Como los zapatos viejos, seguramente vamos a extrañar el viejo aeropuerto Eldorado, en proceso de demolición. Reemplazó el primer aeropuerto De Techo, que ya le quedaba pequeño a la ciudad en los años 50. El general Rojas Pinilla (en su gobierno o en su dictadura) impulsó la obra, que por entonces parecía suntuosa.
Con todos los reparos y discusiones –antes, ahora y más adelante- aplaudimos el nuevo terminal, adelantado por la firma OPAIN. Da gusto recorrer las nuevas instalaciones. Y produce ironía el recordar tanto escepticismo y gresca cuando se decidió el cambio, igual o más traumático que la controversia nacional sobre la llegada de la televisión a color.
Juan Pulido, el gerente de Opaín, que se retira del cargo, piensa que el proceso cumplido, está a punto de terminar con un éxito indiscutido. Pulido, que tiene una voz de barítono (como el español de los años 20, que hizo famosa esa canción “cierra esa puerta”, un tísico que abraza a su mujer para irse de este mundo), Pulido –digo- entrega un buen balance (casi me pongo a cantar otra suya, “ríe payaso”).
Fueron seis años muy satisfactorios. Se demostró que la ingeniería nacional -en cabeza de los inversionistas- cumplió el contrato y le entregó a la ciudad un bello y eficiente aeropuerto.
Ya se terminó la demolición del espigón sur, por donde antes se hacían los vuelos internacionales. Está completamente derribado. Se están haciendo calles de servicio, plataformas y los futuros puentes de abordaje del nuevo terminal que se inauguró en octubre.
Se comenzó también la demolición del espigón norte, el antiguo muelle nacional. Las nuevas obras deberán estar listas a mediados de enero. Otras en marzo.
Las obras continúan y quedaría pendiente el sistema de vías y redes de la 26, que está intervenida desde la carrera 103 hasta Eldorado. El paso es acelerado y se terminaría unos cuatro meses antes de la fecha contractual.
Sobre la vieja torre del aeropuerto, la decisión corre por cuenta de la Aeronáutica Civil, la construcción de la nueva y la instalación de equipos y sistemas muy sensibles.
Según Pulido, se recibió un contrato con ingresos brutos en 2007 de 130 mil millones, que hoy llegan a casi 500 mil millones al año. El año anterior le entraron al país 220 mil millones de pesos para el tesoro nacional, una cifra considerable para una concesión.
Se estableció todo un sistema de operación que permitió durante la construcción movilizar todas las operaciones en crecimiento junto con una construcción que fue gigantesca, de casi 1.000 millones de dólares.
Otro hecho para destacar: la restitución a la Nación de más de 500 mil metros cuadrados que hoy son rentables para el tesoro nacional y en el pasado estaban en manos de particulares. Fueron 270 litigios de los cuales hoy quedan menos de 40.
Los desafíos: no perder la oportunidad de que la infraestructura sirva de plataforma para la competitividad de Bogotá; utilizar este vehículo que es el aeropuerto para que el Distrito y la Nación realmente unifiquen con nosotros campañas a futuro para traer más tráfico, más aerolíneas. No hay campaña de turismo que no tenga éxito si las aerolíneas grandes y de gran nivel, junto a las locales, no tienen conectividad de largo alcance.
A corto plazo debe lograrse el traslado de toda la operación nacional e internacional a la nueva terminal en el primer semestre del año próximo. Y que se marquen nuevos hitos en la construcción de ampliaciones de plataforma y terminales entre uno y dos años que deben proponerse a la Nación entre enero y marzo del año próximo.
En el año 2007 pasaron por Eldorado más o menos nueve millones de pasajeros, y en solo seis, siete años, en 2013, vamos a tener ya un tráfico de 25 y medio de millones de pasajeros, una cifra realmente destacada para un aeropuerto en operación.
Hoy la gran mayoría de aerolíneas tiene un mercado emergente de viajeros que es gigantesco, no ha bajado del 18% en los últimos tres años.
Sobre el puente aéreo: con Avianca están coordinando la entrega en términos legales de una instalación que ocupó por casi 30 años. La deben entregar a Opain en condiciones normales del tenedor, saneado el tema legal, posiblemente en marzo próximo. En esa terminal despacharían otras aerolíneas.
Se estableció todo un sistema de operación que permitió durante la construcción movilizar todas las operaciones en crecimiento junto con una construcción que fue gigantesca, de casi 1.000 millones de dólares.
Otro hecho para destacar: la restitución a la Nación de más de 500 mil metros cuadrados que hoy son rentables para el tesoro nacional y en el pasado estaban en manos de particulares. Fueron 270 litigios de los cuales hoy quedan menos de 40.
Los desafíos: no perder la oportunidad de que la infraestructura sirva de plataforma para la competitividad de Bogotá; utilizar este vehículo que es el aeropuerto para que el Distrito y la Nación realmente unifiquen con nosotros campañas a futuro para traer más tráfico, más aerolíneas. No hay campaña de turismo que no tenga éxito si las aerolíneas grandes y de gran nivel, junto a las locales, no tienen conectividad de largo alcance.
A corto plazo debe lograrse el traslado de toda la operación nacional e internacional a la nueva terminal en el primer semestre del año próximo. Y que se marquen nuevos hitos en la construcción de ampliaciones de plataforma y terminales entre uno y dos años que deben proponerse a la Nación entre enero y marzo del año próximo.
En el año 2007 pasaron por Eldorado más o menos nueve millones de pasajeros, y en solo seis, siete años, en 2013, vamos a tener ya un tráfico de 25 y medio de millones de pasajeros, una cifra realmente destacada para un aeropuerto en operación.
Hoy la gran mayoría de aerolíneas tiene un mercado emergente de viajeros que es gigantesco, no ha bajado del 18% en los últimos tres años.
Sobre el puente aéreo: con Avianca están coordinando la entrega en términos legales de una instalación que ocupó por casi 30 años. La deben entregar a Opain en condiciones normales del tenedor, saneado el tema legal, posiblemente en marzo próximo. En esa terminal despacharían otras aerolíneas.
