¿De qué paz hablamos?

Todos nos referimos a la paz tan anhelada, esa que no hemos podido disfrutar durante décadas, no solo por el ruido de fusiles y la violencia generalizada que ya se percibe hasta en los hogares y calles de todo el territorio, sino esa que por los actos o falta de ellos por parte de los diferentes gobiernos que han permitido que la desigualdad, injusticias, corrupción, discriminación, desplazamiento y muertes en masacres, en falsos positivos, además de asesinatos selectivos y de ciudadanos del común, han hecho del país uno que casi se puede afirmar: sin mañana. Lograr acuerdos para parar la guerra conlleva a un futuro lleno de retos, de compromisos que no serán solo de los gobiernos sino de toda la ciudadanía. Nada será fácil, ni siquiera de comprender, porque si bien hay que parar la guerra con todos, también hay que dar toda una batalla para que los ciudadanos, niños y jóvenes, adultos mayores, vivan con la dignidad de la que hoy carecen. Las políticas sobre salud, educación, trabajo, tierras, deberán garantizarse y no como sucede desde hace años que no llegan a todos sino a una clase privilegiada. Si no se ha cumplido con quienes no han tomado el camino de las armas, ni el de engrosar grupos al margen de la Ley, las medidas deben cobijar a todos, absolutamente a todos. No se vería de buena manera que los acuerdos solo beneficiaran a unos y a los otros les tocara seguir viviendo sin dignidad, sin solución a sus más sentidas necesidades y sin un futuro con oportunidades, con justicia y respeto para todos. No más carreta y que los hechos sean la cuota inicial del cambio. Se necesitan miles de millones de dólares al igual que honestidad para que el país tome la vía del desarrollo. Ni hablar de los demás grupos que se han apoderado de parte del país imponiendo su Ley. Lo de la Habana no ha  sido fácil, pero lo que viene será muy difícil. Ya llega el cese bilateral del fuego y la dejación de armas por parte de las Farc ep. ¿Qué pasará con los demás grupos? Proteger a los ciudadanos del común sometidos por el propio Estado debe ser también una prioridad para sacarlos del oprobioso estado en que nos encontramos. De ello depende el éxito o el fracaso, pero cabe preguntarnos ¿De qué paz hablamos? @ljosevivero