Pasar la calle por la cebra, respetar el semáforo, no hacer cruces prohibidos y utilizar los puentes peatonales, son las cosas que más recuerdan los bogotanos cuando se les pregunta sobre cultura ciudadana. Muchos creen que más allá de eso no hay nada, por lo tanto hablar de eso resulta ser una pérdida de tiempo o es algo que no tiene un valor fundamental cuando de políticas públicas se trata.
Pero es necesario ir más allá de lo evidente, como diría León-O. Muchos conocen o han escuchado lo qué está en la superficie de la teoría creada por Mockus, pero no conocen cuál es la base que la sustenta. No podemos negar que él contribuyó a que muchos no pudieran comprender el significado de ella, y en algunos momentos para tratar de derribar el muro que había entre el concepto y la comprensión, decidió emplear el lenguaje de los símbolos para que los ciudadanos pudieran captar el mensaje que se quería transmitir.En un inicio esos símbolos fueron el caballito de batalla que los contradictores de Mockus utilizaban para burlarse de él y de sus políticas. Pero esos símbolos trascendieron y lograron calar en la mente de los bogotanos. Prueba de ello fue el canje voluntario de armas, el cual fue realizado por más de 3.000 ciudadanos, el pago voluntario del 10% más del impuesto predial y la baja en la tasa de homicidios y en las muertes causadas por accidentes de tránsito. Pese a ello, muchos consideran que la cultura ciudadana no ayuda a solucionar los verdaderos problemas de Bogotá, mucho menos los del país.
¿Cuál es el trasfondo de la cultura ciudadana? ¿Recuerdan el “queso” que Antanas utilizó como sombrero para su candidatura a la presidencia en el año 2006? Pues no era un queso, era un triangulo equilátero que representaba las tres líneas por las que se mueven los ciudadanos: ley, moral y cultura. Esos tres conceptos son los pilares de la cultura ciudadana.
Trataré de explicarlo de forma más simple. Usted cumple la ley ¿por temor a las sanciones?, ¿porque si no lo hace siente culpa? o ¿por temor a que los demás lo rechacen? Cada una de estas preguntas está enmarcada en los conceptos manejados por ese triangulo equilátero. La primera pertenece al ámbito de la ley, la segunda a la moral y la tercera a la cultural. Antanas afirma que es bajo esos temores, individuales o combinadas, que los ciudadanos cumplen la ley, y para él cumplir la ley por temor es la forma menos adecuada de hacerlo. La idea es dejar esa conducta de lado y lograr armonizar ley, moral y cultura.
¿Cómo se hace eso? No es fácil, pues esto implica modificar el comportamiento de los ciudadanos para que dejen de actuar guiados por el temor y la tradición, más en un país como Colombia que tiene el dicho popular loro viejo no aprende a hablar (premisa que pareciera ser el fundamento principal de los extremos políticos de este país). Pero antes de modificar el comportamiento se debe tener como objetivo cambiar la mentalidad de los colombianos. La idea es primero comprender y luego actuar. De ahí la frase que Antanas hizo popular, hablando de la Constitución Política de Colombia, en la campaña para la presidencia de 2010: publíquese, explíquese, compréndase y cúmplase.
La idea de Antanas es que el temor por la ley se convierta en admiración, la culpa en autogratificación de la conciencia y el temor al rechazo social en reconocimiento social. Aunque parezca ser un simple juego de palabras, no lo es. Esto es un cambio de rumbo que Colombia debe tomar dejando de ejercer las viejas prácticas que parecieran estar incrustadas en nuestros genes, como lo son la cultura del atajo, la doble moral y el todo vale.
Pero ¿cómo se logra lo anterior? Ya mencioné dos de los puntos principales, comprender y actuar. Pero en medio de estos conceptos hay tres que juegan un papel predominante dentro de toda esta teoría: la regulación legal, la autorregulación y la mutua regulación. ¿Qué es esto? La primera habla de los parámetros legales que se instauran en un territorio y bajo los cuales deben actuar los ciudadanos. La segunda está relacionada con la capacidad que yo como ciudadano tengo para respetar las normas, cumplir deberes y desarrollar mis derechos. La tercera, y última, se refiere a un ejercicio grupal en el cual los ciudadanos se ayudan entre sí para cumplir las normas, hacer respetar los derechos y supervisar el cumplimiento de los deberes.
La cultura ciudadana no es una teoría que, si se instaura formalmente, va a empezar a dar frutos de la noche a la mañana, pues esta supone un cambio de mentalidad y de comportamiento, los cuales requieren tiempo. Esta es una teoría que piensa a mediano y largo plazo. La idea es modificar los cimientos en los que están construidas tanto la moral como la cultura colombiana, para poder construir un país en el que se respeten las leyes y los derechos, y se cumplan los deberes.
Por lo tanto, respetar el semáforo, no botar papeles a la calle, pasar por la cebra, utilizar los puentes peatonales, entre otras cosas, es lo que está en la superficie de la cultura ciudadana. Quizás algunos lo vean como pendejadas, pero son esas pendejadas las que, poco a poco, nos llevan a comprender el trasfondo de una teoría que fue puesta en práctica en varias ocasiones y la cual puede contribuir al cambio de rumbo que requiere el país si se pone en práctica permanentemente en las diferentes esferas de la vida pública y privada de cada ciudadano.
Explicar y comprender la cultura ciudadana no suele ser una tarea fácil. Mi invitación es ir más allá de lo que nos muestran sobre esta teoría, pese a lo complejo que pueda resultar. Solo así podremos comprender por qué cumplir las normas más sencillas, pendejas para otros, puede conducirnos a comprender y cumplir las normas más complejas, como cuidar los recursos públicos, darle preponderancia a los argumentos, no gritarle al otro, hacer respetar los derechos de los demás como hago respetar los míos y cumplir los deberes como quiero que los demás cumplan los suyos.
@Miguel_AngelC