que, se supone, funcionaba como lugar de servidumbre de otra casa principal que hay en esta misma cuadra”, afirma.
En ese proceso de ir abriendo nuevos espacios en la casa para la adecuación del bar y restaurante, se han encontrado con objetos antiguos y sucesos paranormales que escapan a la lógica humana.
Para Hernán estas experiencias hacen parte de su diario vivir y no se amilana ante lo que podría parecer terrorífico. En ese sentido, cuenta la historia de una chica que decidió no volver a trabajar allí tras una aparición hasta ahora inexplicable.
Hace algunos años, durante alguna de las noches del funcionamiento del bar, se estrenó una chica como trabajadora para vigilar el ingreso. Este procedimiento se realizaba justo donde comienza la escalera de ascenso al segundo piso, el cual para ese entonces no estaba habilitado y se utilizaba como bodega para guardar chécheres. Al finalizar la jornada, alrededor de la una de la mañana, la chica hizo una pregunta que desconcertó a sus compañeros.
“Ella preguntó que quién era el señor que estaba de vestido traje completo, saco, chaleco, corbata, sombrero y bastón que estuvo asomándose a la escalera toda la noche. Preguntó que si era el dueño del establecimiento porque ella lo había visto toda la noche como si estuviera verificando su trabajo. Inmediatamente le dijimos ‘no, aquí no hay nadie en el segundo piso, el dueño del que usted habla, no existe’ y ella lo único que hizo fue pedir el turno de su día e irse lo más pronto posible”, explica Hernán.
Además, el mismo gerente del Candelario cuenta una experiencia de la que fue testigo con su pequeño hijo de dos años mientras almorzaba en el lugar cerca de la misma escalera donde la mujer vio a al señor de traje.
“Desde el lugar donde estábamos uno alcanza a ver la mitad de la escalera y mi hijo estuvo durante todo el almuerzo sonriendo y saludando a hacia la escalera. Yo estaba de espaldas a la escalera de frente a él. Todo el tiempo alzaba la manito para saludar y sonreía hacia el mismo punto de la escalera en donde a la niña de logística le sucedió la otra historia”.
Sin embargo, esto no sería lo más aterrador que le sucedería. Señala que al finalizar una jornada de reparaciones en el segundo piso con otro compañero, decidieron ir cada uno a su casa y al volver al día siguiente encontraron más de 25 ladrillos que habían sido quitados de una de las paredes y puestos al lado de una caja metálica que no estaba el día anterior cuando ellos dejaron el lugar.
“No sabemos qué pudo haber pasado, digamos que una explicación real, material y física nunca encontramos porque solamente nosotros estábamos subiendo al techo y la historia se quedó como una anécdota de algo extraño que pasó ahí adentro”, reconoce.
Asimismo, en el lugar han encontrado objetos incrustados en las paredes. Este es el caso de un bastón que apareció luego de remover una de las paredes para refaccionar el lugar y el cual deja más incógnitas que certezas.
“Encontramos un bastón de madera que tiene cuatro animales tallados, preguntamos mucho por el tema y nos dijeron que era como una especie de bastón de mando de alguna religión cubana”.
Dicho bastón hace parte de los objetos que adornan el lugar como reliquia de museo que puede ser apreciado por los visitantes al famoso restaurante.