!A las Farc yo no les creo!

Sáb, 20/04/2013 - 05:56
De cuando acá el gobierno y el pueblo colombiano deben bajar la cabeza frente al show mediático propuesto por las Farc llamado diálogos de paz. A mi modo de ver las cosas, y quizás sea el común d
De cuando acá el gobierno y el pueblo colombiano deben bajar la cabeza frente al show mediático propuesto por las Farc llamado diálogos de paz. A mi modo de ver las cosas, y quizás sea el común denominador en las mentes de los ciudadanos, este y al igual que los anteriores procesos paz, por demás infructuosos, emprendidos con la guerrilla, quedaremos con la sensación de haber errado en un nuevo intento en la búsqueda de una salida negociada al conflicto. Es una salida soñada, pero entre tanto el gobierno no blinde al país, al senado, al aparato político, a las instituciones aunque deslegitimizadas en su mayoría por no expresarlo de otra manera; estaremos dejando a la merced de lo popular lo no tan popular, lo que con muchos años y más muertos de los que ha dejado esta guerra con las Farc: el esfuerzo de los patriotas, lo que con sangre ganaron. La democracia. Dialogos de paz FARC Aún más cuando en este país ya se han conseguido salidas negociadas con actores del conflicto pero en connotaciones completamente distintas. Por ejemplo, el caso del M-19 que en la década de los 90’s se desmovilizaron, luego fueron parte de la constituyente. Magna victoria, muchas prebendas a quienes solo unos años antes estaban portando un fusil y delinquiendo, también asesinando uniformados de la policía y ejército. ¿Dónde quedaron las madres de los policías y militares muertos?, ¿A dónde se fueron esas lagrimas?, ¿fueron escuchados los llantos de los niños que anhelaban a sus parientes?, siempre he pensado que: las madres quedaron en el olvido, las lágrimas se secaron con el paño de la vulnerabilidad de los derechos constitucionales y el llanto de los niños huérfanos no se escuchó en la ciudad fría e ignorante donde se tomó la decisión de permitir que estos delincuentes hoy en día puedan portar un saco y corbata, y que se les permita sentarse en el senado(otras partes también) devengando un salario exuberante pagado con los impuestos de la gente de bien. En esa salida floja y en el sistemático empalamiento del pueblo es en lo que no creo. Estoy convencido que no existirá un solo colombiano dentro del país y fuera de él que no desee la paz. Convencido estoy de esto. Pero lo que puedo dudar es que existan personas que comparten el hecho que los mayores delincuentes de la historia del país vivan con relativa impunidad después de un acuerdo de paz. El expresidente Álvaro Uribe comentó en Blu Radio: “la impunidad no es un mandato constitucional…. Y aquí lo que hemos visto es una oferta de impunidad a las Farc que está avanzando con un agravamiento de la inseguridad en el país”, palabras que sientan una posición general del país. ¡Queremos la paz, pero no con impunidad! Preocupa el hecho que en Colombia el dialogo de paz con el gobierno que se convierta en una práctica recurrente para después de alzarse en armas, estos y otros delincuentes sean indultados y aun galardonados con la opción nefasta de poder acceder a puestos públicos y lo que más aterra: puestos políticos, dirigentes. Esto abre una ventana de indiferencia frente al dolor de los afectados por el conflicto y emerge la posibilidad, si ayer fueron los del M-19/EPL y gracias la salvajada de impunidad llamada indulto es que hoy tenemos un alcalde en la primera ciudad en importancia en el país  que además por poco fue presidente, y que había sido encarcelado por porte ilegal de armas. Según la ley 136 de 1994 en su artículo 95. Inhabilidades para ser alcalde:
"Quien haya sido condenado en cualquier época por sentencia judicial a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos; o haya perdido la investidura de congresista o, a partir de la vigencia de la presente ley, la de diputado o concejal; o excluido del ejercicio de una profesión; o se encuentre en interdicción para el ejercicio de funciones públicas."
