Acto de paz personal

En uno de aquellos momentos en que la sensación de angustia, temor, tristeza y nostalgia rondaban mi ser, sentí la necesidad de realizar un acto de paz conmigo mismo. Viajaba yo hacia una conferencia y me dije, “cómo voy a llegar en este estado de ánimo, a hablar sobre espiritualidad, sobre el amor”. Logré una actitud de silencio interior y sentí que debía hacer un acto de paz, conmigo mismo, así sanaría. En ese momento, en el carro, el acto de paz fue poner música, en este caso canciones en francés que hablan solo del amor, del amor. Y realmente funcionó. Cuando llegue a la charla estaba en  paz,  ecuánime, la alegría interior desbordaba. Actos de paz que si los miramos en detalle, pueden no parecer gran cosa, mas sin embargo son como el gota a gota que riega la mata, sin ser la lluvia torrencial que puede destruir, las gotas una a una alimentan, nutren y dan pie para que florezca. Los actos de paz, casi como cliché verdadero, comienzan en casa, siendo la casa el propio cuerpo, la propia mente, emociones y medio ambiente. Si, transformar las emociones negativas, que a veces cargamos por años, se logra al hacer actos de paz, aquí y ahora. Qué actos de paz hago con regularidad: cuando pienso en el planeta respiro hondo, y siento como todo él entra en mí, la naturaleza invade en el buen sentido el cuerpo. Cuando quiero afianzar la relación con los demás, cedo la vía en la calle al conducir y agradezco las sonrisas que produce. Cuando deseo darle paz a mi cuerpo, medito, hago ejercicio suave en piscina. Para promover la paz en la humanidad, escribo estas reflexiones. Cuando siento que la creatividad contribuye a la paz, pinto, leo, toco un instrumento musical, construyo barcos de madera, en fin dedico un tiempo al arte. Cuando deseo reafirmar la paz en el camino de vida, en la misión, extraigo todo el placer posible en la consulta médica, placer de ayudar, de escuchar, de plantear buenas preguntas y opciones terapéuticas. Cuando quiero sumergirme en la espiritualidad, el acto de paz que más beneficio me da, es ser un escucha atento, que no juzga, que establece empatía directa. Los actos de paz tienen un sustrato anatómico y fisiológico en medicina. Estimulan las áreas de cerebro que refuerzan las emociones positivas. Favorecen las conexiones neuronales y la actividad de intercambio entre hemisferio derecho e izquierdo. Relajan tensión arterial, aumentan del umbral al dolor, reducen la acidez gástrica, estimulan la motilidad intestinal. También preparan la piel para un contacto suave, dilatan la pupila. En fin los actos de paz se reflejan en nuestro organismo entero. Los actos de paz ingresan al cuerpo por los cinco sentidos, olfato, gusto, oído, vista, tacto. La intuición es quien nos dicta cual hacer y en qué momento, acorde con las necesidades de mente, emoción y cuerpo. Siempre, siempre tienen una repercusión positiva en el medio ambiente. Transforman de verdad, quitan capa a capa de esa armadura oxidada que tenemos, lubrican nuestras relaciones, sanan en otras palabras. Su efecto no es efímero, es perenne. Cada acto de paz personal, es un acto de paz con la humanidad. Cada logro en este sentido acerca a la paz mundial, porque quien logra la paz interna, no hará actos de agresión o violencia, ha  transmutado sus emociones negativas y por tanto el impulso bélico ha desaparecido.