¿Colombia sin agua?

Dom, 20/09/2015 - 15:45
Parece paradójico y hasta anecdótico que, en Colombia, el país que más agua dulce posee en el mundo por habitante, se piense en una sequía; es decir, somos los primeros en volumen de agua y, sin
Parece paradójico y hasta anecdótico que, en Colombia, el país que más agua dulce posee en el mundo por habitante, se piense en una sequía; es decir, somos los primeros en volumen de agua y, sin embargo, vamos rumbo al desastre. ¡Increíble! En agua, somos potencia mundial, y, pese a ello, nos acercamos cada vez más a una época de sequía sin precedentes, y lo peor es que no hemos tomado conciencia de ello. El agua dulce en el mundo es tan solo del 2% del total de la existente en la Tierra. Se encuentra representada en ríos, lagunas, reservorios, depósitos, aguas subterráneas, seres vivos (que tienen la misma proporción de agua que posee la Tierra) y aquella que transportan las nubes para hacerla caer en forma de lluvia. El agua cumple un recorrido maravilloso que comienza con la lluvia que riega la tierra y alimenta campos, bosques y ciudades, y luego es transportada desde cuencas hasta ríos (superficiales y subterráneos), y desde estos es conducida al mar, para que, por intermedio del movimiento producido por las olas y que mezclado en forma perfecta con el cloruro de sodio, el agua sea purificada y descontaminada. Después, el sol termina de limpiarla, la evapora y es absorbida por la atmósfera en forma de nubes, que el viento transporta y vuelve y llueve, con lo que se completa el perfecto ciclo del agua. El agua que se tomaban nuestros antepasados, desde el Homo Sapiens, es la misma que consumía la humanidad en otros tiempos y la que tomamos hoy día nosotros. El ciclo del agua cumple una función de preservación y purificación perfecta, es un milagro de la naturaleza, una de las grandes maravillas que hacen posible el existir. Colombia posee una riqueza inimaginable e incalculable: con tanta agua dulce a nuestra disposición, pensar en sequía o en falta de agua es absurdo. ¿Qué debemos hacer? No alterar ni acelerar el ciclo normal del agua; pero ¿cómo? Conservando el mayor tiempo posible el agua en el continente, a través de la construcción de grandes reservorios o lagunas en zonas estratégicamente localizadas a lo largo y ancho de toda Colombia. Es necesario, además, sembrar árboles en las casi 17 millones de hectáreas aptas para la reforestación que posee nuestro país y en los deforestados parques nacionales. Todo esto debe ser una política de Estado. Es menester empezar a adecuar y a construir los grandes reservorios. El Ministerio del Medio Ambiente debe implementar un juicioso plan de siembra de especies nativas en toda Colombia, sobre todo en los parques nacionales y en las riberas de los ríos que fueron taladas indiscriminadamente. Los árboles son los mayores productores de vida en la Tierra. Se me ocurre que el primer gran lago puede ser en los enormes agujeros que está dejando la explotación de carbón en el Cesar y en la Guajira. Allí almacenaríamos millones de metros cúbicos de agua, que se transportarían mediante un canal desde el río Magdalena. Desde estos depósitos de agua, se deben construir distritos de riego que lleven agua a todo el fértil campo colombiano, lo mismo que a todas las ciudades y pueblos de nuestra geografía nacional. El río Magdalena, por ejemplo, arroja al mar cada segundo 7200 metros cúbicos de agua (una barbaridad), equivalentes a 200 tractomulas cada segundo. Si el agua cuesta mucho más que el petróleo, lo que estamos votando es incalculable en valor. No podemos ni debemos seguir lanzando nuestro gran capital al mar, alterando y perjudicando el ciclo del agua, dañando y erosionando nuestras playas y, lo que es peor, acercándonos cada vez más a un punto de no retorno: una sequía permanente que asolaría y convertiría a nuestro hermoso país en un gran desierto. ¡Actuemos ya y con contundencia, pasa salvar nuestro más preciado tesoro!
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