Me llegó la hora. Estoy bloqueado, el bloqueo del escritor como dicen, o por lo menos eso creo ya que es la primera vez que me sucede. Y de repeso, me dan fecha límite estricta en esta Semana Santa. Para mañana y punto.
Escoger tema cuando la mente está alborotada es un suplicio. Es que son tantos los posibles temas, que ninguno aparece con claridad. Busco para tener un punto de partida. Si, busco y entro a las páginas de las principales revistas en medicina, JAMA, British Journal, Lancet, otras y quedo anonadado, son tantos los temas, tan diversos, tan profundos que me pierdo en el mar de la información. Recuerdo de pronto el texto de una diapositiva que tengo hace años y que utilizo con frecuencia en mis conferencias.
¿Dónde está la Sabiduría que perdimos en el Conocimiento?
¿Dónde está el Conocimiento que perdimos en la Información?
La información son 30.000 revistas médicas en el mundo.
(Publicado en uno de los British Medical Journal en 1991)
La información crece a ritmo exponencial. Si lo antedicho sucedía hace 20 años, imaginemos lo que pasa en la actualidad con la publicación de estudios médicos. Seis millones de artículos se publican anualmente en tan solo el campo médico. El cúmulo de información copa toda capacidad humana de recibirla, aun siendo selectivo a nuestra área de interés profesional, menos es aun la posibilidad de almacenarla y peor la de analizarla para su uso conveniente.
El conocimiento cambia constantemente. Solamente en un corto periodo de la humanidad, de Newton a Einstein y de él a Hawkins, las teorías más establecidas en física dan paso a nuevos enfoques. Lo que antes era “verdad”, ya deja de serlo. Un ejemplo médico: la práctica habitual de asepsia, de lavarse las manos para no transmitir infecciones, en alguna época no muy lejana, fue proscrita o ni siquiera se consideraba. Lo obvio ahora no lo era tanto en épocas pretéritas. Lo obvio hoy no lo será tanto en el futuro. La incertidumbre parece ser la única constante en la vida del ser humano. Tratamos de quitar la incertidumbre con cúmulos de información y conocimiento, más solo para llegar finalmente a la sabiduría. La información y el conocimiento ciertamente nos proveen de elementos útiles y necesarios, ayudan a mejorar la calidad de vida y han servido para aumentar su expectativa. Pero aparejado al volumen de datos proveídos por la literatura vienen también los opuestos, las divergencias, las opiniones divididas, con la consiguiente dificultad para escoger lo que es útil para un caso en particular. No tenemos recetas absolutas, tenemos guías, más no camisas de fuerza.
Es por ello que toda información y conocimiento deben pasar por un cedazo, el cedazo de la sabiduría. Cuando la mente se satura de información y conocimiento solo el corazón es capaz de desbloquearla y salir adelante.
Los médicos debemos desarrollar un juicioso equilibrio mental, utilizar la razón para procesar toda la información que nos es presentada y ejercer la sabiduría frente a cada paciente. El paciente por su lado, ante una enfermedad, escucha y decide. Escucha los datos, las estadísticas, los hechos que le presentan uno o más médicos, oye las alternativas terapéuticas, para al final como persona única e individual con historia propia, ser capaz de llevar todo al cedazo de su corazón y escoger lo mejor para sí y su familia. Sí, el paciente escoge, no el médico, este solo propone. Pero el que es poseedor de su vida es quien toma las decisiones, aun en situaciones de vida o muerte. Ya será tema para un siguiente escrito, “Quien toma las decisiones”.
Feliz viaje a tu interior.
www.medicointerior.com
El bloqueo del escritor
Vie, 22/04/2011 - 23:58
Me llegó la hora. Estoy bloqueado, el bloqueo del escritor como dicen, o por lo menos eso creo ya que es la primera vez que me sucede. Y de repeso, me dan fecha límite estricta en esta Semana Santa.