Me asalta una confusión: ¿en qué momento portar un arma ilegal y estar dispuesto a matar es un delito político?, porque si en ese momento la portaba es porque estaba dispuesto a usarla si era necesario y no porque estaba chicaneado en Zipaquirá. Si algo es cierto, que previo a esta captura de esa época no se registran mas delitos no es porque no hayan existido, es porque la comandancia del M-19 que ejercía Petro en Zipaquirá para ese entonces se debía a la ilegalidad y por ende a la clandestinidad. Continuando, hoy serán las Farc/ELN, el día de mañana los rastrojos, después los Comba, luego los del ELN, y así las bandas delincuenciales, los carteles organizados de lo que queda de Cali, Medellín, las bandas de microtráfico en Bogotá, los grupos de tratas de blancas en Buenaventura, los bandidos del Sexo Turismo en Cartagena, los dueños del carrusel de contratos en la salud en Barranquilla, los avivatos que se quieren robar el Tayrona y taganga, etc. Con el paso de los años tendremos un Senado lleno de escorias como si fuera poco con las que ya tenemos. No me sorprendería que un guerrillero obtuviera más de 50.000 votos en los comicios. Entonces así, el senador Merlano sería un enano comparado con el gigante despropósito que esta el pueblo a punto de permitir aceptando condiciones de un grupo de hampones. Debemos renunciar a la idea que la guerrilla al sentarse en una mesa de dialogo esta derrotada. ¡NO!, claro que no. Es esta, su más grande victoria frente a un pueblo que ha venido atormentando por más de medio siglo, es esta, la epopeya de las Farc, el monumento al engaño, es esta, la puntada final de un proyecto político-militar que se viene forjando desde las épocas en que Jacobo Arenas era miembro activo del PCC(Partico Comunista Colombiano) y se extendió hasta que portaba un fusil y calzaba sus botas en la selva. Seriamos nuevamente la patria boba si nos creemos el cuento del sentimiento nacionalista que hoy inunda a las Farc y los está llevando a instaurar una mesa de diálogo, y todo esto porque están cansados de la guerra. No, no es eso, simplemente ya se dieron cuenta que militarmente contra el gobierno una guerra nunca la ganarán. Y qué mejor que mostrarle al país una voluntad de dialogo y pedir a cambio participación política además de otras insolencias. Voz y voto, algo tan difícil en este país lo están a punto de conseguir. No hay que tener un master en conflictos internacionales para entender que la mejor forma para llegar al poder y la menos dolorosa es a través de los procedimientos políticos de participación amparados por la constitución y refrendados por las instituciones públicas. Si las Farc lo que han buscado en toda su historia es tener un presidente, ¡digo, otro presidente!, qué mejor camino que el político. Nada nos garantiza que la guerrilla y sus adeptos luego de reinsertarse a la vida civil ejerciendo un cargo público no desvíen fondos del país hacia las arcas de estos bandidos. No hay que ser un mentalista para imaginarlo, cuando hemos visto que la clase dirigente de la gente de bien lo ha hecho, ahora porque no quienes unos años antes robar, delinquir, secuestrar y matar era su diario vivir. Estamos frente a una promesa de caos latente, no pensemos que el principal problema de Colombia es la guerrilla, porque defendiendo ese postulado no estamos equivocando a largo: desde Punta Gallinas hasta Leticia. Dígase con la fuerza del sentimiento y dolor de patria que nuestro principal error radica en no entender que la corrupción es la ma-dre de to-das las co-sas ma-las que nos pa-san (léase parafraseado). Finalmente, ¿A las Farc?, ¡yo no les creo!, lo haré el día que en todos y cada uno de sus integrantes se sometan a la justicia y no pidan el procaz: perdón y olvido. Lo haré, cuando desmonten completamente el negocio del narcotráfico y demás negocios conexos, cuando reparen en su totalidad a las víctimas, cuando sean liberados todos los secuestrados, cuando dejan de instigar a la gente para que se alce contra el gobierno sin necesidad. No hay nada peor que una revolución que tumbe una anarquía para instaurar otra y eso es lo que podría pasar en este país. Miles de colombianos han salido del país buscando mejores oportunidades en otros países y lo han conseguido, son felices en otras tierras haciendo patria. Muchos de ellos huyendo al flagelo de la guerrilla, de los conflictos internos. En nuestra tierra se libran miles de batallas diariamente, no solo a punta de fusil y sangre. No entendería que atractivo tendría para una persona volver al país cuando que se fue por no caer secuestrado por las Farc. Regresar y ver que quien lo quería secuestrar ¿ahora lo gobierna? Es por eso quizás, que las personas que se van del país en su mayoría no regresan. @JLenGoIg Facebook Blog : Bulachi
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