El año 2017 ha deparado grandes cambios políticos y sociales que se concretarán en la siguiente vigencia. El anhelo de una paz duradera trae consigo la esperanza de la consolidación económica del país.
Las Farc desde el 20 de julio del 2018 empezarán su transición de grupo armado ilegal a un movimiento político minoritario con incidencia nacional, con base en los Acuerdos de la Habana y en cumplimiento de lo pactado, serán protagonistas del debate nacional desde la legalidad.
Si bien la incertidumbre política será el motor de los procesos económicos en Colombia, se espera un repunte importante de la inversión durante el segundo semestre del 2018, teniendo en cuenta la activación de lo pactado en Cuba, que ubican al país con un crecimiento esperado del 2.8 %.
Esta situación debe ser un motivo de ilusión para los colombianos, que históricamente han sembrado sus expectativas de un país en paz, en el cual se logre aprovechar todas sus ventajas comparativas y competitivas en los ámbitos geográficos y sociales.
Para este fin, el gobierno colombiano debe apostarle a los territorios olvidados por el Estado a causa de los más de 50 años de conflicto, territorios que hoy son focos potenciales de desarrollo agroindustrial. Pero para esto, se requieren todos los esfuerzos con un fuerte componente de inversión en infraestructura vial, que conecte a estas zonas con el centro y con las fronteras.
El aprovechamiento de las recursos financieros que traerá el postconflicto para estas zonas del país, será importante para articular políticas sociales adecuadas en estos territorios. Generar espacios de inversión privada con incentivos también debe ser parte de la estrategia, así como hacer presencia institucional garantizando la oferta de bienes y servicios de salud, educación y seguridad con los equipamientos necesarios para el proceso, deben ser una prioridad de interés nacional.
Los grandes proyectos de infraestructura, deben ser inicialmente los jalonadores de la economía nacional, especialmente en aquellas regiones del país donde se están ejecutando las vías 4G. Esto con el fin de articular dinámicas económicas que trasciendan las obras civiles y abriendo nuevos espacios de inversión, producción, distribución y consumo de diferentes bienes y servicios, encarrilados a satisfacer la demanda necesaria en la economía regional.
En el caso de Bogotá, se esperan grandes inversiones en infraestructura en el mediano plazo. El inicio de la construcción del Metro, las troncales de Transmilenio por la Avenida 68, Avenida Boyacá y Carrera 7a, la Avenida Longitudinal de Occidente ALO, la Avenida Alsacia, son ejemplo de ello.
Esto aunado al creciente despegue económico del sector de restaurantes, hoteles y comercio, deberá solventar en gran medida la demanda laboral, que este año no fue satisfecha en la ciudad y que se ha convertido en un reto de la administración distrital en el corto plazo.
Con la Gobernación de Cundinamarca se está trabajando intensamente en el tren de cercanías, un corredor férreo ligero que circulará entre la carrera décima y el municipio de Facatativá. Se proyecta que tendrá 18 estaciones, 12 de las cuales estarán en la capital y las restantes en Mosquera, Madrid, Funza, sector El Corzo y Facatativá, que contará con dos paraderos, tendrá una extensión de 41 kilómetros, de los cuales 26 quedarán en Cundinamarca y los restantes 15 en Bogotá.
Este proyecto sin lugar a dudas, en sincronía con el metro y las troncales de Transmilenio, serán motor de desarrollo de la capital y la región sabana occidente del Departamento de Cundinamarca.
Se ha realizado un esfuerzo importante para reactivar el río Magdalena como eje fluvial del país, con el fin de garantizar la navegabilidad de este cuerpo hídrico hasta el océano Atlántico y su recorrido por todo el centro del país.
Justamente pasará por regiones como Barrancabermeja, Puerto Berrio, la Dorada, Honda, Girardot y Neiva, lo cual será una oportunidad para que todos los productos que se generan en estas regiones del país, sean llevados a través de este afluente hídrico hasta los puertos de Barranquilla y Cartagena.
Esto sin duda activaría en gran medida la economía del centro del país, no solo como corredor de bienes primarios, sino para garantizar la salida de manufacturas, aprovechando la disminución de costos de transporte.
En este sentido, debe ser una de las prioridades del Gobierno Nacional trabajar de la mano del sector manufacturero del país, con el fin de encarrilar nuevamente este rubro que ha dejado de contratar más de 60 mil personas tan solo en Bogotá en el presente año.
De esta manera se generarán alternativas de empleo y así se evitará nuevamente una masacre laboral, que conlleve a un ciclo económico negativo, determinado por la disminución del consumo, aportando una situación deficitaria a la economía nacional, que redunda en todas las variables macroeconómicas del país.
Sin duda, los retos que nos esperan son ambiciosos, pero el futuro es alentador, debemos confiar que el escenario que se avecina será el pilar que garantice un futuro prometedor para Colombia, debemos reconocer que se han tomado decisiones trascendentales, que darán un giro de 180 grados al país y cambiaran las expectativas de sus próximas generaciones, tal vez la transición ha significado un esfuerzo adicional, pero confiamos que este barco nos lleve a buen puerto.
A todos mis amigos lectores, El Concejal Roger José Carrillo Campo les desea Feliz Navidad y Un Próspero Año Nuevo…Bendiciones y esperanza para este 2018.
