Angelino en la OIT

Vie, 28/10/2011 - 00:00
Angelino Garzón con frecuencia es incómodo para los altos heliotropos de la oligarquía centralista. Su origen humilde, su reticencia a darse un falso pulimento que d

Angelino Garzón con frecuencia es incómodo para los altos heliotropos de la oligarquía centralista. Su origen humilde, su reticencia a darse un falso pulimento que desdibuje su procedencia social y esa franqueza sencilla pero inteligente con la que da en el clavo en cada frase, saca de casillas a los burócratas capitalinos que no entienden que este hombre de tosca apariencia provenzal sea capaz de hacer temblar decisiones de Estado, al punto que el propio Presidente le saca bandera blanca y le pide no opinar al desgaire. Pero Angelino es Angelino mucho más allá de su investidura vicepresidencial; tiene gran olfato político, perfecta claridad sobre su condición de no-subalterno, y certeza plena sobre una verdad simple: nadie lo puede destituir. Por eso ha dejado claro que él no es monigote de nadie. Garzón es un vicepresidente muy deliberante, con vuelo propio, gran prestigio internacional, muy conectado con el país verdadero que transpira por fuera del corralito de cristal que contienen los cerros orientales bogotanos, la avenida 72 y la autopista norte. El Vicepresidente conoce el país nacional y el Estado, pero sobretodo es interlocutor de pobres y ricos por igual, porque su aproximación al gran poder económico está exenta de complejos y gracias a eso, no tiene tono ni ánimo retaliatorio, y eso inspira confianza...

Lo paradójico es que todas esas fueron las razones que consideró JMS cuando lo escogió como Vicepresidente, por eso la reciente postulación de Angelino para convertirse en el nuevo Director General de la oficina más determinante de la ONU, que es la Organización Internacional del Trabajo, es solo un desarrollo de esa concepción que llevó a la escogencia de Garzón, y jamás una estrategia audaz para sacarlo del turbulento escenario del poder nacional. Creer que la OIT es una jugada del Presidente para curarse de sus intervenciones es lo mismo que no saber interpretar a Santos y no descifrar a Angelino.

Para empezar, la génesis es muy distinta: En Suiza, ante la ONU, Colombia tiene una embajadora juiciosa y atenta, que se ha vuelto líder en la comunidad diplomática de Ginebra con una mezcla de simpatía caribe, olfato político, discreción y capacidad de trabajo. Cuando la Embajadora Alicia Arango supo sobre la renuncia del chileno Juan Somavía actual director de la OIT, de inmediato pensó en su nombre. Garzón, con un perfil inmejorable para el cargo, fue sugerido a la Canciller y al presidente Santos, quienes sin titubear dieron visto bueno al asunto con la convicción plena de que sería un instrumento insuperable en la agresiva agenda internacional que adelantan, pero que además haría de la OIT un organismo bajo la dirección del número dos en la jerarquía del poder colombiano, y al ser Santos el número uno, pues... digamos que la OIT cobraría, bajo la dirección de Angelino, una dimensión estratégica gigante en la política exterior colombiana.

Así las cosas, tres hechos parecen muy claros: Primero, con la renuncia de Celso Amorín quien aspiraba por Brasil, con los 28 países, los 14 delegados de los trabajadores y los 14 de los empresarios, descrestados con la personalidad pública y el prestigio de Garzón, yo apuesto que a partir de marzo, Colombia tendrá Director General de la OIT. Segundo, Angelino hay para mucho rato, pues seguirá opinando y no renunciará a usar su investidura para incidir en la vida de los colombianos. Y tercero, quien crea que el presidente Santos se trasnocha o incomoda por las afirmaciones de Angelino, simplemente no entiende cómo funciona la cabeza de Santos. A él no se le incomoda con palabras, sino con la frustración de sus metas, y en Angelino él no ve fracasos, sino el triunfo de una simbología que le es favorable.

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De otro tema: Mientras Angelino Garzón se encumbra, Francisco Santos su antecesor, a propósito del frustrado hotel siete estrellas del Tayrona, gastó la semana imitando lo único que no debió aprender de Uribe: Se pegó del twitter a vomitar insultos contra su primo el Presidente:

Le dijo tahúr cuando twiteó: "Le salió mal esta mano al presidente pokerista. Que en vez de asumir el error y enmendarlo quiso ensuciar a otros"

 También lo llamó hipócrita al trinar: “Y para salir del lío que el mismo Presidente armó, se inventa una joya que muestra como Santos tira la piedra y esconde la mano”.

Le acusó de despistado cuando escribe: “¿Así maneja Santos la información de orden público? Con razón dice que violencia electoral bajó mientras la gente paga escondederos a peso”.

Por último metió cizaña al ejército y a su hermano Felipe cuando dice: "y si a su hermano, que no tiene que ver nada con el proyecto, lo echa al agua, ¿así que puede esperar un general, un oficial o un soldado?".

El exvicepresidente peló el cobre. Los venenosos ataques contra Juan Manuel Santos lo devuelven a su dimensión verdadera; porque lo increíble no es lo que ahora hace, lo insólito es que un hombre como él haya llegado a ser vicepresidente de la nación. Y voy a ser claro: Pachito nunca fue un hombre al que se le tomara en serio. Lo suyo no era el Estado, la academia, la cultura ni mucho menos la política. Toda la vida, lo de pachito fue la rumbita, el bailecito, el pasesito, y el desorden dentro de un estilo desabrochado, chistoso e infantil que le era permitido y celebrado únicamente por ser el benjamín de Hernando Santos, quien sí fue un pilar histórico de las instituciones desde la dirección de El Tiempo. Cuando Uribe lo escogió para la vicepresidencia (aunque después dijo que pachito se lo pidió) lo hizo motivado en lo que a Santos le llegó por vía de la casualidad y el infortunio, en esas simbologías que tanto le gustan a Uribe, es decir, por ser un exsecuestrado de Pablo Escobar y cabeza de una ruidosa fundación antisecuestro. Claro, y también por Santos...

Sin embargo, los irrespetuosos ataques de Pachito al Presidente, no son sino la manifestación pública de lo que se sabe en los altos círculos capitalinos: que Francisco el hijo de Hernando nunca ha podido superar el brillo personal de los hijos de su tío Enrique.

A uno puede caerle mal o bien Juan Manuel Santos pero, del presidente a Pachito hay un muy largo trechito. Porque Juan Manuel, a pesar de ser un hijo del poder, se preparó para merecer un espacio entre la clase dirigente y se empeñó en que su lustre y formación personal superara su posición privilegiada; no en balde hace tres décadas su Fundación Buen Gobierno era el think tank del proyecto que hoy desarrolla quien desde su juventud -y aunque cause urticaria- ha sido exitoso en todo. De manera que los agraviantes trinos, se diluyen en el prisma con el que se mire el contraste entre el Presidente de la república y su carnestoléndico primo.

Aunque... quizás no fue por el hotel en el Tayrona, sino porque a pesar de ser director de una cadena de noticias de la talla de RCN, Santos invisibilizó el noticiero que bajo Gossaín fuera el faro noticioso del país; tal vez angustiado por eso, y para que se volviera a saber de él, un Pachito nostálgico de figuración acudió otra vez a la calumnia injuriosa, como en el pasado ha hecho impunemente sobre la honra de sus allegados.

@sergioaraujoc

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